Anna Guerman, "Brilla, brilla, estrella mía" (o algo así): http://www.youtube.com/watch?v=gdmVgQti5aA&feature=related
Otra, más familiar en España:
http://www.youtube.com/watch?v=t9Knf1RwRIs
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En la Perspectiva Nevski hay un centro comercial cuya fachada está ocupada en gran parte por un cartel que representa a una mujer joven y contenta con bolsas de compra. Antaño era un edificio administrativo y quien adornaba la fachada era Lenin señalando enérgicamente el camino del socialismo. Cambio de valores. El guía, Pável comenta: “Entre la gente mayor hay bastantes nostálgicos de los viejos tiempos. Entonces teníamos ideales, ahora todo es el dinero, dicen”. Bueno, como en España, por ejemplo, donde la economía lo es todo, según venía a decir el marxismo vulgar popularizado en el país y adoptado ahora por la derecha: «El dinero es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son». Nunca entendí qué podía significar la frase de Protágoras referida al hombre, pero referida al dinero cobra más sentido.
“En los primeros años de la revolución, del comunismo de guerra, salieron muchas ideas absurdas. Se decía que todo tenía que ser colectivo, nada de propiedad individual, hasta las mujeres. Eran cosas de gente como Alejandra Kollontai y chiflados parecidos", explicaba el guía. Bien mirado, no estaban tan chiflados. En una sociedad igualitaria, ¿por qué las tías buenas iban a corresponder solo a unos pocos tíos, y viceversa? O se es consecuente o no se es, y los males de la igualdad, ya se sabe, se curan con más igualdad. Parece que la experiencia hizo retornar valores tradicionales, ¿o no fue la experiencia, sino la influencia nefasta de la ideología burguesa, que permanece y tiende a resurgir durante largo tiempo mientras la dictadura del proletariado no acaba definitivamente con ella? ¡Pero en lugar de acabar con tal persistente influjo burgués, la dictadura socialista volvía a reivindicar cosas como la fidelidad conyugal, cierto puritanismo, el respeto a las jerarquías, el patriotismo, el respeto a los padres, la honradez económica (hacia el estado, claro), etc.! Y he aquí el problema: los valores tradicionales, basados en el cristianismo, encuentran su razón de ser en la supuesta voluntad de Dios y se plasman, esencialmente, en los primeros Diez Mandamientos. Siempre resultó arduo poner de acuerdo la voluntad divina con la razón, pero mucho más difícil es hacer concordar esos valores con las ideas marxistas, que predican esencialmente lo contrario. La sociedad soviética vivió así en una permanente esquizofrenia, que a la larga terminó en el derrumbe. Al parecer cayeron entonces no solo los ideales socialistas, sino los valores tradicionales que convivían con ellos de manera tan contradictoria.
Por cierto, también en la Nevski se encuentra un gran edificio de Zara, la empresa geográficamente española y culturalmente anglosajona. Creen que así ganarán más pasta. También ahí percibimos un cambio de valores, o quizá la desaparición de ellos.
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****El mero hecho de cifrar la decadencia española en términos político-militares, como ocurre a menudo en cierta derecha, ya implica por sí mismo una decadencia intelectual. Quevedo fue un ejemplo en su día: veía el retroceso hispano, pero no entendía sus causas ni valían de nada los remedios que proponía. Si España tuvo en el siglo de oro su potencia político-militar, se debió en gran medida a su capacidad educativa. Un rasgo esencial de las culturas civilizadas es precisamente su necesidad de enseñanza especializada para los rangos que sostienen el funcionamiento social. La decadencia político-militar española es el resultado y no la causa de una profunda decadencia intelectual y espiritual, que alcanza su ápice en el siglo XIX. Desde mediados del siglo XVII, o antes, la Iglesia, la universidad, la vida en general, se acartonaron en actitudes dogmáticas e improductivas, con fobia a cualquier novedad; hay algunas figuras excepcionales, pero no crean escuela. En el siglo XVIII, la enseñanza, ya muy anquilosada, recibió un golpe tremendo con la expulsión de los jesuitas por Carlos III. Hay un resurgimiento en la Restauración (Edad de Plata), pero mediocre en comparación con las grandes potencias europeas. Recuperación también mediocre en el franquismo, aunque en este caso comparte una decadencia cultural europea. (La mediocridad ya es bastante más que la nada y puede ser el comienzo de algo mejor. No hay por qué despreciarla, salvo cuando se impone como un clima esterilizador y excluyente).
Ciertamente una buena enseñanza no garantiza una eclosión de personajes excepcionales, pero la facilita, y en todo caso permite mantener un buen nivel cultural.
****Tratan a Cataluña como sifuera una prostituta, asegura la nacionalista Pilar Rahola. La tratan de otro modo los nacionalistas: le "hacen el amor" --digámoslo así--, y encima la obligan a pagar.
**** Rajoy promete diálogo, centralidad y concordia si gana las elecciones. ¿Diálogo y concordia con quién y para qué? Parece que con los colaboradores de los terroristas y de momento ya los suyos brindan con Bildu. ¿Por qué no promete también “talante”? El Zapo sigue marcando la línea de un PP sin ideas ni principios. Debería prometer también “flores y besos”, como los politicastros noruegos a raíz del último atentado. Uno se pregunta a quién darán flores y besos, si al autor del atentado o los repartirán entre los politicastros mismos, o quizá abrumen con ellos a los sufridos noruegos comunes bajo la consigna “matemos al cerdo a besos”.
**** Blog, arditi: “…salvo acudir a explicaciones tipo Punset de que son las reacciones químicas del cerebro o los aminoácidos lo que nos lleva diciendo a los seres humanos desde el principio de los tiempos que Cain hizo mal en matar a Abel”. Pero ¿Caín no obró también por esas reacciones químicas? Si fue así, hizo tan bien como quien obra de otro modo llevado a su vez por reacciones de esas. Este Punset parece un intolerante, por lo que veo: solo admite las reacciones que a él le gustan. Le gustan, a su vez, por efecto de otras reacciones químicas, no por ninguna otra razón.
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