La libertad es uno de esos conceptos intuitivos muy difíciles de definir. En todo caso todos nos proclamamos partidarios de ella, algo un poco innecesario, porque el hombre es libre inevitablemente, le guste o no. Incluso sometido a esclavitud puede optar por rebelarse, aunque arriesgue la vida. Por otra parte, la pasión por la libertad suele ser más retórica que real. Además, la libertad tiene un reverso sin el cual pierde sentido, es decir, la responsabilidad, y es bastante frecuente que esta tienda a rehuirse. Y en el ánimo humano no solo pesa la libertad, sino también otras cosas, como la seguridad, que pueden entrar en conflicto con la primera.
En política no se trata de libertad en general, sino de libertades concretas, principalmente las de expresión, asociación, reunión y movimiento, de las que dependen otras, y son la base de la democracia. Estas libertades pueden ser muy peligrosas para la cohesión y el orden social, dada la profunda individuación del ser humano, manifiesta en una gran diversidad y con frecuencia antagonismo de intereses y apetencias entre individuos y grupos. Las libertades pueden así conducir a la lucha de todos contra todos, y de hecho esa es la razón por la que la gente puede preferir un despotismo que al menos asegure el orden y la supervivencia de la sociedad. Ocurrió en muchas ciudades estado griegas, o, en el siglo pasado, en Italia tras la I Guerra Mundial o en la Alemana de Weimar, o en España, tras la desastrosa II República. La colaboración o resignación de tantos franceses con los nacionalsocialistas tiene mucho que ver, también, con el desencanto de una república corrompida y con unas tensiones sociales extremas.
Ello indica que las libertades solo pueden sostenerse en un medio político donde sean comunmente apreciadas y exista suficiente respeto a la ley para que las tendencias contrarias no pasen de un cierto nivel. Pues las libertades deben aplicarse también a quienes las detestan, y existen necesariamente en la sociedad inclinaciones utópicas, esto es, totalitarias, siempre presentes en el ser humano ante las dificultades, incomodidades y diferencias que acarrean las libertades. Estas inclinaciones pueden imponerse si no son combatidas eficazmente y puesta al desnudo la realidad de quienes las atacan fingiendo lo defenderlas, táctica en la que han sido maestros los comunistas. Por eso, la atracción por el despotismo puede surgir incluso sin una previa crisis o corrupción de la democracia liberal, y volverse peligrosas, incluso preponderante al amparo de las libertades, corroyendo la ley y la convivencia (lo estamos viendo actualmente en España). En esas condiciones, o surge una alternativa que, manteniendo la democracia, consiga hacer recular las fuerzas tiránicas, o estas no dejen otra opción que la rebeldía, incluso violenta, aceptando una dictadura no totalitaria. Esto ocurrió en España en 1936; y en Europa occidental fue preciso verter verdaderos ríos de sangre para restablecer las libertades desde fuera.
---------------
**** El PP quiere que el aeropuerto de Barajas pase a llamarse "Adolfo Suárez". Esto se llama inventiva política en momentos de crisis: todos los españoles, ansiosos de que la iniciativa prospere, y hasta el PSOE podría aceptarla. Debe reconocerse, dice el PP, "la labor que desarrolló Adolfo Suárez para lograr una democracia asentada". Asentada, dicen los muy... Los que han privado a España de oposición, colaboran contra la independencia del poder judicial, a favor de la balcanización del país... No les falta desvergüenza. Y en Suárez los méritos y los deméritos se igualan prácticamente, por lo que tampoco resulta una figura grandiosa, precisamente. Arguye el PP con el ejemplo de París. ¿Y qué? ¿Es nuestro modelo Francia? La abyección de un partido de señoritos.
**** "El jefe de Policía de Fuenlabrada expulsa a empujones a concejales del PP"
¿Y se dejaron expulsar los pobrecillos? Fueron incapaces de defender su derecho y el puesto que les otorgaron los ciudadanos? Entonces no merecían ese puesto. Entonces merecieron los empujones.
**** Blog: Lo de ayer no iba por Manuelp, sino más bien por Momia y otros, que parecen muy susceptibles. Tampoco hay que autoengañarse diciendo que mescaler era un becario o que le pagaban. Dentro de su mala fe era bastante más culto que un becario, podría ser un profesor de universidad, que tienen mucho tiempo libre, o jubilado. Como aconsejaba Talleyrand, "no hay que creer demasiado en la estupidez de nuestros enemigos"... no vayamos a volvernos nosotros estúpidos, podría haber añadido.
--------------------------------------
De La Vía de la Plata
"Se miren como se miren, estos fallos ayudan poquísimo a la autoestima. El viajero quiere recuperarla buscando la causa de su error. Interrumpe la marcha y, sentado en un bosquecillo de pinos, percibe crudamente varias cosas: que el calor es achicharrante, que los hombros le duelen por el roce de las correas del macuto y que tiene los brazos llenos de ronchas por picaduras de bichos. Abre una lata de bonito y se le derrame el contenido por el suelo. La mente, está visto, no desea concentrarse, sino seguir divagando.
Como ya dejó dicho, la naturaleza del error siempre ha preocupado al rompebotas. ¿Por qué, si somos criaturas de la naturaleza, la naturaleza nos engaña, o se presenta engañosamente a nuestros cálculos o a nuestros deseos? ¿Aparece el error por relación a lo que buscamos? Queremos ir a un sitio, y como para ello existen solo unas pocas o incluso una sola trayectoria óptima, marchar por otras supone un derroche de energía que vuelve el objetivo demasiado costoso, y por ende insatisfactorio: el error. Pero desde un punto de vista más general, ¿qué más da? Mientras la vida sigue, nos movemos de un modo u otro, impulsados por una inquietud anímica, pero nadie sabe la finalidad de esa inquietud. Nos marcamos un objetivo, y otro, la vida como una sucesión de objetivos parciales que nadie sabe adónde conducen. Los mismos objetivos parciales pueden resultar erróneos y su logro una calamidad. Error y acierto... cavila erráticamente el viajero. Teniendo en cuenta que viaja por ahí con la idea un poco vaga de ganar algún dinero relatando su peripecia, pero sin ningún compromiso, ¿qué más da si las piernas le llevan aquí o allá? Disfruta, y mucho, del paisaje y de la misma marcha, y eso es todo. Si la vida en su conjunto carece de objetivo, no puede haber en ella verdaderos errores. ¡Pero la cosa no es así exactamente! Él no vagabundea, y el disfrute se desvanece ante la contrariedad. Ahora sólo cumplirá la jornada si hace un esfuerzo desmesurado, que repercutirá en la etapa siguiente.
Está claro. El caminante debió haber preguntado a los obreros que ampliaban el camino cerca de Valdelacasa. Debió haber prestado más atención a la variación de la sombra según la hora, y no dejarse llevar por un automatismo mental demasiado cómodo, ni identificar complacientemente, por cuatro piedras, calzadas imaginarias, ni fiarse de la profusión de robles. ¡Ah! La verdad no reverencia la comodidad y es una mala amante: nunca se entrega del todo, pero castiga con dureza a quien renuncie a cortejarla".