Los puentes de Lara y de Meroño

Seguimos donde lo dejamos, en Antena 3. ABC ayer sangraba por la herida, o sea, editorializaba. “Dos aspectos son clave para entender el trasfondo y singularidad de una venta que no puede interpretarse sólo en lenguaje empresarial. De un lado, no ha existido una oportunidad real para que otros grupos interesados pudieran efectuar una oferta vinculante con la información mínima que requiere un compromiso de esta naturaleza y una inversión tan intensiva en capital. (el destacado es nuestro). El otro se refiere a un defecto de forma presuponiendo que lo aceptado era peor que lo que podría haber sido la otra para los accionistas de la operadora. En su información, esta vez firmada, calificaba a Planeta de mirlo blanco por haber accedido a subir la oferta, como quien dicen, a ciegas y elogiaba a Alierta por haber conseguido lo que se proponía, desembarazarse de una vez de Antena 3 y no incomodar al poder, el mismo que metió a la compañía en lo que ha resultado un lío y un torrente de pérdidas.

Hoy la única referencia es una cuña fina que Martín Ferrand le endosa a Lara junior, Lara Bosch, coleccionista, en la que elogia el talento de su padre como editor de libros al tiempo que recuerda sus fracasos como editor de prensa. “acaba de adquirir un pelín más de la cuarta parte de lo que efímeramente se ha llamado Admira -Antena 3 más Onda Cero-. Cualquiera que hubiera hecho un ridículo parecido al de Planeta con la propiedad y gestión de Radio España, o sufrido un revés como el de Quiero TV, se lo hubiera pensado mucho. De ahí que sean varios los comentaristas y observadores que no acaban de entender la operación y buscan en ella raras sombras de proyección política. No digo yo que no las haya, pero entiendo a Lara Bosch. Padece el síndrome del coleccionismo”. Martín Ferrand puro, directo del alambique, quién sabe si alojado donde guarda las garlopas y cepillos de carpintero que ha ido acumulando, confiesa, de modo semejante a como Lara Bosch no ha podido resistir la tentación de hacerse con todas las participaciones en empresas audiovisuales que se han puesto a su alcance. Luis, por Blasco, hacemos lo que podemos.

Ejemplar, a su manera, 5 días, que lleva dos días seguidos elogiando lo conseguido por Alierta. Ayer decía que había vendido lo de Planeta por más del doble de lo que le había costado y dentro daba algún detalle más: “con el precio pagado por la editora catalana a Telefónica le puede salir gratis el regalo de 30% del capital de Antena 3 a sus accionistas, a poco partido que le saque a la OPV que va a realizar por una participación todavía no definida. Los 364 millones de euros pagados, unidos a los ingresos por la oferta pública de venta, podrían llegar incluso a cubrir también el precio del último paquete de Antena 3 que Telefónica le compró al SCH”.

Hoy prosigue, aunque matiza, diciendo que “César Alierta ha conseguido en menos de un año orquestar la salida de Telefónica de dos de los buques insignia de su negocio de medios de comunicación, Vía Digital y Antena 3. La meta es el desmantelamiento de un conglomerado de participaciones amasadas desde que en 1997 su predecesor, Juan Villalonga, inició la aventura mediática de la operadora, que le ha reportado desde entonces unas pérdidas acumuladas de 1.850 millones de euros”. Al final dedica un recuerdo a cómo ven la operación los sujetos pasivos, Antena 3, no entra en la radio. Pues resulta, y para eso no hay ni que consultar a las fuentes, que por un lado ven bien, lógico, que acabe la zozobra de falsa moneda y por otro, unos más que otros, temen que Carlotti estudie el organigrama, siquiera sea unos minutos, y decida pasar la garlopa, mira por dónde, para desprender las incrustaciones improductivas que se han quedado adheridas en los sucesivos plegamientos de poder. O sea, que ajuste la plantilla a las necesidades productivas, como si de una empresa normal y corriente se tratara.

Estrella Digital, donde es figura destacada Martín Ferrand, acaso por debilidad de coleccionista, entreveraba ayer, su información, entre puntillosa y distante –“El consejo de Telefónica ratifica la venta del 25,1% de Antena 3 al Grupo Planeta por 363,9 millones”–, con la incógnita que dejaba abierta RTL Bertelsmann. Hacía hincapié en la “gran satisfacción” de Planeta, que en sus propios términos, “refuerza nuestra posición como grupo de comunicación”, para añadir que “la editorial ya cuenta con presencia en otros medios, así como en la producción y distribución de contenidos, dentro del ámbito de la cultura, la formación, la información y el entretenimiento, tanto en España como en Hispanoamérica”. Pero también dejaba dicho que “Se abre en cambio otra incógnita sobre el futuro de la compañía al anunciar el grupo RTL (...) que quiere aumentar su participación actual, situada en el 17,1%”. Por lo que “No se descarta (que) pueda producirse una batalla por el control de la cadena (o) que se alíen con el Grupo Planeta para ejercer un control compartido de la misma”.

Por ese mismo cauce discurre hoy La Gaceta cuando dice, tras asegurar que Planeta se había asegurado el apoyo del SCH, que “RTL Group reitera que si no consigue aumentar su participación de la mano de un socio español contraatacará en la bolsa para lograrlo”. Este diario es el único que, al parecer, ha hablado con los alemanes estos días pasados y ha vuelto hacerlo con el siguiente resultado: "Nosotros (RTL-Bertelsmann) seguimos muy interesados en aumentar nuestra presencia en el mercado televisivo español, y si no lo conseguimos ahora lo haremos en el mercado. Somos la mejor solución para construir una Antena 3 fuerte y saneada". Pero no toma partido por su fuente, sino que más bien le quita razón cuando añade: “La única salida para el grupo editor es cerrar un acuerdo con el SCH que tiene un 18,5%, si bien la entidad financiera podría desprenderse de una pequeña parte para apoyar la salida a bolsa de la cadena. Ese pacto Planeta-SCH ya está asegurado, tras la mediación de Telefónica, con el objetivo de evitar las futuras embestidas de RTL”.

El Confidencial aporta un poco de agua fresca al estanque al informarnos de que La Caixa va a pachas, como quien dice, con Lara Bosch, ya que “aportará la mitad de la financiación necesaria para que el dúo Planeta-DeAgostini pueda afrontar la compra del 25,1% del capital de Antena 3. (...) La otra mitad (182 millones de euros) correrá a cargo, a partes iguales, de ambos socios en la aventura, para lo cual Planeta echará mano –lo mismo que el grupo editorial italiano- de su propia tesorería y de una línea de crédito que mantiene abierta con el SCH”. Los italianos se harán cargo del 45% de la nueva sociedad que a los efectos se creará con sus socios barceloneses.

Así que, al final, para decirlo en turolense, ¿qué boda sin la tía Juana? La Caixa que no cesa, la madre de todas las financiaciones últimamente, aportando su granito de “seny”, aquí, cuando en lo de Gas Natural-Iberdrola, acaso, fue más bien de “raixa”. Y así desembocamos en el otro temazo del requetepuente.

A la espera de que, a partir del lunes, se conozca la reacción de Gas Natural y los argumentos en contrario, caso de que los haya, lo más destacado es la nota que ayer le dedicaba Financial Times, Out of gas, donde le ponía banderillas de fuego a don Pedro Meroño por haberse largado los cuatro días del puente –for fun and sun in Malaga– y haber dejado al mundo mundial ayuno de las razones del regulador. Cuánta incomprensión. Hoy califica de enronesco el plan de negocio propuesto por Brufau.

El Confidencial da cuenta de la intención de Repsol, adoptada en su consejo del pasado día 29, de aumentar su participación, ahora tiene el 25%, en Gas Natural. Ya se dijo que Merrill Lynch estaba comprando para ellos. Quizá trata así de recuperar posiciones y acercarse al 31% de La Caixa, lo que es posible sin opa, de acuerdo con la nueva normativa. Repsol tenía el 47%, pero, como recuerda este medio, siguiendo las recomendaciones de Brufau, para mitigar los daños iberoamericanos, vendió. Y luego pasó lo que está pasando todavía. Como reconoce Cacho que dijo López, Eulogio, “ya nada volverá a ser lo mismo”. O sea, que todo el mundo, aquí también, sigue a la espera de las consecuencias, que podría haberlas. Pero no antes de que se cruce el requetepuente y el señor Meroño haya recuperado la color y la alegría.


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