El Comité de Competición ha impuesto al futbolista africano Samuel Eto'o doce mil euros de multa por sus gritos de "Madrid, cabrón, saluda al campeón". Las matemáticas están precisamente para estas cosas: puesto que Eto'o repitió hasta en seis ocasiones diferentes su cántico, cada uno de los "Madrid, cabrón, saluda al campeón" le salen al camerunés por dos mil euros, al cambio unas trescientas veinte mil pesetas. ¿Cuánto ganará aproximadamente al año Eto'o?... ¿Cuatrocientos millones de pesetas?... ¿Quinientos?... Eso más los incentivos, naturalmente. Bueno, pues el Comité de Competición le ha sancionado a Eto'o con cuarto y mitad de uno de sus innumerables incentivos. Por ejemplo, el del "pichichi".
Alfredo Flórez se ha mostrado vivamente interesado en filtrar a la prensa que el castigo es ejemplar, el mayor en los últimos nueve años, pero si, como asegura textualmente en su resolución Competición, "la celebración de un título aumenta la repercusión que pueda tener una semilla de futura violencia", la sanción de Eto'o resulta ridícula, una auténtica estafa. Y resulta más ridícula todavía si, como explica el Comité que preside Flórez, el suceso se puede enmarcar en el artículo 86. O sea, que la cantidad podría haber ascendido a treinta mil euros. ¿De treinta mil a doce mil?... ¡Uhhh, qué miedo!... ¡Con un castigo como ése seguro que Eto'o volverá a pensárselo la próxima vez antes de insultar a nadie!