Menú
Zoé Valdés

Dos antiamericanos contra un patriota

¿A ustedes les extraña este tipo de trampa por parte de un candidato demócrata? A mí no, para nada me asombra.

Estuve despierta toda la madrugada viendo el primer debate entre los candidatos a la presidencia norteamericana: el ex vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, frente al actual presidente, Donald Trump. No lo vi solamente como una espectadora pasiva, estuve posteando las impresiones de todo el equipo de ZoePost.com, un diario digital hecho a pulmón, “facha, antiinclusivo, machista…” y toda la basura de la que acusan a aquellos que piensan distinto a la ultraizquierda radical.

Me pareció un debate mediocre, bastante lamentable.

Empecemos porque con toda evidencia el debate se produjo a las claras entre un patriota, Donald Trump, y dos claros antiamericanos, Joe Biden y Chris Wallace. Este último no sólo no hizo su trabajo debidamente, además se parcializó de manera cochina del lado del candidato demócrata; aquello parecía un juicio en contra del presidente Trump, y el rabioso fiscal –tratando de ensayar la contención sin lograrlo– era el presentador de la Fox. Si esto es con la Fox, no quiero ver lo que serán los venideros. Y sí, reitero, dos antiamericanos, dejémonos de pinzas y delicadezas, llamemos a las cosas por su nombre.

Por otra parte, a Joe Biden no se le notó tan perdido como se esperaba, por lo que se había dicho acerca de sus problemas de memoria; por el contrario, se le notó reiterativo, frente a cualquier pregunta atacaba con lo de la mala gestión del otro frente al covid-19. Pareció como si lo único que tuviera claro fuera que la pandemia del PCCH había sido inventada para beneficiarlo a él en el debate.

James Woods, el célebre actor de Hollywood, creo que de los pocos que apoyan al presidente Trump dentro de esa pléyade de estrellas del cine norteamericano tan viciado y embriagado con el comunismo desde la comodidad de sus millones, puso dos tuits en los que mostró la posibilidad de que Joe Biden estuviese cableado y hubiese recibido instrucciones y respuestas adecuadas, o sea convenientes, mediante pinganillos y señales, como toser en la manga de la camisa donde claramente se percibe un microfonillo, de una persona ajena al debate, lo que confirmaría que dicho encuentro no sólo hubiera podido ser pactado para favorecer a Biden por parte del moderador Chris Wallace, sino que además le permitieron incumplir y violar las leyes transparentes y decentes de un debate presidencial.

¿A ustedes les extraña este tipo de trampa por parte de un candidato demócrata? A mí no, para nada me asombra. La izquierda no sólo tiende trampas a sus rivales, además miente, difama, insulta, etiqueta y borra. La izquierda, como hizo ayer Biden, miente, niega lo que hizo en el pasado, promete incluso cumplir lo que incumplió cuando tuvo la oportunidad de hacerlo también en el pasado, como es el caso del exvicepresidente; al que Trump se lo recordó. ¿Por qué no lo hiciste en el pasado, Joe?, dijo con sorna repetidas veces.

¿Cómo estuvo Trump? A mi juicio, sólo a partir de los primeros veinte minutos pudo reiniciar vuelo en su estilo. Demasiado agresivo al principio, interrumpiendo constantemente, tal vez porque ya se olía lo que se había o se estaba tramando delante de su cara. Después, con el correr de los minutos, observamos a un hombre pleno de todas sus facultades, a un líder que viene desde el capitalismo y defiende el capitalismo, el único sistema que ha triunfado en el mundo; y a un patriota, o sea, a un presidente cuya principal preocupación y ocupación es su país, no la ideología esta o aquella. Su país en el centro de su política, y los ciudadanos de ese país en el universo de sus defensas, sin concesiones de ningún tipo.

A las televisiones hispanas en Estados Unidos no les quedó más remedio –muy a su pesar– de al finalizar el debate declarar ganador a Donald Trump, con más de un 60 por ciento.

Las caras de algunos de sus más agresivos atacantes valían un millón de dólares. Porque con todo el esfuerzo que han hecho y lo que han contribuido a tergiversar la verdad, violando la ética periodística, tirándole el manto protector a Biden, como en esta vergonzosa entrevista de José Díaz-Balart, de las pocas que Biden dio, se notó que Sleepy Joe no vale más que para ir a ocupar un sillón en un asilo de ancianos y contarle a sus nietos de cuando pudo ser un buen vicepresidente y no lo logró.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura