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Santiago Navajas

Pablo Casado y el VAR

Si se reúnen políticos o árbitros del VAR, la verdad y la honestidad son degolladas.

Si se reúnen políticos o árbitros del VAR, la verdad y la honestidad son degolladas.
Maroto, Casado, Pastor y Suárez, con Cosidó al fondo | EFE

El domingo fue un día duro para la Filosofía. Jugó el Partido Popular en casa y el F. C. Barcelona celebró una convención para definir su ideología. O al revés, tanto monta, monta tanto. Y pasó lo que tenía que pasar. Que si se reúnen políticos o árbitros del VAR, la verdad y la honestidad son degolladas.

Pablo Casado, flamante nuevo presidente de partido liberalconservadordemocratacristiano (qué más quisieran), mencionó el liberalismo de Chicago y austríaco como referentes (son incompatibles) y dijo que iba a abrir muchos espacios de libertad. Sin embargo, el que habló junto a él fue Moreno Bonilla, que ha firmado en Andalucía la liberticida Ley de Igualdad del PSOE, que promueve el adoctrinamiento y la criminalización de los disidentes de la verdad oficial. Por otro lado, también prometió acabar con la politización del CGPJ, pero no hizo la menor autocrítica del intento de manipularlo junto al Gobierno de Pedro Sánchez que llevó a cabo él mismo.

Puede ser que tenga una foto de Milton Friedman en su despacho, pero el que dicta el día a día ideológico es Feijóo, que ha implantado en Galicia una política lingüística excluyente del español y celebra la Ley de Violencia de Género. Por cierto, de la Ley de Violencia de Género y su explícita asimetría penal entre hombres y mujeres, además del implícito (pero reconocido) ataque a la presunción de inocencia, dentro del contexto de la marxista ideología de género, ni hablar, porque piensan en el PP, como fue defendido por una de las invitadas a la convención, que

a los hombres les pasan otras cosas y hay que ayudarlos pero esto no.

Sus seguidores aplaudieron entusiasmados, sin que les importara lo más mínimo la realidad de sus contradicciones y la falta de autocrítica (estaban por ahí Aznar y Rajoy, el que regaló la cabeza de Vidal-Quadras a Pujol y el que hizo un 155 para entregar el poder a los golpistas). ¿Quién es el incuestionado secretario de Justicia del PP de Casado, responsable del fallido cambalache para manipular al Poder Judicial? Un tal Rafael Catalá, el mismo que, siendo ministro de Justicia con Rajoy, acosó a un juez porque no dictó una sentencia políticamente correcta. Los discursos son palabras vacías y brindis al sol si no se corresponden con autocrítica. Y Casado no ha reconocido un solo error en la gestión de su propio partido, incluido el hecho de que Sánchez y Torra estén en el poder. No basta con gritar "¡libertad!" para ser liberal. Ni decir que España va a ser Silicon Valley para ser innovador. Hace falta anunciar cuáles son las medidas liberales que se piensan implantar, y que pondrían a Casado en riesgo de perder votos entre grupos de presión proteccionistas y conservadores.

Mientras en Madrid obviaban la verdad, en Barcelona directamente la fusilaban. No es por casualidad que al principal equipo de la capital catalana lo llamen VARsa. Porque cuando Luis Suárez marcó gol tras pisar, arrollar y golpear al portero del Leganés, lo esperable sería que el VAR lo declarase nulo tras una de las faltas más claras en la historia del fútbol. Los seguidores del equipo catalán, periodistas incluidos, clamaban entusiastas en contra de la realidad y a favor de sus prejuicios.

Un domingo con la convención de un partido político jaleado sin sombra de crítica por sus simpatizantes y un equipo de fútbol apoyado incondicionalmente por sus seguidores, en ambos contra toda evidencia, muestran uno de los mayores peligros de la humanidad: el instinto tribal. Por sus hechos los conoceréis, no por los discursos. Pero algunos no reconocen los hechos ni con VAR.

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