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EDITORIAL

ZP o el talante de la mentira

Para que el gobierno los trate como apestados políticos no hacen falta “pruebas jurídicas”, sino convicciones morales

Ya no se sabe que puede resultar más preocupante si la condescendencia con la que el gobierno de Zapatero ha permitido a ETA mantener y aumentar su representación parlamentaria, o la insensible y cobarde tibieza de no pocos medios de comunicación ante la histórica y cada vez más generalizada degradación política que estamos padeciendo en España.
 
Y es que los grados de hipocresía con los que Zapatero se ha permitido este miércoles justificar en el Congreso su complicidad ante la innegable y engrosada permanencia de diputados proetarras en la cámara vasca, sólo es posible por la seguridad que le dan a los socialistas el poder de Prisa y los letales complejos de sus adversarios mediáticos.
 
Zapatero ha empezado por tratar de hacernos creer que son “insuficientes” la legión de pruebas que hacían y siguen haciendo evidente el carácter proetarra de PCTV. Vamos, como si no fueran suficientes las que ya conocemos, por no hablar de los informes policiales que el gobierno oculta o del más reciente descubrimiento como ha sido la de que un ex preso de ETA fuera quien gestionó los permisos para un mitin en Vizcaya.
 
Zapatero, simplemente, miente. Si de verdad se creyera él mismo que “no hay por donde cogerles”, en lugar de disponerse a dialogar con ellos, se opondría de raíz a cualquier contacto con quienes, como estos nuevos diputados de ETA, se han negado a condenar a la organización terrorista y han equiparado el crimen de Miguel Ángel Blanco con la legislación pactada y aprobada por PP y PSOE la pasada legislatura. Para que el gobierno los trate como apestados políticos no hacen falta “pruebas jurídicas”, sino convicciones morales. Y eso es precisamente lo que le falta al gobierno de España desde el 14-M, y al PSOE, desde mucho antes.

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