Carta publicada en el "Hoy" de Extremadura
Señor director:
Por una entrevista publicada recientemente en su periódico, observo que el señor Preston, en lugar de avenirse a un debate racional y concreto sobre la guerra civil, continúa con sus insidias y ataques personales. Dice, por ejemplo, que me apoyo en la propaganda franquista. Falso: me apoyo fundamentalmente en la propaganda y la documentación izquierdistas, como cualquiera puede comprobar. Afirma que yo sostengo que “en Badajoz no pasó nada”. Falso, como también puede comprobar cualquier lector de mis trabajos. Me atribuye la tesis de que la república fue culpable de la guerra. Falso, nuevamente: no fue la república, sino unas izquierdas mesiánicas y demagógicas, agrupadas finalmente en el Frente Popular. Identificar la república con dicho frente es una confusión interesada, creada por la propaganda staliniana, sobre todo. Añade el señor Preston que yo llamo “cretinos o imbéciles” a los “historiadores serios”, porque los insultos me parecen “más divertidos”. De ningún modo. Ni siquiera a historiadores tan poco serios como él les he llamado tal cosa. Lo que he hecho es demostrar de forma concreta y precisa sus muy numerosas manipulaciones. Algo que ellos nunca han podido hacer con mis trabajos. Y son ellos los que emplean constantemente el insulto y el falseamiento como única respuesta a aquellas críticas, según puede comprobarse fácilmente.
Un par de observaciones más. Pregunta este caballero por qué las izquierdas no van a tener derecho a llorar a sus muertos. Parece poco informado: no solo tienen el derecho, sino el hecho. Llevan treinta años llorándolos, exaltándolos y reivindicándolos como buenos republicanos víctimas de la vesania derechista. Es normal que terminen produciendo un hartazgo y la gente empiece a recordar que aquellos “buenos republicanos”, en su mayoría marxistas, anarquistas y separatistas, cometieron a su vez una enorme cantidad de atrocidades. Y que no solo asesinaron a derechistas, sino que también se torturaron y asesinaron abundantemente entre ellos, entre las propias izquierdas, cosa que siempre “olvidan” los recuperadores de la “memoria”. Como olvidan que al terminar la guerra, la represión franquista fue posible en gran medida porque los dirigentes huyeron al extranjero llevándose enormes tesoros expoliados a particulares y al patrimonio histórico y artístico español, y abandonaron a su suerte en España a sus seguidores comprometidos con el terror izquierdista.
Yo, por supuesto, soy muy partidario de recuperar la memoria histórica, pero de modo independiente y veraz, sin “olvidos”, y sin tratar de imponerla desde el poder, como se hace en los países totalitarios e intenta hacerse ahora aquí, utilizando fraudulentamente el dinero de todos. No es cierto en absoluto que esa falsa recuperación de la memoria sea “impulsada por los nietos de las víctimas”, como él nos cuenta. Es impulsada por grupos políticos muy concretos y subvencionados.
Se refiere Preston, también, a las pésimas condiciones de vida de los campesinos en Extremadura y otras regiones. Es cierto. Pero también lo es que las recetas socialistas para remediarlo solo introducían la demagogia y una violencia estéril. Sus medidas para remediar el hambre hicieron que el hambre subiera a los niveles de finales del siglo XIX… de lo cual, claro está, culpaban a las derechas. El problema real es que vivía en el campo mucha más gente de la que el campo podía sostener, y se solucionó en el franquismo del mismo modo que en todos los países civilizados: por la emigración a las ciudades.
En fin, para qué seguir. Solo me queda ofrecerme al señor Preston para un debate serio, en que cada cual se haga responsable de sus afirmaciones y no intente engañar a nadie atribuyendo al otro las propias falsedades.
Agradeciéndole la publicación de esta carta le saluda antentamente
Pio Moa