A cada elección europea me extraño y me indigno por una concepción bastarda de la democracia que nos da derecho, a los españoles residentes en Francia a votar dos veces, y no sólo en las europeas, también en las municipales: una en el país de residencia y otra en España. Somos europeos privilegiados con derecho a doble voto, un abuso. Y como ocurre lo mismo con los franceses residentes en España, los italianos en Alemania, y así sucesivamente en los países de la UE, seríamos ¿cuántos? uno o tres millones, o más, con el privilegio del voto doble, un aquelarre. Yo, desde luego, con admirable espíritu cívico, sólo voto en España, pero tengo amigos que votan dos veces, y cuando les critico, se ofuscan: “Pero, es legal, me dicen”. Es legal, pero no moral, y constituye otro buen ejemplo del desorden burocrático europeo.
En todos los últimos sondeos sobre la Constitución, el “no” ganaría con un 52% de las intenciones de voto, y estamos a finales de la campaña ya que la votación tendrá lugar el próximo domingo 29. Esto, claro, irrita muchísimo a los partidarios del “sí”, y los hay quienes ya están preparando sus maletas para abandonar sus ministerios, y pasarse a la economía privada o paralela. O mejor dicho, esto irritaba y preocupaba hasta la publicación de un artículo de Rodríguez Zapatero en Le Figaro de ayer, gracias al cual han recobrado esperanzas y seguridad en la victoria del “sí”, puesto que Zapatero lo dice, y es bien sabido que Zapatero es gafe. Mis informaciones son contradictorias, según algunas el artículo lo hubiera escrito Carmen Calvo, maestra incomparable en el arte de decir sandeces, según otros sería uno de los 25 “negros” del Presidente Chirac. El texto se inspira en los famosos molinillos de plegarias budistas, que repiten, crujientes, frases hueras, tan hueras que, a mí entender, el texto lo hubiera podido escribir Moratinos. Sólo citaré una cursilería y dos mentiras. Siguiendo la corriente a ilustres mequetrefes, afirma que Víctor Hugo fue el fundador mitológico de esta Constitución. En cambio no cita a Leon Trotski, quien, sin embargo, en los años treinta del pasado siglo escribió un folleto: “Los Estados Unidos de Europa”, en donde defendía la idea de una Europa unida y, claro, socialista. En lo mismo están muchos hoy, pero no lo dicen tan claramente como “el viejo”, asesinado por un camarada de Manuel Azcárate y Julián Grimau. La primera mentira que quiero citar es cuando afirma, soberbio, que la “inmensa mayoría de los españoles ha dicho “sí”, porque todos sabemos –hasta los lectores de Le Figaro–, que la inmensa mayoría de los españoles se refugió en la abstención, lo cual fue un error, y el PP pagará las consecuencias.