No hay diplomacia como los negocios. El Gobierno de Canarias ha fletado un chárter de empresarios y políticos a Rabat, en medio del frontón de diputados y concejales rebotados de El Aaiún. Dos ciudades, dos expediciones, dos caras de la misma izquierda de siempre, dividida entre levantar a los oprimidos o atender a los negocios, entre el tercermundismo y los vuelos sin escalas.
Neus Canellas, miembro de la expedición catalana rechazada este miércoles en El Aaiún, no reconoció la autoridad de los agentes marroquíes que la devolvieron a empellones al avión. “Exijo hablar con el representante de la ONU”, dijo a uno de los gorilas, mientras las cámaras grababan el forcejeo. Pero los cascos azules no acudieron al rescate de Neus, que se indignó por ello tanto como por la inhibición del Ministerio español de Exteriores. Pobre Neus, dos decepciones en el mismo día: Moratinos no está y a la ONU no se la espera. Cría cuervos multilateralistas y te sacarán los ojos. La izquierda de a pie invoca a la MINURSO, y así le va, siempre sin bajar de la escalerilla. En cambio, la izquierda airbus, la fetén de la buena, prefiere a Moratinos y Benaissa, y fíjate, dulce Neus, todo es duty free para ella.