En la rueda de prensa posterior a la eliminación del Atlético de Madrid (¡ante Osasuna de Pamplona!) en la Copa del Rey, César Ferrando se llenó la boca dando doctrina sobre lo valiente que era él y lo cobardes que eran (o éramos, quizás) los demás. Pero en cuanto su representante ha conseguido amarrar el finiquito por una temporada (la que, equivocadamente, le amplió en su día el club) que al final no va a trabajar, Ferrando ha empezado a repartir por ahí "gominolas" para todos, especialmente para el presidente Enrique Cerezo, a quien llama despectivamente el "cuatro de copas"... ¿Valentía?... ¿Cobardía?... Me río yo de los valientes que se llevan ciento cincuenta millones brutos al año.
Dice Ferrando que Cerezo forzó su salida. ¡Error, craso error!... La salida de Ferrando la ha provocado una temporada lamentable, un año futbolístico plagado de frustraciones y mal juego por parte del Atlético. En su afán por defender lo que no tenía defensa posible, Ferrando llegó a esgrimir la peregrina idea de que él había empezado por trabajar la línea defensiva y que eso había dado buenos resultados puesto que el equipo sólo había encajado 34 goles, habiéndose convertido en el tercero menos goleado de la Liga únicamente por detrás de Barcelona y Real Madrid. Supongo que, línea por línea, Ferrando se habría dedicado luego a trabajar con los porteros, más tarde con los centrocampistas y, por fin, habría llegado a los delanteros allá por la temporada 2007-2008. Una línea, dos líneas, tres líneas... ¡Bingo!... A eso le llamo yo un proyecto a largo plazo, sí señor.