Todo el coro, y era un coro enorme entre 1945 y 1947, desde Don Juan, Gil-Robles o Kindelán, hasta muchos otros altos militares y políticos, incluyendo a Serrano Súñer, argumentaba: "Franco debe irse o patrocinar una evolución rápida y radical jubilando a la Falange y abriendo paso a un cambio al gusto de sus enemigos internacionales, porque es tal el poder de estos que solo por locura puede pensar nadie en resistirlo. Si él no se va voluntariamente, será aplastado, y el país sufrirá las consecuencias". Queipo lo expresa así: "Te exhorto a que pienses que no hay en la Historia un solo caso de dictaduras largas que no haya terminado trágicamente. De nuestro tiempo son las de Hitler y de Mussolini". Pero lamenta que Franco, en lugar de tomar nota, rehúsa evolucionar "hacia una normalidad lógica (...) Error grande creemos la prolongación de tu régimen de dictadura totalitaria". ¿Cuál sería esa "normalidad lógica?; o como él añade: "¿Cuál podría ser esa salida? Tampoco lo sé".
Pero fuera cual fuere la salida, Franco debía marcharse: "Supondría el olvido de muchas cosas el negarte a abandonar ese puesto al que te encumbraste y defenderlo hasta el fin, frente a esas naciones extranjeras que ansían verte fuera del gobierno de nuestro país. Yo lo juzgaría un error (...) ¿Que antes prefieres morir defendiendo la dignidad de la patria? No; no puedes aspirar a emular a Sansón y morir con todos los filisteos. Hoy no se puede matar a todos los filisteos a un tiempo".
Franco, en cambio, pensaba que abandonar solo podía abrir paso a los viejos caimanes políticos derechistas, a los exiliados deseosos de hacerle sufrir una suerte parecida a la de Mussolini o que, en el mejor de los casos, aceptaban pasajeramente una especie de regencia de Don Juan. Todo ello solo podría conducir, en opinión del dictador, a repetir las pésimas experiencias pasadas. Además, estaba el peligro inminente de reanudación de la guerra civil propiciada por el PCE y su maquis, al amparo de una situación internacional muy propicia y, creían los estrategas del PCE, favorecida por una situación interior española marcada por la penuria.
No voy a extenderme aquí, porque ya lo he explicado ampliamente en Años de Hierro: los críticos tenían razón al describir la hostilidad internacional: era "el mundo contra Franco", realmente. Pero la historia demostraría cómo, contra toda probabilidad, Franco desafió aquella hostilidad, derrotó al maquis, evitando una nueva guerra civil como la que tenía lugar en Grecia, y maniobró con suma habilidad para impedir el "desenlace trágico" augurado por Queipo, Gil-Robles, Don Juan y casi todo el mundo. Desafió y supo bandearse en medio de la agudísima enemistad que le manifestaban por entonces desde Stalin a Roosevelt y Truman, pasando por un agresivo Attlee o los gobiernos franceses y una opinión internacional manipulada. Tanto quienes están a favor como en contra del Caudillo deben admitir que no fue una hazaña menor. Y fue así porque Franco demostró una sangre fría, liderazgo e inteligencia muy por encima de la de sus críticos. Tuvo en cuenta tres factores esenciales que sus críticos y adversarios no captaban en su deslumbramiento, pavor o propensión a dejarse intimidar "razonablemente" por el poder aplastante de los vencedores de la guerra mundial: a) la alianza entre esos vencedores, especialmente entre Usa y la URSS no sería estable; b) Gran Bretaña, contra lo que esperaban Churchill o Hoare, pesaría cada vez menos políticamente; y c) Los anglosajones, inmersos en la difícil reconstrucción de una Europa devastada, vacilarían antes de exponerse a la aventura de una nueva guerra civil en España, mucho más desestabilizadora que la de Grecia, pues amenazaría echar por tierra sus esfuerzos en Francia e Italia, por lo pronto.
Franco había escrito a Churchill y a Hoare sobre la situación de postguerra, recibiendo réplicas sumamente arrogantes. La realidad demostraría que Churchill y Hoare se equivocaron y Franco acertó en lo esencial. De ahí que triunfara contra cuantos parecían dispuestos a acabar con él e invertir el resultado de la guerra civil.
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**** http://www.libertaddigital.com//opinion/pio-moa/la-importancia-de-la-derrota-del-maquis-41186/
**** http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/zapo-y-garzon-3360/ (Sobre la "caballería de San Jorge")
**** "Un comunicado de Interior amenaza con expulsar a cada guardia civil que se manifieste"
Normal: el ministerio de la colaboración con la ETA, bajo el mando del portavoz del terrorismo gubernamental y de la corrupción.
**** "EL JUEZ BLINDA SU AUTO SOBRE FRANCO
El esperpento de Garzón tendrá que ser recurrido ante Garzón"
La justicia en la España de la involución. Los demás jueces no protestan, ¿por miedo? ¿Tiene esto algo que ver con la democracia?
Y una gran oportunidad para restablecer la verdad histórica.
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Las rentas del terrorismo y la miseria de los medios
"El periódico de Antonio Franco tituló: "A Jiménez Losantos no le sorprendió el atentado". Lo peor es que, como cuenta Federico en Lo que queda de España, lo que se quiso sembrar –de hecho se sembró durante meses, pero no pudo germinar por la confesión de los propios terroristas tras su detención– fue que la víctima necesitaba un tiro para seguir siendo la víctima y verse así legitimado, ungido por la compasión para atacar todo lo catalán. Vamos, que casi se había disparado a sí mismo o encargado a otro que lo hiciera, como los que cobran fraudulentamente sus propios seguros.
Tristemente, veinticinco años después, esta suerte de infamias siegue teniendo presencia. Recordará el lector como un personaje hermanísimo de un ministro socialista de Justicia ["Justicia", más bien, observación mía] –Juan Fernando López Aguilar–, oculto bajo el seudónimo de "Sorrocloco", dijo del presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Francisco José Alcaraz: "Le tocó la lotería cuando ETA asesinó a su familia". Es curioso, el esquema sigue siendo el mismo: sólo un medio, Libertad Digital, lo contó porque lo había investigado. Nadie quiso recogerlo".
(De Javier Somalo y Mario Noya, Por qué dejé de ser de izquierdas)