Hoy me habría gustado escribir de cosas serias (por ejemplo, el combate que Marvin "Maravilla" Hagler y Tommy "La Cobra" Hearns protagonizaron en Las Vegas el 15 de abril de 1985, aquello fue pura dinamita), pero Fernando Alonso no me ha dejado. Lo único que yo puedo decir al respecto de la rueda de prensa que ofreció este jueves Fernando es que a mí Emilio de Villota, Adrián Campos, Pedro Martínez de la Rosa o Marc Gené siempre me han parecido unos auténticos caballeros. Los dos primeros, condenados a correr con el "tronco-móvil" de los Picapiedra, abrieron una brecha inédita para el automovilismo español; por su parte Pedro y Marc, pilotos inteligentes y veloces donde los haya, ya han demostrado que dan la talla cuando les saca el entrenador y siguen soportando su situación de "probadores" con estoicismo y poniéndonos a todos buena cara. Supongo que los periodistas deportivos tuvimos que "revolotear" también a su alrededor, y espero que nuestro zumbido no fuera para ellos demasiado desagradable.
Mi experiencia es la siguiente: durante un par de temporadas (1998-1999 y 1999-2000) dirigí en "Radio España" un programa dedicado al mundo del motor llamado precisamente "Motor en Marcha"; siempre que requerimos la presencia de Pedro Martínez de la Rosa o Marc Gené (también, por descontado, la de Adrián Campos o Emilio de Villota) atendieron nuestra llamada con cariño, respeto, profesionalidad y, sobre todo, paciencia, mucha paciencia. Ninguno de ellos cuatro logró nunca ni una sola victoria en la Fórmula Uno, pero he de reconocer que, a nivel estrictamente personal, conquistaron inmediatamente mi corazón y se ganaron para siempre mi lealtad y admiración inquebrantables. Cuando ellos corrían, yo corría; cuando ellos se salían de la pista, me salía yo también; cuando cualquiera de ellos lograba adelantar a un piloto rival, era yo quien adelantaba.
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