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Zoé Valdés

Humildad

Lo primero que le falta a los políticos, a todos, es sencillez, humildad.

Lo primero que le falta a los políticos, a todos, es sencillez, humildad. Basta verlos cuando una cámara o un micrófono de televisión los merodea, cómo se emperifollan en cuestión de segundos para lucir más que expresarse. Lucir es lo que importa, manifestarse va de segundo o de tercero en el orden de importancia.

Pablo Iglesias, el líder de Podemos, cuya historia lo emparenta con los comunistas, con los castristas y con los chavistas, le ha pedido humildad a Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista español. Por el tono con que ha pedido esa humildad nos damos cuenta de que el que debiera echar mano de esa misma humildad, la que exige a los demás, es él mismo. Falto de humildad y de otras cosas tan importantes en un político, como es la vergüenza.

Lo primero que debiera de hacer este señor, Pablo Iglesias, es arreglarse un poco, que bastante desaliñado que va. Lo segundo es contenerse esa boca y atemperar esos discursos llenos de ataques, agresividades, y poca cultura e información que trasmiten sus palabras. Lo tercero: sencillez, señor, sencillez. Un poco de pudor, que usted representa a los criminales Lenin, Stalin, Castro, Chávez y Maduro; de modo que a callar y a quedarse tranquilito.

En cuanto a que fueron muy votados, lo han sido, es cierto. También el pueblo alemán aplaudía fervientemente a Hitler, y el pueblo ruso apoyaba enloquecido a Lenin y a Stalin. El cubano lamía las botas de Castro. Y los venezolanos votaron por los dos troncos de yuca de Chávez y Maduro; lo único que prueba que la democracia está en crisis.

Este señor que hoy pide humildad a uno de sus contrincantes, por cierto, el mismo que sin pensarlo dos veces piensa aliarse con este tipo de gentuza antes que con los demócratas, es uno de los personajes con menos humildad que se han visto en los últimos tiempos en la política mundial. Sólo habría que darle un poco de poder, o todo el poder, y ya veríamos en lo que convertiría a España.

Pero claro, los españoles lo han votado. Sigan así, que probablemente ésta sea una de las últimas veces en las que puedan votar, si las cosas siguen como van, con semejantes fanfarrones en el camino del poder absoluto.

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