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Juan Carlos Girauta

El calamar gigante

El PSOE se puede permitir todos los estropicios de sus novatos, de sus anacletos y de sus estadistas de todo a cien porque en el último momento llega Rubalcaba y le da un vuelco fulminante a la verdad

De los maestros del embuste que los siglos han dado, él es uno de los más creativos: se mira en el espejo, estudia sus defectos y acto seguido se los atribuye al contrario. Su nombre merece constar, en mayúsculas, en los tratados de la insidia. Tenían los socialistas diversos modos de hacer frente al chaparrón que iba a seguir a la tenebrosa entrevista ZP-Ibarretxe. Las intenciones las había revelado tontamente Blanco, que es un libro abierto (de cocina). Pues bien, Rubalcaba ha elegido el modo más demoledoramente mendaz: denunciar que el PP no quiere que se acabe con ETA porque eso le impediría seguir utilizando la política antiterrorista contra el gobierno.
 
Lo dice el hombre que hostigó más allá de cualquier límite ético y legal al gobierno de la Nación en una jornada de reflexión con España en estado de shock. Ah, qué extraordinario actor; su voz, su expresión facial, son de absoluta sinceridad. Es difícil no admirar la audacia del creador del hit “España no merece un gobierno que mienta”, sus dardos posmodernos, envenenados y certeros. Cuando habla un Cuesta cualquiera, o un Caldera, y no digamos un Blanco, nadie se cree una palabra, empezando por la militancia socialista. No importa. El PSOE se puede permitir todos los estropicios de sus novatos, de sus anacletos y de sus estadistas de todo a cien porque en el último momento llega Rubalcaba y le da un vuelco fulminante a la verdad. Ni el más astuto de sus adversarios puede anticipar las maquinaciones de esta mente diabólica, que siempre pone a los de Rajoy a la defensiva cuando llevan ventaja. Restablecer después la lógica, la justicia de los hechos desnudos, exige toda la paciencia del mundo.
 
A ver cuánto tarda la oposición en disipar la tinta reciente para que pueda el ciudadano volver a ver lo que hay, al menos hasta que el calamar gigante tenga otro momento de inspiración. Y lo que hay es un PSOE chuleado por los separatistas. Y el bloqueo de medio centenar largo de comparecencias en la Comisión del 11-M. Y extraños lazos entre cargos socialistas asturianos y terroristas islámicos. Y la moda de los apagones informativos propiciada por los delqueremos saber. Y, en la memoria, la manipulación masiva de atentados terroristas con fines electorales. Y la negativa a convocar el Pacto contra el Terrorismo ante la creciente evidencia de las negociaciones en marcha con la ETA. Y la vista gorda oficial al PCTV que conculca la Ley de Partidos. Y una entrevista opaca con el lehendakari en funciones mientras Blanco establece que la única información que quieren los españoles es la de que ETA ha dejado las armas y ha llegado la paz (o sea, que los españolesno quieren sabera cambio de qué). Y un clamoroso olvido del principio según el cual no se debe pagar un precio político por la paz. Todo repentinamente oscurecido por la negrísima tinta del gran calamar.

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