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Zoé Valdés

Taubira, las putas, les 'intellos' y el pistolero

Al fin las cosas parecen moverse en la sociedad francesa, aunque no en el buen sentido, pero algo es algo.

Al fin las cosas parecen moverse en la sociedad francesa, aunque no en el buen sentido, pero algo es algo. Hace unos días la ministra de justicia Christiane Taubira fue insultada por uno de esos periódicos pujones franceses que de humorístico no tienen más que el hecho de persistir en la tontería. Lo que quiso pasar por chiste, era una de esas bromas tan parecidas a las que usa Woody Allen sobre los judíos y Jamel Debouze sobre los árabes. Sólo que Minute no tiene la genialidad del cineasta newyorquino ni el talento del actor cómico y no sé si el que tuvo la mala idea es de piel negra. Porque ya ustedes saben que en este mundo totalitario sólo los cubanos pueden hacer chistes sobre los cubanos, los judíos sobre los judíos, los árabes sobre los árabes, y los negros sobre los negros. Digo, "black", ya saben que es políticamente incorrecto llamar "noir" o "negro" a un negro, mejor atenuar la palabra con el anglicismo black. No sé por qué, al parecer ça fait cool, tiene gracia, swing, onda, vaya, pero más racista contra la lengua francesa no puede ser. Burlarse de las rubias tontas también es notable, tiene swing, es cool. Burlarse de las rubias idiotas no es racista, y al contrario resulta políticamente correcto. ¿Será porque Marine es rubia? No hace falta que nadie levante la belle et haute voix, porque a nadie le importa un comino el racismo contra las rubias tontas.

Un poco tarde, por esta vez, y a mi manera, voy a levantar mi bella voz, atonal, por supuesto, en contra del humor racista. El racismo no tiene nada de humorístico, por lo tanto, ya empiezo por aclarar que yo a ese tipo de humor no le encuentro ninguna gracia ni tengo por qué llamarlo humor. Del mismo modo que no me daba gracia cuando en mi barrio de La Habana se burlaban de mi abuelo, de madre y de mi tía, por ser chinos, y de mis primos segundos por ser mulatos (mi tía abuela irlandesa se casó con un negro). Aunque todo sea dicho, en La Habana de mi niñez, las burlas racistas eran más implacables en contra de los chinos y de los polacos (judíos), que en contra de los negros, aunque también. Los gallegos latifundistas que se hicieron con el poder (Castro I y Castro II) potenciaron ese tipo de humor negro, que por cierto, no sé por qué el humor tiene además que llevar un color distintivo, negro para colmo. De modo que en Cuba el humor negro de los castristas hizo que los cubanos se amarillaran como un chino (se acobardaran quiere decir).

Del mismo modo estoy en contra del humor pasado de tono que usaron algunos de mis amigos (todos de izquierda, siempre lo aclaran) cuando yo les decía que Martine Aubry me gustaba para presidenta incluso conociendo sus extremismos y brazo duro, pero que Angela Merkel también era una extremista y también hemos podido probar la dureza de sus bíceps y tríceps; ellos invariablemente me salían al paso para recordarme que una señora como Aubry: gordita, bajita, tan desangelada, y además extremista, no sería nunca una buena presidenta. Ya me dirán Merkel, porque yo que soy muy lesbiana a veces, entre Merkel y Aubry, me acostaría primero con la segunda. Cuando entonces, cansada de nadar con la marea en contra, y como también soy muy maricona en la mayoría de las ocasiones, les comentaba que era una pena que Bertrand Delanoë no se presentara a las elecciones presidenciales, entonces era peor, me comían a mordidas (menos mal que no tengo sida, todavía no) porque los hubiera contagiado: "¡Ese marica infame que ha destruido todas las calles de París!", así me salían al paso los izquierdosos con bellas voces y mejores bagnoles. Si esto no es racismo, ya me dirán. A ellos les gustaba DSK que en un arranque de humor de pésimo gusto le dio por forcejear con una sirvienta negra en un hotel estadounidense, ¿por qué no lo hizo en París? Igual lo hizo…

De modo que apoyo a Taubira, y apoyo también como ella la libertad de expresión de las bellas voces, estoy en contra del racismo y de los chistes racistas que comparan a un ser humano con un animal. Por cierto, Fidel Castro nos ha llamado a los cubanos exiliados y desafectos al régimen "gusanos" y nadie lo ha encontrado tan mal del todo. Ni los mismos gusanos. Eso sí, me gustaría pedirle a Christiane Taubira, ministra de justicia, mujer mestiza, negra, que de vez en cuando tome en cuenta los chistes racistas de los políticos franceses cuando olvidan a los negros cubanos encarcelados. Ninguna bella voz se levantó cuando el régimen castrista asesinó en medio de una huelga de hambre al disidente negro Orlando Zapata Tamayo, al que las autoridades le negaron el agua. Tampoco ninguna bella voz ha protestado en contra del asesinato de Oswaldo Payá y de Harold Cepero apoyando la demanda de su familia de abrir una investigación internacional, el primero es Premio Sajarov, y tampoco protestaron en contra del asesinato de Laura Pollán, la líder de las Damas de Blanco, ni nadie ha levantado su voz desde este gobierno socialista en contra de la condena a diez años de prisión a Sonia Garro Alfonso y a su esposo Ramón Alejandro Muñoz, ambos negros, que dejaron a una hija menor de edad al amparo de una de las tías, hermana de Sonia, miembro del movimiento opositor y Dama de Blanco, a la que el régimen asedia brutalmente, y acorrala a también a sus hijos. Si estos presos políticos cubanos, cuya piel es de color negra, fueran norteamericanos, otro gallo cantaría. Ya hubiéramos oído las bellas voces de la izquierda francesa (la derecha también muda) vociferando en las calles en contra del racismo y del apartheid en Cuba. Pero los negros cubanos, al parecer, valen menos que los negros norteamericanos y que los franceses, y que los africanos. Son los negros menos valiosos del planeta.

Por otra parte, cuando el presidente de la Asamblea, Jean-Pierre Bel, habla de Cuba cita a un argentino, y no a cualquier argentino, porque si al menos citara a Jorge Luis Borges esa bellísima voz, pero no, cita al Che Guevara, el argentino que más cubanos negros ha asesinado con un tiro en la nuca como el buen humorista fracasado que fue, en fin; no sólo fracasó como humorista, también como guerrillero, médico, ministro de industria, marido, padre, etc. En lugar de citar al más revolucionario de todos los cubanos, al poeta José Martí, que murió en 1895 cuando la bala de un fusil español le partió el corazón. Martí que combatía en contra del racismo, y por la libertad de su país. Ni siquiera cita a Plácido, poeta mulato. Pese a esos olvidos, yo levanto mi voz atonal en contra del racismo y de sus bufonerías de mal gusto. Incluso cuando es de muy mal gusto pedir públicamente que los artistas e intelectuales, o sea entiéndanse las bellas voces, defiendan a una ministra de justicia que hace muy poco por impedir que un evento de poesía desaparezca por falta de recursos –según el gobierno– como podría ocurrir con el Printemps de poètes, por ejemplo. Francamente, el clamor de la ministra me recordó a Cuba y el Quinquenio Gris, que ha durado más de medio Siglo Gris con Pespuntes negros, donde los intelectuales y artistas debieron y deben alinearse y defender al Partido y a la Revolución, mientras ese mismo Partido y esa misma Revolución los estrangula y asfixia, alzando sus bellas voces roncas de miedo, repitiendo consignas con la lengua afuera, y donando sus premios en metálico a las Milicias de Tropas Territoriales. Ningún intelectual debe sentirse urgido a defender públicamente a un político.

Así empezó el horror en Cuba, despreciando y ninguneando el pensamiento, poniéndolo al servicio del totalitarismo, obligándolos a defender a sus represores, y si no lean la reciente novela de Guillermo Cabrera Infante publicada en España Mapa dibujado por un espía, ahí se enterarán.

Esa revolución, por cierto, se estrenó también prohibiendo las putas, lo primero que hizo la Revolución no fue la Campaña de Alfabetización como muchos creen, sino prohibir a las putas, meterlas a milicianas (una forma de putería a la larga). Eliminaron el burdel de Estados Unidos para convertirlo en la cueva de la putería y la caverna de la pedofilia del mundo entero, como lo es hoy en día Cuba.

Yo que soy muy puta, como cualquier mujer, dicho sea de paso, siento una enorme ternura y respeto por las putas; aunque no siendo del todo lesbiana, como cualquier mujer, repito, prefiero a los putos. Me pregunto si los putos también serán prohibidos en Francia, porque francamente de eso no he oído hablar. ¿Prohibirán solamente a las putas? ¿Qué pasará con los pingueros parisinos? Es algo que me inquieta mucho, tanto como el racismo. El humor ya no me importa tanto, se lo han cargado los políticos. Del mismo modo que el pistolero de Libération quiso cargarse a un joven fotógrafo que acudía a su primer trabajo. Por cierto, ¿estamos en París o en Marsella, en el lejano Oeste? ¿Habrá la policía encontrado ya al pistolero, 48 horas más tarde, o todavía deambula armado por los quais de la Sena, por Galeries Lafayette, o por la Île Saint-Louis? Por que eso sí que es una novedad, un pistolero en medio de la Cité, en el chic París de los Metros, lugares de charme, y en estado de gracia, según Nathalie Kosciusko-Morizet. En los suburbios, bah, ya sabemos que abundan.

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