El pasado miércoles Real Madrid TV emitió en vivo y en directo, sin manipulaciones ni censuras previas, la rueda de prensa, realmente crítica hacia el comportamiento del club, que ofreció el jugador portugués Luis Figo. ¡Lancemos, pues, nuestros birretes al aire! ¡Descorchemos diez, que digo diez, descorchemos cien, mil, cien mil botellas de Möet Chandon porque la libertad de prensa no corre peligro en España!
El periodista del diario "Marca" que, feliz cual tierno infante a quien acaban de comprar un par de zapatillas de deportes, resalta la objetividad de los medios de comunicación que llevan la "marca Real Madrid", quizás habría considerado más normal que, en mitad de la rueda de prensa y a medida que Figo fuera aumentando el nivel de sus críticas, el micrófono de la sala de prensa de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas se hubiera ido escondiendo, como en el programa "59 segundos" de Televisión Española. Desconozco lo que ocurrirá en otros equipos, pero el Real Madrid ha sido elegido hace bien poco por la FIFA "mejor club del siglo XX". ¡Sólo faltaría que interrumpieran las transmisiones con "Soldado de Nápoles" o "Ganando Barlovento" cada vez que no les gustara algo!
Por otro lado, todos coincidieron en calificar como inoportunas las declaraciones de Figo, pero a renglón seguido, desde Michel hasta Ronaldo, pasando por Emilio Butragueño, han entrado al trapo de las declaraciones del portugués. Ronaldo, por ejemplo, afirmó que "hablando no se consigue un sitio en el equipo"; y eso lo dice quien, al verse sustituido a falta de siete minutos para el final de un partido, le puso caritas raras al entrenador. El buitre comparó la situación de Figo con la suya propia cuando Jorge Valdano decidió sentarle en el banquillo. No tiene nada que ver: cuando Valdano sentó a Butragueño, éste llevaba ya dos largos años tocando la mandolina.