Nada ha terminado todavía para el presidente Donald Trump, pese a que la prensa oficialista sigue confundiendo mediante mentiras y falsas celebraciones.
El resultado definitivo se verá el 6 de enero, y el mandatario tendrá, entre el 18 y el 19 de diciembre, espacio para poner en función la ley que firmó en el 2018, de eso pueden informarse en ZoePost.com. Habrá que tener paciencia y armarse de mucha serenidad. La información sobre todo se puede encontrar en la Constitución norteamericana. Porque de lo que se trata es de la Constitución y de la República. Los Padres Fundadores pensaron hasta en ello. Y hay que defender la Constitución y la República hasta el último de los respiros y con los mayores esfuerzos.
En caso de que por fraude y deshonor Joe Biden sea finalmente nombrado, jamás el pueblo norteamericano y el mundo podrán pagar al presidente Donald Trump lo que ha hecho por nosotros, destapando a todos estos traidores y corruptos, en el mayor fraude y traición de la historia, en lo que no sólo están comprometidos los demócratas, también hay mucho republicano sato, y desde luego se debe incluir a los Clinton, a Barack y Michelle Obama, y por supuesto a Joe y Hunter Biden. Esta gente, en vez de retornar al poder con el que se ha enriquecido, debiera ser juzgada y pagar en el futuro más inmediato por los males que ha ocasionado a Estados Unidos, incluyendo pérdida de vidas.
Antes de irse, si es que se tiene que ir, el presidente Donald Trump debiera desclasificar toda la información acerca de las traiciones, corrupciones y crímenes de estos individuos. Debiera otorgar la libertad a Eduardo Arocena y a Julian Assange. Debiera intervenir en Cuba a golpe de drones quirúrgicos y precisos en todos aquellos sitios donde se encuentren la familia Castro y sus esbirros más cercanos. Sin ninguna piedad, porque ellos no la han tenido con nadie.
Por otro lado, hay que ver lo malos perdedores y también lo malos ganadores que son los demócratas. Durante cuatro años, ellos y los medios que les siguen como perritos falderos no han cesado de atacar al presidente elegido por los estadounidenses en 2016, al punto de que no le han permitido gobernar con tranquilidad, y ni siquiera le han reconocido sus numerosos aciertos. Han atacado vilmente a su familia, y se han mofado hasta de los menores de esa familia. Vergüenza es poco, el odio los invade.
Pero, como ustedes estarán viendo, no sólo son malos perdedores, suponiendo que ganaran (que todavía está por verse), aun cuando la prensa no para de anunciar que Biden es el nuevo presidente y Kamala Harris no acaba de renunciar a su antiguo cargo (lo que resulta bastante sospechoso), ni siquiera tienen la decencia de, al menos, calmarse y callarse, dejar de perpetrar ataques contra los votantes de Donald Trump, contra la libertad de expresión y contra Estados Unidos.
Los demócratas, o sea, los socialistas, jamás se darán por satisfechos hasta que no vean al mundo empobrecido, a la humanidad encarcelada y contenta de vivir apresada, hambrienta, desprovista de sus propiedades, y lo que es peor, de sus libertades, tal como ha ocurrido en este nefasto 2020.
Esperemos y mantengamos la fe en que el 6 de enero acontezca lo que merecen los hombres y las mujeres que aman la libertad, que, como dice el dicho, Joe Biden deba irse con el rabo entre las patas, y que sea acusado de una vez junto con los traidores y corruptos que lo acompañan. Entonces se habrá hecho justicia y Donald Trump será reelegido presidente hasta 2024.