Por ley natural se entienden unos principios impresos en la naturaleza humana, universalmente válidos y con arreglo a los cuales pueden juzgarse las leyes concretas. En su favor cabe decir que, si no hubiera esa ley o algo parecido, las normas tiránicas serían tan apropiadas y respetables como las contrarias, ya que no habría forma de comparar unas y otras. De hecho, la idea de la ley natural ha influido profundamente en todas las legislaciones occidentales, y una derivación de ella son los derechos humanos, que a su vez se consideran naturales.
La idea suele separarse de la de justicia natural, pero las dos cosas deben ir juntas, pues sin una justicia, la ley quedaría en nada. Quiero decir que la vulneración de la ley natural tendría su castigo, también de forma natural. De otro modo no sería una verdadera ley. A eso alude el dicho "en el pecado lleva la penitencia".
Una dificultad de esta concepción es que en la vida práctica y común vemos frecuentemente como se impone la injusticia, y cómo los injustos gozan a menudo de mejor suerte en este mundo que aquellos a quienes reconocemos más justos. Y si a veces tenemos también la impresión de que la justicia (o la verdad) termina imponiéndose, no es una impresión muy consoladora, porque significa que gran parte del tiempo triunfan la mentira y el abuso –el mal– ¡y precisamente el tiempo es lo que cuenta en la vida! Aparte de que lo que llamamos el triunfo final del bien nunca es final, solo da paso a nuevos males.
Las religiones suelen asumir que, aun en el mejor de los casos, la justicia nunca se cumple del todo, o se cumple muy poco, en este "valle de lágrimas", lo que suele ser un argumento para creer en otro mundo que compensaría la injusticia de este, restableciendo un equilibrio necesario para el funcionamiento del mundo y para su comprensión.
Sin embargo cabe observar que este mismo mundo en que vivimos no podría sostenerse si en él predominase la injusticia. De un modo u otro, aunque a veces sea difícil de percibir, la ley natural ha de restablecer constantemente el equilibrio, imponiendo, por ejemplo, un premio y un castigo también naturales, pues de otro modo el mundo –la sociedad– se derrumbaría. Pero esto es muy difícil de entender, pues tenemos constantemente la impresión de lo contrario, de que triunfa demasiado a menudo la "ley antinatural", vamos a llamarla así. No obstante, esa impresión nace a menudo del puro subjetivismo y de la propia injusticia en nuestro interior. Siempre hay algo que se nos escapa, como le pasaba a Job.
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****Al hilo del tema de ayer: "Cochero, no apresures los caballos" (Yamshchik, nie goni lashadiei)
http://www.youtube.com/watch?v=bMcB_u5uCAI
http://www.youtube.com/watch?v=6u76xjv42W8&feature=related
**** "Vuelco histórico en el País Vasco", nos cuenta El mundo. Como si Pachiló no fueran tan separatista y abyecto ante los asesinos como Ibarreche. Como si el PP no hubiera cambiado en la misma dirección. Hoy escribo en LD sobre la II Restauración: creo que Jorge Vilches nos ha dado una clave del cambio de la política pepera: hacia una confederación "unida" por la corona. Todos sus movimientos de los últimos años van, efectivamente, en esa dirección. Vuelco histórico, desde luego.
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–Podríamos hablar, creo yo, del carácter bovino de la masa votante del PP.
–Y del carácter caprino de la del PSOE.
–Podría hacerse todo un análisis político sobre esos conceptos.
–Quizá, pero no dejan de ser conceptos algo toscos.
–No más que el de halcones y palomas.
–Pero solo nos acusarán de insultar a los votantes de uno y otro.
–Es curioso, probablemente en ningún país se insulta tanto como en España. Y en ninguno hay mayor susceptibilidad ante el insulto: cualquier cosa se considera tal.
Pero en un plano general, sociológico como suele decirse, y dejando aparte los individuos concretos, esa caracterización tiene bastante interés, diría yo. Bueno, lo digo.
**** Platón es una base fundamental de la filosofía de Occidente, del cristianismo y del pensamiento científico. Pero sus soluciones políticas, aunque explicables por el desastre a que abocó la democracia ateniense, son muy poco recomendables. Sería un prodigio que acertase en todo.
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Hoy, en El economista:
MUSEO DE LOS HORRORES
Una señora exige que el Valle de los Caídos se convierta en Museo de los Horrores de la Guerra Civil. La cosa parece un poco desorbitada, porque el monumento lo es a la reconciliación... cierto que bajo la cruz, algo muy ofensivo para los herederos directos de quienes perpetraron la más sangrienta y sádica persecución religiosa que se recuerda desde la antigua Roma.
Pero la idea, dejando aparte el Valle de los Caídos, es bastante buena y la secundo. Podría hacerse un museo que recordase cómo planificó el PSOE la guerra civil, o el terrorismo organizado por este partido, o cómo ocurrieron las nada democráticas elecciones del Frente Popular y la oleada de asesinatos, incendios y robos que siguió, hasta que "media España que no se resignaba a morir" se levantó contra los revolucionarios. Pues fue exactamente así.
El museo recordaría, desde luego, las matanzas de los dos bandos, explicando bien el detalle clave de quiénes empezaron y empujaron al precipicio destruyendo la legalidad. Y el sadismo de aquellos ilustrados frentepopulistas, no igualado por sus contrarios. Y cómo se asesinaron también entre ellos y desataron dos guerras civiles en su propio campo, dentro de la guerra general. Recordaría los miles de iglesias y edificios quemados por aquellos "demócratas", las bibliotecas arrasadas, los museos y obras de arte destrozadas. Recordaría la inmensa corrupción en la compra de armas, o el gigantesco saqueo del patrimonio histórico y artístico del país organizado a conciencia por los socialistas; y las peleas entre ellos por el botín una vez perdieron la guerra. ¡Tantos horrores ejemplares podría rememorar ese museo!
La señora en cuestión, una tal Josefina Cuesta, es catedrática, de esas que han destruido el crédito de la universidad como sus antecesores liquidaron la legalidad republicana. Pero su idea no es mala, repito. La historia debe recordarse.