Una clásica de Silvie Vartan: http://www.youtube.com/watch?v=4vTUAXsN5wk&feature=fvst
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1.- En algo se parecen las actuales movilizaciones de la izquierda al movimiento cívico que propugnamos algunos: en la crítica a la indecente chusma política que está destruyendo el país. En lo demás, las diferencias son radicales.
2.-La rebelión o movimiento cívico debe tener un programa de reformas posibles y necesarias: eliminar la colaboración con la ETA y encausar a sus responsables, garantizar la división de poderes, una ley electoral más apropiada, asegurar la unidad nacional frente a los separatismos y la soberanía frente a su disolución en el magma de la UE, reclamar Gibraltar, etc. La rebelión de la ultraizquierda que vemos en marcha solo mantiene las ideas más nefastas de la izquierda. Aparte de atacar las libertades, empezando por la de culto y de conciencia, solo tiene una idea precisa, fuertemente impresa en los niñatos que se concentran y sus repugnante mentores, de ideas totalitarias: "alguien" tiene que resolverles la vida y darles empleo (que no trabajo, necesariamente) y, a ser posible, hacerles felices. Ese "alguien" es el estado, es decir, el dinero extraído al resto de la sociedad.
3.- Aparentemente claman también contra el PSOE, pero a la hora de la elección ya sabemos cual es su "voto útil". Ese o los comunistas de Izquierda Unida. Y están contra el PSOE porque creen que no es todo lo totalitario que ellos quieren.
4.- Quizá entran en una estrategia de movilización de la izquierda para llevarla a votar ante ante la posibilidad de victoria electoral del PP. Como dicen los "expertos", España es "sociológicamente" de izquierda, y la derecha solo puede esperar el triunfo si una parte de aquella no se moviliza. Hace muchos años que la derecha ha renunciado a la lucha por las ideas y a la creación de opinión pública: se limita a explotar parasitariamente el filón de los votantes contrarios al socialismo.
5.- Estas manifestaciones pueden perjudicar al PSOE ahora mismo, pero son solo una continuación de los "chapapotes" montados por la banda de Zapo contra Aznar. El PSOE es experto en instrumentalizar esas movilizaciones. En ese aspecto constituye un aperitivo de lo que esperaría a la banda de Rajoy si ganara las próximas elecciones.
6.- La agilidad agitativa de los convocantes contrasta con la pasividad y torpeza de los sectores políticos razonables, supeditados en parte al PP e incapaces de utilizar los amplios medios de difusión, información y movilización que hoy ofrecen las redes sociales y, en general, Internet. Unos se mueven, difunden sus mensajes, los otros se sienten satisfechos cuando ven que hay quien piensa como ellos, y ahí queda la cosa.
7) Naturalmente, con letreritos en inglés. Los capullazos.
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****La mera presencia de la colonia inglesa en nuestro territorio define a España como "el aliado-lacayo"
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Civilización y revolución (De Nueva historia de España, p. 19)
Los bienes de la civilización no se establecieron sin un alto coste: acentuada división social, tareas penosas o tediosas, masificación y anonimato para masas humanas reducidas a diversos grados de servidumbre, exposición al despotismo, a un estado tanto protector como opresivo… Los pueblos ajenos miraban la civilización con envidia y desprecio, considerándose más pobres pero más libres. Entre los civilizados quedaba la vaga añoranza de una vida de aspecto más feliz, cuando los varones eran al mismo tiempo cazadores o pastores y guerreros, el poder más difuso, la relación más personal, la división social menos rígida; y podía producirse un hartazgo de civilización.
(ídem, p. 665):
La Revolución francesa tuvo algo de primitivismo y revuelta contra la civilización en general, cuyos valores se vieron ultrajados por una explosiva inversión de los mismos, explosión de obscenidad, de apelaciones salvajes, exhibición de cabezas cortadas, ansia de sangre (la guillotina constituía un espectáculo fastuoso, al que asistían numerosas mujeres; los asistentes a la muerte de Luis XVI empaparon pañuelos en la sangre o se untaban con ella), casi de canibalismo, como en el despedazamiento de la princesa de Lamballe durante una jornada de asesinatos, violaciones y brutalidades sin freno, orgía demoníacamente liberadora frente a las restricciones impuestas por milenios de civilización. Algún lazo guardaba ello con la prédica, típica de la Ilustración francesa, del "buen salvaje", que con agudo racionalismo ponía en solfa los absurdos reales o supuestos de los civilizados; eco, a su vez, de Las Casas. La Revolución francesa tendría miles de admiradores dispuestos a imitarla en nombre de (cierto concepto de) la libertad, la igualdad y la fraternidad, justificadoras de todo.