La manifestación convocada en Madrid por las víctimas del terrorismo se ha convertido en la escenificación de la más dura realidad política. Estamos asistiendo a una estrategia nunca vista en la democracia española. Hasta ahora los distintos Gobiernos habían tratado a las víctimas con más o menos fortuna, pero nunca las habían despreciado. Es cierto que durante muchos años no se les había reconocido públicamente, y que ahora, ese reconocimiento es general. Pero nunca habíamos visto este ataque sistemático, permanente y constante contra las ellas.
La frialdad con que la Vicepresidenta del Gobierno ha tratado la manifestación de Madrid después del Consejo de Ministros es la demostración final de cómo este Ejecutivo trata y valora a las víctimas del Terrorismo. La sociedad española tiene todos los motivos para avergonzarse de un Gobierno incapaz de apoyar una manifestación promivida por aquellos que han sido objetivo del terrorismo etarra.
Ha dicho De la Vega que respeta la convocatoria. ¿Cómo podemos entender ese respeto? ¿Es el mismo que este Gobierno ha utilizado con la asignatura de religión, con la familia, con las heridas de la guerra civil o con el archivo de Salamanca? Este Gobierno no entiende de respeto; sólo entiende de dividir y de sectarismo. Y esa receta la aplican a todo y a todos. Y en este caso además esta actitud nos deja claro que el Gobierno está en contra de las víctimas.
Esta forma de actuar del Gobierno hacía las víctimas, se escenifica de la manera más deleznable en la persona de Gregorio Peces Barba. El Comisario de Zapatero para las víctimas no ha podido ser más ofensivo hacia los que, en teoría, tenía que defender. Peces Barba había quedado inhabilitado hace mucho tiempo. Ahora ya no puede estar un minuto más en ese puesto. Se ha convertido en un insulto contra las víctimas que necesitan siempre todo el apoyo, toda la solidaridad y toda la comprensión. Por favor, que dejen de jugar con nosotros.