La pugna entre Occidente y el comunismo se centró cada vez más en Vietnam, convertida en símbolo mundial. Usa empleó allí todo su poderío, excepto el atómico, y nuevas tecnologías (de ellas saldría la informática). La URSS y China ayudaron a los comunistas locales, pero aun así era muy desigual la lucha entre una superpotencia y una sociedad atrasada, pese a lo cual la superpotencia fracasó. La guerra agrietó a la sociedad useña con incesantes protestas juveniles autodenominadas pacifistas, y revueltas de la minoría negra, y por Europa cundieron movimientos parejos. En 1973, Usa tuvo que aceptar la retirada, y todo Vietnam y Camboya pasaron a poder comunista. Parecía demostrarse que, en palabras del dirigente vietnamita Ho Chi.Min, un pueblo pequeño, dirigido por un disciplinado partido comunista, podía derrotar a una superpotencia burguesa. El fracaso useño pareció a muchos la prueba del impulso imparable del comunismo y la decadencia inevitable de la democracia occidental.
Sin embargo esa impresión era errónea. Tres años después de la muerte de Stalin, su sucesor, Jrúschof, leía ante los oligarcas un informe secreto admitiendo varios crímenes de aquel, sobre todo dirigidos contra los propios comunistas, propuso flexibilizar el sistema y, debido al poder destructivo de las armas atómicas, renunciar al choque armado como método principal, excepto en los países coloniales. La lucha con el capitalismo debía desarrollarse ante todo en el plano económico: pronto la superioridad soviética se haría manifiesta y causaría la quiebra de las potencias imperialistas y burguesas. Pero sus ideas abrieron una brecha en el comunismo internacional. Albania y China defendieron a Stalin, acusaron a Moscú de querer supeditar a sus intereses a los demás partidos y países socialistas y de promover en la propia URSS el "revisionismo", es decir, la vuelta disfrazada a un sistema capitalista. La discusión llevó a una ruptura radical hacia 1962, creándose numerosos partidos "pro chinos" o "maoístas" al modo de los partidos leninistas contra de los socialdemócratas después de la I Guerra mundial.
La URSS pudo jactarse de enviar al espacio el primer satélite artificial, en 1957, y el primer hombre en 1961. Pero no podía disimular la represión interna, la escasez y la vida dura y gris de los soviéticos, privados de libertades en un grado difícil de concebir en Occidente. La URSS había evolucionado a través de bandazos entre costosísimos ensayos colectivistas y concesiones a la iniciativa privada, a las que volvía Jrúschof; pero la esperanza de superar a Usa y a Europa en el terreno económico resultó vana.
China, en cambio, entraba en los años 60 con una colectivización radical bajo el lema del Gran Salto Adelante, con el que se calculaba alcanzar en breve a las economías más desarrolladas. El "salto" produjo un inmenso desorden económico y la muerte por hambre de 14 millones de chinos, oficialmente, entre 20 y 40 millones, según otros estudios. La catástrofe debilitó a Mao y animó el revisionismo. Aun así, Mao retomó la iniciativa y conmocionó al país desde 1966 mediante la Gran Revolución Cultural Proletaria, a fin de castigar a sus rivales en el partido. Millones de personas sufrieron persecución política; intelectuales, profesionales y políticos ingresaron en campos de reeducación, y en torno a un millón fueron asesinados. En aplicación de la tesis de Marx de que la cultura pre-socialista es ideología al servicio de los opresores, aquella revolución causó una asombrosa destrucción del riquísimo legado cultural chino.
El socialismo real quedó en exhibición permanente desde 1961 con la construcción del muro de Berlín, muro no defensivo, sino alzado para impedir la huida del paraíso a unos habitantes absurdamente empeñados en padecer los horrores del capitalismo. No menos valor ilustrativo tuvo el régimen castrista, que anunció ritmos de crecimiento aceleradísimos y en la práctica hizo huir a la mayor parte de los profesionales. Hasta el 20% de la población se exilió y aún más lo intentarían después de una sangrienta represión, supresión de libertades y confiscación de propiedad privada que afectó, entre otros, a miles de negocios de españoles. El pueblo cayó bajo un sistema de vigilancia policial manzana por manzana de casas, en la pobreza y racionamiento, salvo una oligarquía privilegiada que compraba en tiendas reservadas los productos importados de Occidente. En 1962 se produjo la "crisis de los misiles", cuando el presidente useño Kennedy exigió la retirada de proyectiles soviéticos de la isla y forzó una situación de extremo peligro mundial, obligando a Moscú a retroceder).El castrismo resultó muy costoso a la URSS, que lo sostenía a cambio de su hostigamiento a Usa y acciones militares en África Otros ingresos que permitían a los cubanos sobrevivir eran y son las remesas de los exiliados a sus familiares.
Sorprende que el conocimiento de las hambrunas, matanzas, genocidios y exilios causados por el comunismo desde 1917, no haya impedido a esos regímenes gozar de popularidad en medios intelectuales y universitarios de Occidente durante tantos decenios. El estudiantado fue la masa movilizada tanto en la Revolución cultural como los movimientos anti guerra de Vietnam y antisistema en Usa, Europa y Japón. A lo largo de los 60 se sucedieron disturbios estudiantiles masivos en Italia, Francia, Alemania y Gran Bretaña, flanqueados a veces, en las dos primeras, por huelgas generales y ocupaciones de fábricas promovidas por los comunistas. El movimiento culminaría en la "Revolución de mayo del 68" o "mayo francés", en cuyas ideologías se mezclaban ideas marxistas y freudianas, anarquismo, "liberación sexual" y "lucha anticapitalista". Resultaba chocante, por cuanto los obreros, lejos de vivir en la miseria predicha por Marx, habían alcanzado unos niveles de sueldos, derechos y consumo sin precedentes, y algo similar podía decirse de los estudiantes, verdaderos niños mimados del sistema, que accedían a la universidad por millones en Europa y Usa. También caracterizó a aquellos movimientos una difusión masiva de la drogas, de música rock, la proliferación de sectas más o menos místicas, y auténticas peregrinaciones a lugares como Nepal, en las que se dejaron la piel miles de jóvenes.
La repulsión a los valores occidentales solía justificarse afirmando que la prosperidad eurouseña descansaba en una explotación de los países pobres, saqueados y condenados a la miseria por un "comercio injusto", "intercambio desigual" y otros mecanismos. Así se transfería el esquema marxista de burgueses-proletarios al de países burgueses-países proletarios. La corrupción, las tiranías y las fracasadas vías socialistas de los países pobres no entraban en el análisis, y los déspotas locales eran loados si atacaban al "imperialismo occidental". Pero el caso cubano ilustraba otra realidad: los castristas denunciaban el comercio "expoliador" practicado por Usa, y simultáneamente culpaban de las penurias al embargo decretado por Washington, que impedía tal comercio.
Aquella Europa vivía en la paradoja. La parte sovietizada y la occidental coincidían en una concepción materialista de la vida, con la economía como factor determinante; pero en Occidente, el éxito económico contrastaba con las estrecheces y miserias del lado contrario, y creaba una ideología del consumo y la diversión; por supuesto, casi todos los radicales europeos o useños disfrutaban sin remilgos de las ventajas de sus países, y su admiración por regímenes de socialismo real, árabe o africano, rara vez les inducía a marchar a vivir bajo ellos. Con todo, la rebeldía juvenil podría expresar un vacío de tipo espiritual, ya que el sistema no parecía ofrecer mucho más que dosis elevadas de consumo y elecciones entre políticos poco inspiradores, mientras el cristianismo estaba en franco retroceso, acaso ayudado por algunas iniciativas del Concilio Vaticano II. Bajo los regímenes totalitarios, la inquietud espiritual se expresaba obligadamente en el culto al dirigente supremo, verdadero dios sucedáneo, y en apelaciones rituales a un porvenir radiante; en Occidente se expresaba en la idealización de tales regímenes, en modas orientalizantes, movimientos como los beatniks o los hippies, que utilizaban la droga como supuesta vía de acceso a percepciones superiores, y otros medios típicos.
Excepto el Concilio Vaticano II, que tendría profundos efectos políticos, estos movimientos llegaban a España de forma atenuada. La droga no cuajaba entre los jóvenes, los movimientos revolucionarios atraían a muy poca gente y el comunismo despertaba escasas simpatías. La sociedad era también atípica con respecto a Europa occidental: la familia seguía siendo una institución firme, la delincuencia escasa (menos de 11.000 presos entre 30 millones de habitantes, en 1966), los índices de alcoholismo, suicidio y otros, también eran bajos y apenas afectaban a los jóvenes. La estabilidad matrimonial era muy alta, fenómenos como las familias monoparentales, embarazos de adolescentes, abortos o violaciones, que se iban extendiendo por Europa, lo hacían mucho menos en España. Estos y otros datos semejantes pueden medir la salud social, y España era sin duda uno de los países europeos con mayor salud de ese tipo. Probablemente la Iglesia tenía algo que ver en esta situación.
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Trola, choriceo y puterío, en concreto, eso tienen y necesitan, como sus maestros del PSOE. Felices ellos, pues ahí está la fórmula de la felicidad: conformarse con lo que se tiene.
**** Dice la Cospe que Rajoy es un líder "capaz, cualificado, honrado, sensato, que no engaña a nadie y que no miente nunca". Exactamente igual que ella misma. O que Luis Candelas. La chica no ha mencionado siquiera la inconstitucionalidad del estatuto catalán, ¿cómo iba a hacerlo si el PP lo ha copiado en varias comunidades? El PP futurista: la alternativa.
**** ¿En qué consiste hoy ser antifranquista? Fíjense en ellos: corruptos, terroristas o pro terroristas, masturbadores, futuristas, abortistas, separatistas, liquidadores de la independencia judicial, perseguidores de la libertad de expresión... No es broma ni exageración: eso es el antifranquismo.
**** Gabilondo: "Hay que encerrar a Camps en la comisaría o el manicomio"
¿Y a Gabilondo, el admirador y premiador del héroe de Paracuellos? ¿Dónde habría que encerrarlo?