De repente a Johanssen, el único titular blanco del flamante equipo de baloncesto, le surge una inquietud intelectual irrefrenable y exige ser recibido en su despacho por el "legendario entrenador" Buster Roth, el Roy Williams de Dupont. Johanssen, que quiere apuntarse como sea a una asignatura que se llama "La época de Sócrates: Racionalismo, Irracionalidad y Magia Animista en el Pensamiento Griego Primitivo", insiste machaconamente en que no está aprovechando del todo la oferta académica de la prestigiosísima universidad en la que juega al baloncesto. Este es un extracto de dicho capítulo:
-"Ya sabes que lo que hacemos aquí en Dupont es básquet del bueno, Jojo -prosiguió el entrenador con la voz más tranquila del mundo-. No hay básquet mejor que el que hacemos aquí, pero esto también es una universidad, y yo me considero profesor, y soy profesor. Sé que algunos jugadores me escuchan decirlo y se creen que lo digo porque queda bien, pero lo digo de corazón, en la vida he dicho nada tan de corazón. Hablábamos de Sócrates, ¿verdad? Bueno, pues Sócrates era griego, y en la época de Sócrates los griegos tenían un refrán: mens sana in corpore sano, mente sana en cuerpo sano".
"Jojo no tenía la más remota idea de griego, pero, por alguna razón, aquello no le sonaba a griego. Se parecía más a... Ése era el problema, no tenía ni idea de a qué se parecía más. Se moría de ganas de interrumpir al entrenador para demostrarle la potencia del cerebro Johanssen, y sin embargo no le habría servido de mucho pegarle un corte diciéndole que tenía la intuición de que se equivocaba, porque no sabía ni de lejos cuál era la explicación correcta."
-"¿Lo ves? -continuó el entrenador-. Los griegos sabían algo que nosotros hemos perdido de vista. Una buena mente no sirve de mucho a menos que forme un todo -levantó las manos y entrelazó los dedos- con un buen cuerpo. Mens sana in corpore sano, que en griego significa: "Si quieres una gran universidad, más te vale tener un buen programa deportivo"...
El "legendario" Buster Roth se consideraba a sí mismo un profesor universitario, pero en realidad no lo era en absoluto, sólo era un entrenador de baloncesto a quien no le hacía ninguna gracia que aquel griego llamado Sócrates se interpusiera entre él y uno de sus pivots. Sin embargo el entrenador Ken Carter sí puede ir por ahí presumiendo de ser un verdadero profesor universitario. En 1999, después de dieciséis victorias consecutivas de la High School de Richmond, Carter adoptó una polémica decisión que dio en su día la vuelta al mundo: cerró el gimnasio para evitar que los chicos jugasen al baloncesto. ¿Cual era el motivo?... Sólo uno: su bajo rendimiento académico...