Debo retirar mi aserto de que la izquierda carece de pensamiento. Ya hace algún tiempo me hacía dudar aquella frase profunda de la pensadora Calvo, creo "El dinero público no es de nadie"; pero debe admitirse que Zapo la ha superado. Ha aseverado que en el mundo hay demasiados pobres y demasiados ricos, y que la tierra (fíjense ustedes, no ya el dinero público, sino la misma tierra), tampoco es de nadie, sino del viento. Por mi parte, me quito el sombrero y rectifico. Hay un pensamiento real en la izquierda, real y profundo.
Cierto que no es del todo original, pues lo de los pobres y los ricos ya lo decía Evita Perón con su consigna "¡Menos pobres y menos ricos!". Claro que consiguió hacer muchos más pobres en Argentina y enriquecer a algunos otros, entre ellos a sí misma, pero la intención era buena, y eso es lo que cuenta. Y lo del viento ya lo había dicho algún otro pensador no sé si jipi o indio, o algo así. Pero un pensador puede ser profundo sin ser original. Se trata, podríamos decir, de un pensamiento ventoso que, desarrollado, puede dar lugar a una auténtica corriente filosófica, la ventosería o ventosismo. Se trata de pensar a base de ventosidades, un fenómeno fisiológico injustamente menospreciado por la ideología burguesa, machista, patriarcal e imperialista, y que debe dignificarse elevándolo a nivel por así decir cerebral.
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Hetairas, efebos y areopagitas:
http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/49992
http://www.larazon.es/noticia/la-obscenidad-de-chacon
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Una anécdota de Silva Muñoz:
"De todas las numerosísimas conversaciones que tuve en Munich, quiero traer a colación una especialmente significativa: bajaba yo de mi cuarto cuando me cogió del brazo un caballero de unos 65 años, de tez oscura, pelo blanco y estatura media tirando a baja, y me dijo: "¿Usted me conoce a mí?" Yo jugué un farol y le respondí: "¿Y quién no le conoce a usted?" Entonces él, para asegurarse más, me dijo: "¿Y quién le ha hablado de mí?" Dije: "El archiduque Otto de Habsburgo". Arrugó el ceño y vi que no era santo de su devoción. De todas maneras se presentó y me dijo: "Soy Mr. Hann (estábamos hablando en francés). Soy el secretario general adjunto de la Mundial Democristiana". Según me informaron (...) era judío, no sé si israelita o no. Hablamos largamente. Su proposición en concreto fue la siguiente: había que hacer una democracia cristiana única en España; había que fusionar los siete grupos que se atribuían el nombre de demócratas cristianos; estaba dispuesto él a cerrar aquella operación, pero ello exigía una condición por mi parte (...) que yo admitiera el Estado federal; que el Estado español fuera una federación de estados entre los que estuvieran Euzkadi y el Estat Català. Me negué en rotundo a aceptarlo.
Entonces volvió a la carga y me dijo: "Es que si usted acepta el Estado federal, no solamente le homologamos en Roma, sino que teniendo en cuenta que el señor Gil Robles está pasado y tiene 77 años y que el señor Ruiz Giménez también ha sido ministro de Franco, usted puede capitalizar la democracia cristiana". Lo dijo halagándome. Mi negativa fue aún más rotunda (...) No obstante, me añadió: "En octubre iré a Madrid y hablaremos; pero para que sigamos hablando es necesario que de esta conversación no dé usted cuenta a nadie; no ha existido; no nos volveremos a saludar ni aquí ni en ningún otro lugar". De él no volví a tener noticias; pero es lo cierto que pocos días después llegó a mi poder un documento que se iba a firmar el 30 de octubre y que se forjó por los distintos grupos demócrata cristianos españoles en que se admitía, entre otras cosas, el Estado federal".
(Memorias políticas, p. 308-9).