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Zoé Valdés

¿Destrozar a Sarkozy?

Sarkozy ha sido imputado, ya veremos en qué termina todo este escándalo tan provocado y provocador.

Hace algún tiempo que Edwy Plenel, el director de Mediapart, y François Hollande editaban libro a cuatro manos. El libro curiosamente se titula Devoir de verité ("Deber de verdad"). Ha pasado el tiempo, y ha pasado un águila por el mar, como dice el refrán y el poema, y Hollande devino presidente de Francia y Edwy se inventó Mediapart. Y Mediapart es quien ha puesto al descubierto los supuestos escándalos jurídicos de Nicolas Sarkozy, el presidente precedente que tanto inquieta a la izquierda, o al menos su regreso. La antigua relación entre estos dos personajes es cuando menos interesante en lo que estamos viviendo hoy en día, y pudiera ser el origen de la inquietud que los domina.

Tanto les inquieta que como mismo hacía la Stasi (Sarkozy dixit), la justicia francesa o quién sabe quiénes, colocaron micrófonos de escucha en las llamadas del abogado de Sarko y de un alto magistrado, o sea pincharon los teléfonos como vulgarmente se dice en Cuba. Lo hicieron, según ellos, para ver qué era lo que había de la relación del líder con el affaire Gadafi, o sea el presunto financiamiento del dictador libio a la campaña presidencial del primero, y por ahí descubrieron el presunto hecho de corrupción y tráfico de influencia ligado al caso Liliane Bettencourt, un escándalo del que Sarkozy había salido indemne recientemente.

El caso es que Sarkozy ha sido imputado, ya veremos en qué termina todo este escándalo tan provocado y provocador.

Lo que nadie puede impedir al parecer es la caída cada vez más bajo de François Hollande en las encuestas, el preocupante ascenso del desempleo, y sin embargo la altísima cuota de popularidad de Nicolas Sarkozy, pese a cualquier escándalo presunto.

Lo que demuestra que pase lo que pase con Sarkozy, a Hollande no lo salva ni el médico chino. Ni a Hollande ni a su familia política, que sigue empeñada en desplumar pajaritos con el plumero y no en acabar con las arañas, las telarañas y las musarañas.

Ya algunos comparan, y con razón, a Sarko con el Conde de Montecristo, y hasta lo llaman Montesarko. Pues claro, es cierto que la bestia se vuelve más inteligente cuando la cuquean. Y cuqueada, en lugar de ser destrozada, es ella invariablemente quien destroza a sus cazadores.

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