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Un nuevo capítulo

En la crisis de Ucrania la Unión hizo un gran papel, a costa del silencio de Alemania y Francia ¿Qué harán ahora? Rice se lo ha puesto complicado

Las crisis se suceden pero los problemas de fondo permanecen. Todos sabemos que Europa es la campeona de la democracia y que nadie puede dar lecciones al Viejo Continente sobre este tema. Sin embargo, con su habitual osadía, Estados Unidos, al fin y al cabo sólo la más antigua democracia de la Tierra, se cuela en nuestro corral y vuelve a poner en evidencia a sus aliados. Si antes fue Ucrania ahora es Bielorrusia y Dios sabe qué puede ocurrir mañana.
 
Para el ciudadano medio europeo resulta evidente que es bueno que la democracia se expanda, pero siempre y cuando no implique riesgos para su seguridad. Europa es un invernadero de civilización. El resto del mundo es salvaje y no necesariamente preparado para convivir con sus iguales de forma civilizada.
 
Para los responsables de la Unión Europea, con Javier Solana al frente, es misión irrenunciable promover la democracia más allá de sus fronteras, porque sólo así se asegurarán un entorno pacífico y constructivo. Pero, para Alemania y Francia, lo fundamental es Rusia. Allí han invertido mucho dinero. De allí dependen importantísimos suministros energéticos. Tratan de construir con Moscú un entendimiento que les permita controlar a Estados Unidos, aislándolo en Naciones Unidas cuando quiera ir más allá de sus intereses. Rusia no es una democracia. Más aún, la democracia está retrocediendo... pero eso no es fundamental. Europa debe entenderse con la vieja Rusia aunque eso implique olvidarse de las legítimas demandas de los ciudadanos rusos y sus vecinos.
 
En la crisis de Ucrania la Unión hizo un gran papel, a costa del silencio de Alemania y Francia ¿Qué harán ahora? Rice se lo ha puesto complicado. Su disposición a la inacción se hace más difícil tras la reunión de la Secretaria de Estado con los opositores bielorrusos y el planteamiento del problema en el Consejo Atlántico ¡Qué impertinencia!
 
Unos y otros, americanos y europeos dicen estar comprometidos con la expansión de la democracia. Nadie pone en duda que los valores que sustentan a esta forma de gobierno son universales. Sin embargo, a la hora de la verdad Estados Unidos es coherente con su nueva política exterior, porque es nueva, mientras que Europa es fiel a su Historia, a ese ejercicio de cínico realismo por el que la pervivencia del bienestar europeo justificaba perfectamente la amable convivencia con dirigentes de la peor especie.
 
No hay tregua. Estados Unidos sigue avanzando paso a paso. Apoyará a los demócratas de la vieja órbita soviética y ha explicado claramente a los mandatarios rusos cuáles son sus intenciones. Mientras tanto, la Vieja Europa se aferra a sus viejos instintos sin querer entender que el mundo ya no es el mismo ¿Dejarán alemanes y franceses actuar libremente a Javier Solana?

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