La FIFA se empeñó en que Luis Suárez estuviera disponible para Luis Enrique, para Roures y, supuestamente, para el espectáculo, pero sólo la tele y las redes sociales salieron ganando. El técnico del Barça se la pegó alineando en el clásico a un jugador menos, sufriendo de esta forma el famoso ataque de entrenador por el que pasan la mayoría de los técnicos cuando se enfrentan al eterno rival.
Me confirmaba esta semana Emilio Campmany, tras un minucioso estudio, que ni la Justicia suiza decía lo que la FIFA ha alegado. La sensatez tampoco, pues quien la hace la paga. Se inventaron una inhabilitación que abarcaba desde el mismo día del mordisco. Sólo de esta forma, ni lo que desayunó aquel día, ni lo que comió dentro del terreno de juego, debieron valer para Blatter y tampoco para el TAS.
La tecla del éxito
La novena victoria consecutiva del Madrid certifica un parcial fraguado sobre una idea inaudita de Carlo Ancelotti: cuatro mediapuntas que se convierten en todocampistas. Futbolistas totales que han aprendido a defender, desterrando la fe en el pivote defensivo. Los cuatro fantásticos del Real Madrid -Modric, Kroos, James e Isco- recuperan, crean y maravillan.
El malagueño se marchó recibiendo un beso de Ancelotti. Un gesto que lo dice todo. James recuerda en cada partido que Bale va a tener que recuperar sus dotes defensivas si quiere ser un fijo en el esquema del técnico italiano. No caben todos, pero el equilibrio que busca Ancelotti debe imperar.
Monsieur Benzema
El galo es un jugador especial, un genio incomprendido. Su afán es el de crear, el de ayudar al equipo sin un ápice de egoísmo. Benzema es un virtuoso del compañerismo, cuya excelencia pasa por la enorme calidad que demuestra en cada toma de decisiones. Si marca, calla bocas; si no lo hace, escucha al menos el asombro hecho murmullo.
No es el Barça de Pep, ni el de Tito, ni el de Rijkaard
Estos jugadores no presionan como antaño, ni dominan el juego. Las claves del Barça de la última década se desdibujan con un equipo que pretende ser más vertical pero que no tiene los elementos necesarios para serlo. Ni llegan a presionar como los guerreros de Simeone, ni pueden correr como los atletas de Ancelotti. Este Barça se queda entre dos aguas, naufragando ante rivales de entidad y generando dudas.
Y en el debe, una nómina de jugadores que no pasan por su mejor momento: Iniesta, Piqué, Xavi, Dani Alves y Busquets. Cinco jugadores de un once con el que es difícil que el Barcelona domine en el Bernabéu. Sumen a Suárez sin ritmo, ya son mayoría. El gol tempranero de Neymar cambió el guión del encuentro, aunque al final los créditos pusieron a cada uno en su sitio.