La NBA, que sí es una Liga seria, no se anda con chiquitas cuando de defender la honorabilidad de sus árbitros se trata. Personajes como Ortí, Núñez, Gaspart o Caparrós, para quien, por cierto, ahora que le van bien las cosas "to er mundo e gueno", no durarían allí ni medio asalto. Sirva como ejemplo gráfico de esto que digo lo que le ha sucedido a Jeff Van Gundy, entrenador de los Rockets de Houston, quien declaró el otro día ante un grupo de periodistas que un árbitro le llamó para decirle que sus compañeros iban a poner mayor atención en las acciones de su jugador Yao Ming debido a la presión que había ejercido con anterioridad el propietario de los Mavericks, Mark Cuban, el dueño más joven de una franquicia de la historia de la NBA. Sólo por decir eso a Gundy le ha tocado el "premio gordo de la lotería", una multa histórica de 100.000 dólares.
Esto de las multas no es tampoco la panacea universal, depende del dinero que tengas en la cuenta corriente. Pero no todo el mundo es estrafalariamente millonario como Mark Cuban. El ha pagado más de un millón de dólares en multas desde que es dueño de Dallas, y siempre entrega a la beneficencia la misma cantidad con la que le han castigado. Es más, presume de lograr publicidad gratuita gracias a los varapalos económicos de la NBA. Lo bueno que tiene también la liga estadounidense de baloncesto profesional es su inmediatez. Van Gundy insistió durante un entrenamiento en acusar a los árbitros por haberse dejado amedrentar por Cuban y horas después era castigado con los 100.000 dólares de rigor... ¡Sólo unas horas después!... Aquí la "justicia deportiva" tarda meses, cuando no años como en el caso del cierre del Nou Camp, en hacer efectivos sus castigos. Y si no, ¡amnistía, libertad!...