Los Rolling Stones no sabían que existiría alguien como Zetapé cuando compusieron aquella canción, pero hela aquí que su título resume su política antiterrorista, y lo de política hay que tomarlo con grano de sal, desde que ganó las elecciones: “Simpatía por el diablo”. Me vino a la cabeza viendo al presidente en el debate y oyendo sus circunloquios para decir y no decir que está dispuesto a negociar con la ETA. Sí y no al mismo tiempo, las dos caras de la mentira reunidas para suministrar una de cal y otra de arena a los telediarios. Esos en los que no aparecerán las víctimas de la banda. Esas víctimas cuya dignidad y memoria se han vuelto menos importantes para la cúpula del PSOE que las de las víctimas del franquismo y de un bando de la guerra civil.
No sólo menos importantes. Serán moneda de cambio. Ya lo son. Por primera vez, un gobierno nacional emplea el lenguaje que vienen utilizando desde hace décadas los terroristas y sus cómplices. También ellos han querido siempre abrir un “proceso de paz”, una “negociación” para resolver “el conflicto”. Parapetados tras aquel sondeo de la tregua-trampa que hizo Aznar, Zetapé y su cohorte callan, cucos que son, acerca de su resultado. Nulo, como el de anteriores intentos de “diálogo”, y contraproducente. Lo recordaba Mikel Buesa en ABC. Aquella tregua supuso la retirada de la escolta a muchos amenazados, el abandono de la investigación policial, y finalmente, nuevos asesinatos, el primero, el de su hermano Fernando. Todo ello, con la colaboración especial del consejero Balza. Consecuencias de la simpatía por el diablo.
Pero el drama no es sólo que el socialismo gobernante vuelva a tomar el camino torcido en la lucha contra la ETA. Es que el estado de la nación tras el debate, y aun antes de él, quede reflejado en otra canción, aquella de los Beatles, Strawberry fields. “Nada es real…es fácil vivir con los ojos cerrados”. La madre de Joseba Pagazaurtundua titulaba su misiva a Patxi López “Carta a los nuevos ciegos”. Hablaba de los que mantendrán los ojos cerrados hagan lo que hagan los dirigentes socialistas, a los que ven únicamente las siglas y la divisoria derecha-izquierda, a los que serán incondicionalmente leales al PSOE, aunque traicione éste a las víctimas y a sus familiares. Es ése un rebaño amplio, como ya se vio cuando el felipismo produjo los GAL, la corrupción y otros desmanes.
Y aún son, los ciegos, muchos más. Pues están los que se dejan engañar porque quieren ser engañados. Los que aceptarán la carta falsa que saque Zetapé, si la saca, de su baraja trucada. Aún no ha declarado la ETA una tregua, recién la banda ha querido aprovisionarse de material mortífero, y ya se han llenado los campos de fresa de gente con los ojos vendados. El gobierno reparte vendas a diario. Sus medios de comunicación afectos las distribuyen sin ruborizarse. También ellos están hechos a prestar esos servicios. Y a descalificar al que no quiera ponérsela: está contra la paz, quiere que la ETA siga matando, es profeta del Apocalipsis.