Aquellos que se llenan la boca diciendo que el mundo se ocupa de Venezuela y no de Cuba porque los cubanos no se lanzan a las calles como lo hace el pueblo venezolano, poniendo en duda el valor de los cubanos y de las cubanas, aquí tienen el ejemplo de Gloria Argudín, una luchadora cubana que fue torturada salvajemente, como podrán descubrir en este enlace a su testimonio.
Cuando Gloria Argudín estaba luchando por Cuba, nadie dijo nada, nadie levantó el más mínimo dedo en protesta, a favor esta señora y por todas las que como ella han luchado por nuestra libertad, y mucho menos por las que dieron su vida por lo mismo, por liberar a la isla del castro-comunismo. El mundo calló y sigue callando.
No sé si algún venezolano, entonces, alzó su voz para apoyar a esta señora y a los demás cubanos. No conozco personalmente a ninguno que lo haya hecho, aunque hago la salvedad de la duda, porque nunca se sabe, por lo menos yo no lo sé, si alguno existió.
¿Grupos feministas se han ocupado de estas mujeres? No. No sólo no se han ocupado de ellas, ni las mencionan siquiera. No las pueden mencionar porque no las conocen. Y no las conocen porque no les interesa conocerlas.
Gloria Argudín, que como se dice en este documental, pertenece a una "estirpe sagrada de mujeres cubanas", vive todavía, y vive en Miami. Ninguna productora de cine de Hollywood se ha interesado en realizar un filme sobre sus experiencias, y Netflix tampoco, por el momento, se ha acercado a esta gran mujer. Es de agradecer que Voces Cubanas, entre otros, en verdad muy pocos, se haga eco de su doloroso testimonio.
Gloria Argudín, tal como ella misma declara, era entonces, digamos, para miradas y opiniones actuales, una joven de centroizquierda. No fue ni es ninguna fascista ni, mucho menos milita en ninguna vertiente política de ultraderecha. Fue y es solamente una luchadora en contra del horror del castro-comunismo. Lleva las cicatrices en su piel y recuerdos terribles su mente. ¿Es normal que se le ignore? De ninguna manera, es, por el contrario, muy injusto. Pero la izquierda, ya sabemos, quita y pone a sus héroes, a conveniencia. Y la conveniencia de la izquierda casi siempre tiene que ver con la pasta, el dinero, e intereses inalcanzables exclusivamente para ellos.
Alguien ha decidido, no sé por qué, que la lucha del pueblo venezolano sea de izquierdas y la del cubano sea de derechas. O sí lo sé, o intuyo, como ya he dicho antes, el petróleo rinde más que el marabú.
A esta señora no le interesa el dinero, como ella misma afirma, ha luchado por la libertad de manera desinteresada. Por ello estuvo a punto de perder la vida, como la perdieron otros, y entre esos otros numerosas mujeres cubanas.
Todas esas escenas horrendas que vemos filmadas hoy a través de las redes sociales y que ocurren en Venezuela y en Nicaragua han ocurrido y siguen ocurriendo en Cuba. No olviden el asesinato de Oswaldo Payá y de Harold Cepero, del Movimiento Cristiano Liberación, tampoco olviden los asesinatos de Laura Pollán y Orlando Zapata Tamayo, por sólo nombrar a los más recientes, y faltan nombres.
Ojalá que alguna productora o algún realizador poderoso en la industria cinematográfica tenga el coraje que ha tenido Gloria Argudín para llevar su historia a la gran pantalla o a la pantalla chica, el mismo coraje que ha tenido ella para enfrentar en solitario al castro-comunismo, y no solamente, además para soportar el silencio, por no decir el olvido.