¿Qué relevancia tiene la mencionada homogeneidad étnica hispana? Para autores como Sánchez Albornoz, la tendría muy considerable, ya que habría conformado una "herencia temperamental" o anímica, manifestada en muchas actitudes y comportamientos variables, pero identificables a lo largo de los siglos. No se trata del Volksgeist, del "espíritu popular" –algo se le parece–, pues el historiador rechaza cualquier carácter estático y demasiado permanente de esa herencia. Ciertamente hay un fondo de verdad en el supuesto de Sánchez Albornoz, y basta viajar por cualquier país europeo para percibir sus peculiaridades de estilo o espíritu, a veces muy acusadas, probablemente originadas en su composición étnica y moldeadas por su particular historia. Cabría sostener que los numerosos episodios bélicos y aventureros de la historia de España han forjado un carácter peculiar, y hasta que la gran tradición pictórica española se manifiesta ya de algún modo en las magníficas pinturas de Altamira, etc.; pero, sin negar su posibilidad, se trata de rasgos difíciles de captar con alguna precisión, demasiado vagos y propicios a la especulación imaginativa como para sentar sobre ellos teorías sólidas. Un ejemplo: Sánchez Albornoz y otros han insistido en los rasgos temperamentales comunes entre la población andalusí y la española. Quizá sea así, pero esos rasgos fueron matizándose y cambiando bajo la impronta política y cultural musulmana. De haberse impuesto Al Ándalus, habría hecho de España lo mismo que de las sociedades cristianas y latinizadas o helenizadas del norte de África o de Oriente Próximo: poco más que arqueología. Vale la pena señalar esa esencial continuidad étnica y la intensa mezcla interna a lo largo de veintidós siglos, pero de tal evidencia es difícil extraer conclusiones muy precisas.
Por otra parte, si los aportes foráneos en estos dos mil años han tenido peso menor desde un punto de vista demográfico, no cabe decir lo mismo de la relevancia política o cultural de varios de ellos, así los romanos o los visigodos; en cuanto a los árabes y berberiscos, estuvieron muy cerca de cambiar radicalmente la historia de la península; y la más reciente invasión napoleónica tuvo también profundos efectos políticos, aunque demográficamente muy escasos.
De todos ellos, no hay duda de que la trascendencia mayor fue la de los romanos. Si observamos la sociedad actual percibimos de inmediato el origen latino de sus rasgos definitorios. El castellano, idioma común español, es un latín transformado, y también lo son los demás idiomas regionales, con la excepción del vascuence, idioma no indoeuropeo. La impronta latina no se limita al idioma, abarca también el derecho, costumbres, el arte, la urbanización y las comunicaciones creadas entonces, etc. Incluye asimismo, de modo algo más indirecto, la religión, un rasgo clave, históricamente, en la configuración de las sociedades, y todavía en nuestra época. La gran mayoría de la población sigue declarándose católica como a lo largo de más de quince siglos, aun si hoy su índice de práctica es bajo. Esta religión también llegó a la península y se propagó por ella en tiempos de Roma.
El catolicismo no es un fenómeno anecdótico, pues ha desempeñado un papel cultural y político esencial en la historia del país, y muchos que se declaran ateos o incluso anti católicos no dejan de estar impregnados de esa cultura que, entre otras mil cosas, se manifiesta en la multitud de iglesias que son los edificios centrales y a menudo los más bellos, de los pueblos. El catolicismo baña por así decir, a la sociedad, como se muestra en sus monumentos, creencias y expresiones populares, arte y actitudes. Numerosos judíos de Israel no son religiosos o se proclaman ateos, pero permanecen culturalmente en el judaísmo, y algo parecido ocurre en España. Incluso el odio apasionado profesado al catolicismo por un número considerable de españoles, que ha desembocado en tiempos recientes en una de las persecuciones religiosas más sangrientas de la historia, expresa de modo negativo ese hecho histórico. Aunque, obviamente, el catolicismo predominante en la sociedad, la cultura y la historia del país no significa que todos los habitantes lo compartan ni que deban compartirlo para considerarse españoles, tal como muchos judíos ateos siguen siendo cultural y nacionalmente judíos.
Por todo ello no hay exageración en decir que, de no ser por Roma, España no habría llegado a existir y la historia de los habitantes de la península habría sido totalmente diferente (como la de toda Europa). De la fortaleza de esas raíces da idea el dato decisivo de que permitieron el proceso llamado Reconquista, tras la completa invasión musulmana de la península. Un caso realmente excepcional, pues raramente una nación invadida por el Islam ha retornado a su cultura anterior. La Reconquista reintegró la península al ámbito latino y europeo, apartándolo del afroasiático al que durante dos siglos pareció abocada y durante varios más con la balanza indecisa.
En otras palabras, los españoles estuvieron muy cerca de convertirse en andalusíes, tras la invasión islámica, con una cultura totalmente distinta. En ese sentido Al Ándalus no era España, sino la anti España. Y no es de extrañar la simpatía que le muestran todo los que quieren aniquilar hoy a España so pretexto de una España distinta. Y tan distinta.
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**** Caldera: "La salida de Bush es un alivio para la humanidad"
El golfo Caldera (¡Ah, el expolio del Archivo de Salamanca!) y los amigos de Sadam Husein, aliviados. La humanidad, en suma.
**** "Patxi López: "El PSE no se plegará a ninguna presión que llegue desde Madrid
"El colaborador de la ETA se sitúa fuera de la ley. Uno más, empezando por el gobierno, y con el apoyo del sujeto de la Nena Angloparlante. Democracia en ruinas.
****¿Quién es peor, Zapo o Rajoy? A mi juicio son mucho peores Rajoy y su pandilla: el primero ataca la democracia y el segundo completa la obra liquidando la oposición.
**** "EA pedirá la ilegalización del PP si en sus listas existen vínculos "franquistas"
¿Qué podría ser más justo? La democracia viene del franquismo, y por tanto el partido antidemocrático y proetarra EA, trata de anular al PP. Encontrará grandes apoyos en la actual dirección, la del Futurista.
**** "Rajoy y Cospedal escenifican la ruptura del nuevo PP con los postulados de Aznar"
Chulos y chulas, los tíos y las tías. Y los de Aznar, incapaces de reaccionar con más que pellizcos de monja.
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Otra carta que me ha llegado sin firma, también impresionada con la interpretación de Quiroga Ameixeiras (ver blog del sábado) y que alude a un tal Almotamid, alias también inédito hasta ahora. Me da la impresión de que Mercè Riera no ha cogido todos los mensajes intercambiados, o no los ha cogido enteros. Pero, en fin, se mantiene el elevado nivel intelectual propio de nuestros nacionalistas, y eso es lo que cuenta:
Amigo Quiroga, de verdad que me ha emocionado usted a mí también. ¿Y qué decir del amigo Almotamid? Yo siempre tuve la impresión de que no nos faltarían aliados por todas partes, porque una buena causa, una causa justa, atrae siempre los corazones más nobles. Yo también entiendo algo de francés y de inglés, pero, lamentablemente, no lo suficiente para que nuestras comunicaciones adquirieran la altura deseable en esas lenguas. Lo de nuestro buen Almotamid me ha encantado. Yo ya sabía que Blas Infante había hecho muchos méritos, que aspiraba a "ser en andaluz y escribir en andaluz", ese noble idioma que, como él descubrió "tiene sonidos los cuales no pueden ser expresados en letras castellana", correspondiéndole mejor el alifato para encontrar las letras correspondientes. Legado, ese noble idioma, de "una gran cultura pretérita", como acertó a decir el gran Blas. Sé que emprendió la obra, tan magna como urgente, de "reconstruir un alfabeto andaluz" para alejarlo del español, pero no sé muy bien qué pasó con todo ello. ¿Alguien tiene idea?
En cuanto al nacionalismo gallego, su flaqueza proviene, en mi modesta opinión, de no haber sido lo bastante antiespañol. Vicente Risco explicó con mucha precisión cómo Galicia era la heredera espiritual de la Atlántida, a la par que emparentada con galeses, bretones e irlandeses, y ya opuesto al mesetario reino visigodo cuando alcanzó la gloria de convertirse en reino suevo. Risco creía que había que oponerse al mediterraneísmo, porque el Mediterráneo era un pudridero de civilizaciones, como muy bien dijo Castelao, y lo nuevo, lo revolucionario, estaba en el Atlántico. También explicó cómo el espíritu romántico fue una reacción nórdica y atlántica contra el nefasto predominio del mediterraneísmo. Yo también creo que el futuro está en el Atlántico, en la genuina recuperación de la Atlántida, pero eso es una tarea que corresponde a Galicia y Portugal, hermanadas en la misma nación que son y deben ser, y no hay manera de arrastrar a esa gran idea al resto de la península, como pensaba Risco, que en eso cada cual tiene que ir por su lado, aunque todos juntos, eso sí, contra el común y cruel enemigo. ¡Ah, qué desdicha tener que expresarnos en el idioma de quien nos ha puesto el yugo! Pero bueno, algún día llegará en que ese idioma desaparezca de la península o quede como el idioma de Madrid y su contorno. Cuánto ansío la llegada de esa hora feliz.