El gobierno de François Hollande, conducido por el primer ministro Manuel Valls, fue obligado a dimitir por él mismo para barajar intencionalmente otros nombres en aras del cambio que iba a ser "maintenant" (ahora), y que todavía, dos años más tarde, no ha tenido lugar.
Ayer se dio a conocer el nuevo gabinete, ciento cuarenta y cinco días duró el primero, y ha habido tres sorpresas espectaculares y nada más.
Hollande y Valls supieron quitarse a los ministros que le hacían sombra y que podríamos llamar críticos, el de la Educación, el de Economía y Finanzas y la de Cultura.
Francamente, ha habido cambios para probablemente no cambiar nada, sólo que ahora tenemos a un ex banquero (sustituyendo a Arnaud Montebourg) de la Banca Rothschild como ministro de Economía y Finanzas, con muy poco historial ministerial y sin ser elegido, su nombre es Emmanuel Macron, y entre los detalles de su curriculum vitae que la televisión francesa ha destacado hoy es que su mujer le lleva veinte años y era una de sus profesoras en el Liceo.
La nueva ministra de Educación que sustituye a Benoît Hamon a pocos meses de haber sido elegido y a pocos días del inicio del curso escolar es la conocida ex vocera del gobierno Najat Vallaud-Belkacem, conocida por su frialdad, sus respuestas al estilo de un robot, extremadamente militante de la supra izquierda. Veremos, porque el dossier que se le presenta no será nada fácil de resolver. Es la primera mujer en ser nombrada en ese ministerio.
La que verdaderamente me entusiasma es Fleur Pellerin, nueva ministra de Cultura y Comunicación, nacida en Seúl fue recogida siendo un bebé en un basurero; tiene un historial impecable, estudios sólidos, simpática, cultivada, brillante. Es con Najat una de las figuras de mayor popularidad, pero sin la frialdad y el robotismo de la primera, y mucho más inteligente.
Por lo demás, no veo cambios significativos. El desempleo sigue en alza, y la popularidad del presidente bajó a un veinte por ciento, la más baja en toda la historia de la República, rompiéndose él mismo su propio récord.
No pienso que el pueblo francés tenga demasiada confianza a estas alturas de un nuevo gobierno de Valls 2, con un Bis añadido y subrayado, pues como dije antes, poco ha variado, como no sea por la espectacularidad de esos tres nombres citados.
En cuanto a la UMP, el partido de enfrente, en días pasados Alain Juppé, ex ministro en la época de Chirac, presentó su candidatura para la presidencia del partido y seguramente lo hará para la presidencia del país.
Hoy hizo su regreso político François Fillon, ex primer ministro en época de Sarkozy y figura de peso de ese partido, que también optará por la presidencia de la UMP y probablemente de la república. Sin más, pues toda la atención se la llevó el nuevo gobierno de Valls, que no es más que lo mismo con lo mismo. Mucho ruido y pocas nueces. Tres.
¿Qué espera Francia para que la cosa se mueva? Creo que tal como se desenvuelve la cosa, la gente espera de nuevo a Sarkozy, y por supuesto, a Marine Le Pen. La culpa de esta última opción que va siendo la más aclamada, la tendrán los dos principales partidos opositores, y por supuesto, el gobierno actual.