Tras meses criticando al ex seleccionador nacional por dar cobijo a Gerard Piqué no comprendí el movimiento del Real Madrid. Lo reconozco, me costó asimilarlo.
Julen Lopetegui ha representado algo muy peligroso en los últimos tiempos: la banalización del golpe de Estado en Cataluña. "Cuando España gane el mundial con un gol de Piqué serás el primero en salir a la calle a celebrarlo", me han dicho en muchas ocasiones. Y ahí radica el error, porque el fútbol no tiene ninguna relevancia cuando se está descomponiendo tu país. Prefiero vibrar con una España que caiga honrosamente en cuartos de final a ver a un equipo de estrellas nacidas en el mismo lugar que yo y que son capaces de ganar el Mundial.
Hoy, con el racista Torra al frente de la Generalidad, parece todo más circense que la situación extrema vivida durante los meses de septiembre y octubre pasados, pero no podemos olvidar demasiadas cosas como esconder a Piqué en el equipo nacional. El jugador del Barcelona colaboró proactivamente con las bases independentistas alentando a los catalanes a participar en un referéndum ilegal que conculcaba nuestros derechos constitucionales. Los de todos los españoles de este país. Piqué no quiso que los catalanes votaran, quiso que los catalanes decidieran por todos los españoles. Y todo esto lo hizo desde la casa de la selección española: la Ciudad del fútbol.
El ex seleccionador nacional debió expulsar en aquel momento a uno de los mejores centrales del mundo de la concentración porque Piqué quedó inhabilitado de facto para defender los intereses de España. No lo hizo, y desde ese momento la selección está prostituida. En Rusia se encuentra un grupo de profesionales que jugarán por ganar las primas pactadas con la Federación. Así que no, no saldré a celebrar los éxitos de este equipo.
El Real Madrid representa a España en el mundo, de ahí mi batalla diaria con Federico Jiménez Losantos y Dieter Brandau defendiendo que los blancos no necesitan lucir la bandera nacional en la camiseta porque está sustentada en una idea global: el Madrid es a España lo que España al Real Madrid. Lo mismo ocurre con Rafa Nadal. En todo el mundo se unen ambos conceptos. Los blancos no necesitan incluir nuestros colores patrios en la camiseta para evocar a España. Por eso me costó más entender la decisión de fichar a Lopetegui.
Pero entonces apareció Relaño
"Este Madrid fabrica antimadridismo", es el titular elegido por el director del diario As para explicar el fichaje del Real Madrid. Me recuerda mucho a aquellos que dicen que "el Madrid no sabe ganar" porque pasea sus glorias deportivas, cuando el problema aquí es de los que no saben perder. Ganar nunca es un problema como tampoco lo eran los gambeteos de Neymar ante rivales inferiores. El talento o la victoria generan demasiados complejos en aquellos que no saben ganar.
La selección, con unos valores y un juego de toque similar al tedioso Barça de los últimos tiempos, era el gran campo de batalla del bipartidismo futbolístico. La identificación de blaugranas y antimadridistas en torno a este grupo era obscena. Así que ante un misil como es el que supone fichar al seleccionador de una selección prostituida a tres días del inicio del Mundial, caretas fuera y dice Relaño: "Percibo cierto aire de traición en el grupo (...), el Madrid solventa su problema a costa de trasladárselo a la selección. (...) Florentino ya puede dormir tranquilo. Con esto, el Madrid ha hecho daño a mucha gente en el país".
Para Relaño, Piqué jamás hizo tal daño a la gente de este país, tan sólo admitió que "su posicionamiento ante los hechos del 1-O, que han dejado tantas ronchas, es de otro orden". Alfredo Relaño representa hoy a tantos antimadridistas que se han caído del guindo gracias a Florentino Pérez. Esta selección no representa a España y de ahí que los tiempos para anunciar el fichaje no puedan tener en cuenta la competición mundialista.
Lopetegui ha consumado lo que muchos esperábamos: la muerte de una selección que tendrá que refundarse sobre los valores que nos unen como nación. Para el ex seleccionador, su selección no es lo importante y desde hoy podrá centrarse en lo importante. Y para el vigente triple campeón de Europa, que unos tipos se junten para cobrar las primas del mundial no puede tener ninguna relevancia cuando se trata de designar al piloto de una nave como la blanca. Así se explican los tiempos escogidos.
Rubiales, con mano firme, destituye a Lopetegui. De esta forma, libera al entrenador del Real Madrid de los compromisos mundialistas. Todos contentos: cada uno en su casa y Florentino en la de todos.