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Ignacio Villa

La nueva bodeguilla

Zapatero quiere dividir a las víctimas, desde el Gobierno se va a intentar laminar la convocatoria del 4 de junio y el presidente utiliza cenas de amigos para contar lo que se ha negado a explicar en el parlamento a todos los ciudadanos

Faltaba por irrumpir en escena, y ya lo ha hecho este fin de semana. Ya tenemos con nosotros la "nueva bodeguilla" de la era Zapatero al más puro estilo felipista. Es cierto que no tiene un recinto definido y cerrado, es más bien una bodeguilla itinerante. Según los intereses del presidente Zapatero, según las intenciones del Gobierno y según las necesidades de intoxicar que tenga el Ejecutivo. La "nueva bodeguilla", por lo que hemos visto este fin de semana, se celebra en un terreno fuera de la Presidencia del Gobierno, pero con el claro objetivo de llegar a los medios utilizando a quién sea. En este caso el que ha caído en el embrollo y se ha dejado "encantar" por Zapatero ha sido Fernando Savater.
 
De un tiempo a esta parte es evidente que en Moncloa se vive en una constante situación de nervios. Eso es lo que sólo podría explicar esta catarata de errores y de malos entendidos que estamos viviendo desde que Zapatero se ha decidido por dinamitar en público toda la política antiterrorista de estos últimos años. Desde el Gobierno se utiliza la intoxicación a toda máquina, pero se hace con torpeza y de forma tan rudimentaria que están rompiendo, incluso, con la tradición socialista de mentir con más credibilidad.
 
Después de lo visto, es lamentable observar como el propio Zapatero escogió a Savater como el objeto de su penúltima maniobra política. ¿Cena de amigos? Más bien trampa de enemigos. En ella el presidente del Gobierno desliza algunos datos sobre la situación de ETA y la negociación; Savater entra al trapo y le falta tiempo al filósofo para criticar la manifestación de las víctimas del terrorismo del 4 de junio. Savater, el mismo que hace unos días criticaba a López por recibir con frialdad a María San Gil le ha bastado una sobremesa de una cena primaveral para dejarse embaucar por Zapatero.
 
Lo que pasa es que ha sido todo tan torpe, que les ha salido muy mal. Savater ha salido deprisa y corriendo intentado rectificar lo que ya no tenía marcha atrás. Y después de todo se aclara más el paisaje. Zapatero quiere dividir a las víctimas, desde el Gobierno se va a intentar laminar la convocatoria del 4 de junio y el presidente utiliza cenas de amigos para contar lo que se ha negado a explicar en el parlamento a todos los ciudadanos.
 
Como si de un niño travieso se tratara, este Gobierno va intentando tapar sus propios errores con nuevas torpezas; cada vez mayores y de más calado. No tienen orden, ni concierto. Y desde luego, ¿qué se puede esperar de un presidente que se dedica a intoxicar en cenas de amiguetes? Les dejo a ustedes la respuesta.

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