Del hecho de que la nación española sea anterior a la democracia deducen algunos el carácter accesorio de esta última: lo esencial y permanente sería la nación, y la democracia poco más que una cuestión de moda, poco relevante en cualquier caso. Pero también es anterior nuestra nación al nacionalismo, al liberalismo, al despotismo ilustrado, a la monarquía autoritaria de los Austrias… Un país sólo puede subsistir si adopta eso que suele llamarse "espíritu de los tiempos". Hoy España no podría mantenerse unida sin un firme espíritu democrático.
Hecho de máxima significación: los enemigos de España lo son también de las libertades. El PSOE, organizador de la guerra civil y partido marxista hasta hace poco, nunca se democratizó realmente, como prueban su corrupción, su terrorismo de gobierno, su aspiración a liquidar a Montesquieu, su ausencia de Besteiros entre los líderes. Los partidos separatistas han hundido o debilitado las libertades en Vascongadas y Cataluña. Y para qué hablar del islamismo, y no sólo el terrorista.