En el deporte hay profesiones que, sin ser las más decisivas, resultan imprescindibles. Después de ver la expulsión del médico del Real Madrid Castilla por salir sin permiso a atender a un jugador que sufría una conmoción en el partido ante el Girona, cabe plantearse el papel de los médicos en las competiciones deportivas.
Las federaciones se deberían replantear las expulsiones de los médicos. No se puede dejar un partido sin la participación de un galeno. La vida de mucha gente está en sus manos y nunca debería salir de un campo. Está claro que en el caso de este partido el árbitro solo cumple el reglamento -me atrevo a exculparle- y se puede entender que no vio al futbolista desplomarse sobre el terreno de juego. Quien tiene la verdadera responsabilidad es el cuarto árbitro. Él es quien hace caso omiso a las reclamaciones del médico, que le pide detener el juego.
Como médico, he de decir que el doctor del Real Madrid hizo lo que tenía que hacer. No importa si tienes o no permiso para entrar al campo. Cuando está en juego la vida de una persona, eso queda en un segundo plano, lo que importa es la salud y el reglamento está por debajo. El árbitro sancionó con el reglamento en la mano, pero debería haber dado un paso más y haber incluido en su acta la gravedad de la situación por la que el médico se saltó la norma.
Sería muy grave que el comité decidiese no retirarle la tarjeta y este caso debería abrir un debate sobre este tipo de expulsiones. Quizás, es una buena excusa para reformar el reglamento y establecer otro tipo de sanciones para cuando un médico proteste o realice alguna acción fuera de la norma. El médico debe estar siempre presente porque la salud de un deportista está por encima de todo, incluso de la decisión de quienes juzgan la competición.
Víctor Lainez es médico de la selección española de baloncesto y experto en medicina deportiva.