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Cobo, Simancas y Maragall, entre otros

Lo de Cobo ha sido de traca. Mucho peor de lo que se intuía. Habló más de lo imprescindible y, con sus propias palabras, la gente de Polanco le hizo un traje a medida. Lo suyo ha sido llegar y besar el santo. Ha salido del armario en el que había hecho su carrera oculto, en segundo o tercer plano, y se ha tirado de cabeza a la piscina, sin reparar en que le estaban esperando las pirañas. Le han soltado los focos, le han arrimado el canuto y se ha achicharrado como una polilla. Les deberían enseñar a los profesionales del PP que tengan cuidado, sobre todo con la SER, que, si no controlan, se abstengan y sobre todo que moderen las ganas de agradar a sus torturadores –síndrome de Estocolmo–, que luego los sacan al sol, con la que está cayendo, no les dan ni agua y se achicharran.

Antes de que le pregunten dónde lo tenía oculto, qué vio en él, qué virtudes valora más para promocionar a sus colaboradores, va Gallardón y lo beatifica, lo declara referente moral. Pues no. Basta con que cumpla la ley, don Alberto. Tampoco estaría de más que se enterara de que papá le puso hace más de diez años unos negocios a su nombre, no sea que, por lo mismo que dejó a mamá, se haya metido o le hayan metido, papá no lo haría, en algún otro lío. Quedó muy persuasivo, pero reconozca que lo suyo, estar en la inopia de lo que cuenta Interviú, tampoco es normal. Aunque sea rico por su casa, señor Cobo, es de esperar que con la cosa pública no sea tan despreocupado como con los negocios familiares. Y lo peor de todo es que, encima, nos quieran dar lecciones. Demasiadas, ay, nos viene dando su entourage, señor Gallardón. Ahí está su amigo peligroso, conocido como Fefé, o el experto en valores don Gustavo Villapalos, ayer, y hoy la hija de Nuria Espert, por citar sólo a tres. lecciones, no, por favor.

Hoy la cosa sigue y corre detrás la jauría ladrando: Pablo Sebastián, Problemas en el PP, palmero en su Estrella, al parecer, Eulogio dixit, en venta. Por supuesto, tormenta de cerebros en el Matinal de la SER. Ramoneda, espeso como él solo en la línea Maragall, insiste en su celebrada tesis del domingo en : Zapatero por Madrid. Pérez Royo, Javier, maratoniano, hipersectario y diabólico sienta cátedra sobre los problemas de crecimiento del PP. Y en esas entra Simancas, a quien, para que se confíe, le elogian su ocurrencia de ayer: “el PP es el partido de los líos”. Sale, velocísimo, al trapo: contra la especulación y la delincuencia urbanística; Romero de Tejada está en el centro de la trama del golpe antidemocrático, son unos golpistas. Pero hasta en la SER se acaba la vaselina: ¿Quien avaló la candidatura de Tamayo y Sáez?, le preguntan. Y Simancas, corrido, contesta que Fuenteovejuna, que, oh milagro, formaban parte de los órganos del cuerpo místico socialista. Reconoce que habrá candidaturas nuevas, que serán revisadas con lupa, qué papelón y qué jeta.

Dicen en El Confidencial que Bono prepone estar a la altura de su apellido esta tarde en la Moncloa, como si hubera entendido el mensaje de Alberto. Como para prepararle el camino, ya hemos dicho que habló, ayer y hoy, Simancas. También Zapatero, en plan zombi, y Maragall, del que nos ocupamos luego. Fue un día de mucho hablar. Aunque quien estuvo auténticamente soberbio ayer fue Villarejo, poniendo a los López y a sus asesores de la querella a los pies de los caballos. No se puede avanzar por la vía del cohecho sin tener constancia.

Cuenta El Confidencial Digital que El Mundo disfrutó primero de la posibilidad de utilizar lo firmado por Simancas con Agecovi, pero que no quiso. La pregunta es si se trató de un caso de ignorancia, de no haber sabido valorar los documentos, de exceso de cálculo para no herir a los lectores sensibles a los temas de beneficencia o, algo peor todavía, un favor a Zapatero.

Por su parte, El Semanal Digital nos desconcierta con la noticia que destaca en su portada: “Huelga indefinida en el sector del metal en León ante la dureza de la patronal de la FELE”. Aunque nos cueste, hemos de reconocer nuestra ignorancia. No teníamos ni idea de la importancia de ese sector en la provincia de Zapatero. En una asociada nos enteramos de que ocupa a 6.000 trabajadores y que el mayor escollo para que se entiendan es la cláusula de revisión. Así, pues, ojo con el sector del metal en León y con la, así la llaman, intransigencia de la patronal que pone en peligro la paz social. También insinúa este medio, con un procedimiento retórico clásico (“El Gabinete del ministro de Justicia no desmiente”) que el Gobierno podría estar pensando en indultar a los Albertos en agosto, aprovechando el relajo generalizado. Vaya usted a saber.

Encontramos en El Periódico, normal, destacada con gran relieve, la cita de Maragall con 550 empresarios (patronos y directivos) que abonaron 600 euros (son cien mil) por asistir. En la fotografía, se abraza con Josep Miquel Abad, que se hizo célebre con el entonces alcalde en los Juegos del 92 y, al parecer, amigos para siempre, aunque quien le pague el sueldo ahora sea Lara Bosch, que pone huevo allá donde encuentra un hueco. Quiso convencer, aunque a los paganos poca falta hacía, de que con él se invertirá la tendencia de pérdida de gas experimentada durante los últimos 20 años por Cataluña.

No ahorró amenazas al statu quo convergente: “examinaremos con toda atención la legalidad y regularidad con que se han contraído estos compromisos y tomaremos las medidas apropiadas, si es necesario, para que prevalezca el interés general" –cuántos crímenes cometidos en su nombre. Por si no había quedado claro, añadió: "No aceptamos ya desde ahora las amenazas de los que nos dicen: 'Cuando ganéis quebraremos y no os atreveréis a no ayudarnos'. Claro que nos atreveremos. Ya se lo hemos dicho. Quiero que se sepa, porque si no, sería una tomadura de pelo". Queda claro, Pascual.

Pero, aunque la crónica es breve, hubo más. Aunque le pese a Mas, sostiene Maragall que hay que “dar por acabada la primera etapa del autogobierno" y reformar el Estatut para instaurar unas "nuevas reglas del juego, basadas en la proximidad, la colaboración y la transparencia". Lo que eso pueda querer decir dependerá de con quién termine pactando para gobernar. En el Ayuntamiento de Barcelona lo vienen haciendo, incluso cuando no les era imprescindible, con los restos de los comunistas y con los independentistas. Tan ricamente. O sea, salir de Guatemala, entrar en Guatepeor.

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