La entrevista callada y cruel de Ibarreche y Zapatero es una más de un proceso indigno, que será celebrado por los terroristas y nacionalistas a la vez que pondrá de rodillas a los demócratas. En verdad, nada de España le importa a Zapatero, excepto dar un golpe político que le asegure el poder para otro mandato. El proceso iniciado antes de las elecciones vascas entre Zapatero y los nacionalistas sólo busca ese “golpe político”. La economía, la sociedad, la educación, el desempleo, en fin, la nación son para Zapatero juegos para entretener a la oposición. A él sólo le preocupa dar un golpe de efecto, algo sonado, que lo mantenga en el poder. Zapatero ha entendido bien la sociedad hedonística, en cierto sentido, ovina y conformista que le ha tocado en suerte.
Por eso, precisamente, él no se hace cuestión de si cede o no ante los terroristas, tampoco se plantea que hayan muerto miles de personas por defender la libertad en Vascongadas, y menos aún hace discursos sobre la dignidad de la nación, o sea, de los españoles. Nada de eso le interesa. Su objetivo es simple y vulgar como esa parte de la sociedad a la que se dirige. Si algo no había quedado claro en este dramático proceso, su hombre fuerte en el PSOE, José Blanco, lo ha expresado con la contundencia del hombre carente de ilustración al apostillar: “Lo importante es que ETA abandone las armas. No la forma cómo se logre”. He ahí quintaesenciado el “golpe político” que pretende Zapatero. No les importa cómo se logre, cuáles sean los medios morales o inmorales, sino alcanzar la paz de cementerio de una confederación ibérica, que ya ha empezado a funcionar en lo que antes era España.
En efecto, porque España, hoy, es más un gentío que una nación, más una “sociedad” lanar dispuesta a consumir cualquier basura televisiva que un conjunto de grupos humanos vertebrados por ciertas ideas, digo que hay preguntas, y otros tantos planteamientos, que un político realista no debería hacerse. Aunque bien intencionadas, retóricas, por ejemplo, me han parecido todas las preguntas que Acebes formulaba ayer a Zapatero. ¿Ha renunciado el Gobierno a la derrota definitiva de ETA?, o ¿ha retirado ya Ibarreche su plan?, son preguntas, en efecto, retóricas porque a la altura de esta película, titulada fin de la nación española, parecen poco realistas o, peor todavía, un autoengaño para eludir el verdadero problema, a saber, que Zapatero ha dejado fuera de juego al PP y ha maniatado a la mejor de la sociedad española. Zapatero no ha presentado un proyecto sino que está ejecutando (sic) una confederación de tierras ibéricas a la que finalmente el PSOE en pleno, incluido el pobrecito Rodríguez Ibarra y el nihilista Chaves, darán su visto bueno.
Porque el partido, el PSOE, es todo y la nación, España, nada, el proyecto secesionista de Ibarreche está más que superado por la confederación que ha propuesto Zapatero. Cualquier hombre con dignidad política no debería ignorar que Zapatero e Ibarreche ya están en otro proceso, en otro calendario, que nada tiene que ver con la construcción de una nación democrática que defiende la libertad e igualdad de todos los españoles. No, señor Acebes, no trate de engañarse con sus preguntas, sin lugar a duda, certeras, pero retóricas, insisto, cuando medio país pasa del País Vasco y al otro medio no le importa nada España.
Así de cruda está la cosa… Da rabia, sobre todo, si reparamos en que hace un año y medio aproximadamente, los terroristas estaban casi derrotados y los nacionalistas pedían tiempo. Lo cierto es que, después del 11-M y la subida del PSOE al poder, los terroristas no sólo han vuelto a las instituciones democráticas con la ayuda del Gobierno de la nación, sino que están negociando con Zapatero la rendición de España a sus peticiones. La Asociación de Victimas del Terrorismo, el Foro de Ermua y otras tantas asociaciones cívicas contra el terror no cuenta para el Gobierno de la nación. Son sólo un recuerdo para quienes alguna vez lucharon por la dignidad de una nación, que hoy sólo aspira a engordar bajo el golpe político de Zapatero: “ETA ha dejado las armas”. Terrible.