La opinión pública es la fuerza esencial en democracia. Es una fuerza plástica, cambiante y nunca única, que depende de la información, la propaganda y el pensamiento que predominen. Si usted cree que este blog defiende una aproximación razonable a la verdad, está en su mano multiplicar su difusión con poco esfuerzo, a fin de influir en la opinión pública.
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Se ha extendido mucho el mito de que el aislamiento cultural es un mal que se paga con el estancamiento y el retroceso, y que por eso la evolución cultural exige la máxima apertura a las demás. Eso es falso en el sentido de que apenas existen culturas realmente aisladas, al estilo de la de la isla de Pascua o la de los guanches, que no sabían navegar, según parece. Pero aun así, después de todo, incluso una cultura tipo isla de Pascua se componía de seres humanos sujetos a las mismas dinámicas generales que las demás, y evidentemente podían evolucionar y lo hicieron, mejor o peor. Y es falso en el sentido de que la mayor parte de las culturas que han existido han desaparecido, a menudo por haberse relacionado en exceso, hasta diluirse en otras. Por otra parte, el conjunto de la humanidad puede considerarse una supercultura aislada, a su vez.
En la realidad, prácticamente todas las culturas tienen un grado de apertura y un grado de aislamiento, y su capacidad creativa no depende exclusivamente de ninguna de las dos cosas. En Nueva historia de España he considerado el caso ilustrativo de las culturas griega y hebrea, las dos únicas que han sobrevivido hasta hoy, transformadas o incorporadas a otras, entre las muchas existentes en el siglo IV antes de Cristo en torno al Mediterráneo oriental. Culturas ambas muy distintas entre sí, antagónicas en muchos aspectos, y que se caracterizaban por un fuerte sentimiento de su identidad, de sus peculiaridades, que en buena medida las diferenciaban y aislaban de las del entorno. Es más, ambas se forjaron precisamente en una voluntad de contraste y diferenciación con respecto a las otras, en un proceso de "reconcentración" (se puede buscar otra palabra). Por supuesto, sabemos que en la cultura judía, como en la griega, influyeron las más próximas, hasta el punto de que la hebrea corrió el riesgo de disolverse en la helenística, algo que solo impidió la enérgica reacción de los Macabeos. Pero eran muy distintas de ellas. La griega ha sobrevivido incorporada a la cultura europea a través del cristianismo, y en alguna medida renació después del dominio turco.
Sin ese fenómeno de reconcentración cultural no habría culturas diversas, sino una sola general y probablemente estancada. Es decir, las culturas se han desarrollado mediante la diferenciación, y a menudo se han extinguido al diluirse en otras. Otro caso típico, por lo que nos atañe, fue el iniciado en España con los visigodos y luego en la Reconquista, un proceso único en la historia europea, que debe ligarse directamente al Siglo de Oro. Se ha dicho que después, la decadencia fue debida a un aislamiento ("tibetanización" la llama Ortega, de España con respecto a otras culturas europeas). Creo que nunca hubo tal aislamiento y mucho menos tibetanización, mientras que es verdad que la cultura hispana fue muy original y sus raíces más fuertes proceden de su "reconcentración" histórica previa. Hasta podría sostenerse que la decadencia se debió a una excesiva apertura (en el siglo XVIII, por ejemplo), si no fuera porque los síntomas de declive venían de antes. El fenómeno de la reconcentración y de la pérdida posterior de creatividad cultural hispana es muy interesante, porque parece único en Europa: la decadencia llegó a los extremos del siglo XIX, casi increíbles para una nación que había sido antaño una de las máximas potencias mundiales.
Esa pérdida del espíritu o del impulso creativo se aprecia hoy con gran fuerza, después de la relativa reconstitución entre finales del XIX y 1975. Es a partir de esta última fecha cuando se instala en España la esterilizante cultura de (dicho con cierta vulgaridad) "la trola, el choriceo y el puterío" que hoy prevalece, como he indicado en La Transición de cristal. Supongo que CLJ, con su variante de aplicación de la "gimnasia española, piensa en algo que contrarreste ese ambiente. OJ ha creado un foro en torno al asunto:
http://gespa.foros.bz/
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****Zarrías ha estado muy en su punto al acusar a Aznar de querer a España "una, grande y libre", la cual, según este votante cuadrumano en el Senado, "no trajo más que desgracia, pobreza y desesperación". Esto último es verdad en parte: trajo la desgracia y la desesperación a los totalitarios y ladrones del Frente Popular. Pobreza, no tanta, al menos a sus jefes que, como es sabido, se fueron al exilio con los tesoros robados al patrimonio artístico y nacional, incluso a los montes de piedad. Queda la evidencia de que él y los suyos quieren una España "desunida, pequeña y cautiva", en la que ejercer sus dotes de corrupción. Bien por la sinceridad del falsificador del voto.
****Si Cascos se presenta será presidente de Asturias, según el Asturbarómetro Aunque no me gusta Cascos, sería muy interesante que tuviera el valor de presentarse, para demostrar que el nefasto bipartidismo actual puede ser vencido, en contra de lo que muchos pregonan.
****Javier Marías: "Pajín y Zapatero habrían estado a gusto en la España de Franco". Como lo estaban la gran mayoría de los españoles, no lo dude. Y a pesar de que no les dejarían hacer ninguna de sus golfadas de ahora. Pero cuando muriese Franco se transformarían en intransigentes y feroces antifranquistas. Esa gente es así.
****Peces Barba: "España merece tener un poco de anticlericalismo" ¿Más todavía? ¿No les ha bastado el genocidio que practicaron en la guerra civil? Después de aquello, las palabras de este necio silenciador de las víctimas de la ETA solo pueden tomarse como amenazas.
****Como ustedes recuerdan, Zapo vendió casi el 40% de las reservas de oro españolas cuando comenzaba la crisis económica y el oro todavía estaba bajo de precio. Es directamente responsable de la pérdida (para España) de cientos de miles de millones de pesetas. Pero es hombre de suerte: tiene enfrente a un tipo como Rajoy, y ahí sigue cometiendo fechorías.
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París, 21 de marzo de 1937
Querido D. J.: Me pide usted que le informe de las actividades de la Embajada de España en París. Tarea difícil de realizar, porque en la Embajada de España en París no hay ninguna clase de actividad. No sé antes de la guerra qué se haría en ella. Sí sé que desde que estalló la guerra no se hace nada. Don Álvaro de Albornoz pasó por la Embajada sin que se enterara nadie; don Luis Araquistain sigue el mismo camino. Excepto en alguna que otra comida que ofreció aquél y que ha ofrecido éste, en la que se reúnen a charlar tales o cuales personas, sin duda muy interesantes, pero que no resuelven nada de lo que España necesita que se resuelva, en ninguna otra cosa da señales de vida la Embajada. Don Álvaro de Albornoz ni siquiera llegó a entrevistarse con varios ministros franceses a los que a mi juicio no debió dejar en paz ni un momento, y don Luis Araquistain llegará a ser sustituido sin haber hablado tampoco con buen número de los que rigen la política d este país, hombres a los que, con inteligencia, que a ellos no les sobra, se podría tal vez llevar a actitudes muy distintas de las que toman, que toman en no escasa parte influidos por Inglaterra. Esa influencia podría neutralizarse, por lo menos, si nuestro embajador fuera persona preparada para ello. Porque no hay que olvidar que si Francia sigue a Inglaterra no es de buena gana, sino obligada por las circunstancias. Las cuales podrían cambiar mucho si nuestra política internacional supiera moverse en el ambiente cargado de amenazas que reina en Europa. No es esto poner en duda las dotes intelectuales del señor Araquistain. Ni mucho menos. Sé muy bien lo que vale como publicista, y sé que conoce como pocos no sólo la política de Francia, sino también la de Inglaterra, la de Italia, la de Alemania y la de Rusia, por no citar más que a las naciones que juegan papel principal en nuestro conflicto. Pero conocer es una cosa y obrar con arreglo a lo que se conoce es otra. Lo que falla en el señor Araquistain es la acción. No es, de ningún modo, un hombre de acción. Aunque otra cosa parezca leyendo sus escritos. Le caracteriza, por l contrario, la inacción. Es capaz de estarse en la Embajada, quieto, en profunda meditación, días y días enteros. Y no es eso lo que hace falta. Se precisa, bien al contrario, dados los momentos que estamos viviendo, dinamismo, salir y entrar, ir a molestar, aun sabiéndolo, a este y al otro personaje, mantener en todas partes nuestro derecho, con argumentos y, en última instancia, con palabras cargadas de dureza, y si es menester de desprecio para los gobernantes de las democracias que no nos asisten como merecemos y como les aconsejaría su interés bien entendido. Con una actitud así, permítame por una vez erigirme en definidor de actitudes, no se tendrían tan atendidas como se tienen nuestras cosas, ni serían juzgadas, como se las juzga a menudo, con cierto menosprecio. Pero una actitud así no hay que esperarla del señor Araquistain, y me temo que de ninguno de nuestros embajadores en otros países. Tampoco fue adoptada, de lo que dije al principio se desprende, por don Alvaro de Albornoz, otro hombre de acción escribiendo, pero incapaz de acción de ninguna especie frente a los acontecimientos en que le tocó un buen papel al principio, cuando era más fácil torcer el curso de la política extranjera, y particularmente de la de Francis, respecto a nuestro conflicto.
Discúlpeme si ahora, tras lo dicho, rebajo el tono de este informa. Pero así como he juzgado pertinente expresar mi opinión, en lo que antecede, sobre el embajador, juzgo imprescindible que conozca usted lo que sigue, que se refiere a la esposa del embajador. Si el señor Araquistin no hace nada, como digo, la señora de Araquistain, por el contrario, hace demasiado, se mueve demasiado, va y viene demasiado. Sostiene conferencias telefónicas con España dos veces al día, y con diferentes lugares de París, no se sabe cuántas veces. Dispone a su antojo en mil asuntos diversos, hasta el punto de que alguien podría creer que el embajador es ella. Lleva a cabo innumerables visitas, que no siempre se sabe a quién, y recibe, en la Embajada, asimismo, innumerables visitantes. Todo esto no tendría, en cualesquiera otras circunstancias, nada de particular. Tiene, sí, y mucho, en las actuales. Porque la señora de Araquistain es de origen alemán y todos los visitantes que recibe son alemanes, la mayor parte de ellos nacionalsocialistas, se sospecha que son miembros de la Gestapo, abundantes en España como hongos, y que son los que trabajan aquí más activamente por la causa de Franco. Por lo que se cree, no sin fundamento, que puede haber alguna relación entre esto y no pocas de las cosas desagradables que suceden en España. Yo no quisiera, no de lejos, calumniar a la señor de Araquistain. Pero debo decirle cuanto he dicho, observado por mí mismo, y observado también por cuantos le rodean más de cerca, que, para mayor fuerza en la veracidad de sus observaciones, no sienten hacia ella ningún género de antipatía.
Reciba usted, querido D. J. mis más atentos saludos.
Nota: Araquistáin fue el intelectual del largocaballerismo, versión local del leninismo. Con el tiempo fue dándose cuenta de lo que era realmente el Frente Popular y el camarada Stalin, y vio como a Largo Caballero, antes Lenin español, le sometían a persecución típicamente totalitaria los comunistas y Negrín, impidiéndole expresarse o asociarse.
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