(Diálogos pastoriles, por Filiberto. Anteriores: 5 y 30 de marzo, 1, 5, 17, 23, 24, 27, 28 y 29 de abril, y 2 de mayo)
FABRICIO.- Te diré, hombre nada excepcional, lo que hace Salicio: consume, como es obvio; al mismo tiempo invierte, porque aunque coma y beba sin necesidad, así se siente mejor, invierte, digamos, en su propia felicidad, que le permite o ayuda luego a producir, tal como el aceite y la gasolina permiten producir a una máquina. Decís que el consumo es un fin en sí mismo y la inversión no, pero no hay ningún fin en sí mismo, como acabamos de ver. Y también ahorra Salicio, si bien indirectamente, porque lo que él se zampa ya no se lo podrán zampar otros, ya dijo Sulpicio que nos está dejando sin nada que comer ni beber mientras nosotros charlamos amigablemente. Así que, considerada la situación en su conjunto, está ahorrando, consumiendo e invirtiendo, todo a un tiempo.
PICIO.- ¡Eh, eh, que más raciones serviros puedo, mis amigos queridos!
SULPICIO.- ¡Claro que puedes! Y nosotros a pagar.
PICIO.- El negocio hundirme no querréis, digo yo, ¿adónde ibais a reuniros entonces? Tabernas como esta no hay, vosotros mismos habeislo reconocido.
MAURICIO.- No puedes negar, Fabricio, que manuelp el del blog te está hundiendo en la miseria.
FABRICIO.- Lo cree él, porque no acaba de ver el problema. Mises y Keynes operan con los mismos conceptos, ahorro, inversión, consumo... aunque les dan valores y sentidos diferentes, y lo que yo digo es que esos conceptos son por lo menos confusos, y eso explica por qué, entre otras cosas, no se ponen de acuerdo sobre las crisis y sobre tantas otras cosas.
MAURICIO.- ¡Pero el keynesianismo ha fracasado!
FABRICIO.- ¿Ha fracasado? Durante años y años antes y después de la guerra mundial, todo el mundo se volvió keynesiano, la economía funcionaba, no se hundía y los economistas, bueno, la mayoría de ellos, decían que las crisis eran cosa del pasado, que ya podían dominarse gracias a las recetas de Keynes. Sí, podrás decir que a la larga han fracasado, pero ¿por qué no fracasaron mucho antes? Además, todo en la vida se desarrolla en el tiempo, y todos fracasamos cuando morimos, pero entre tanto... ¿eh? Eso es lo que importa, el tiempo: todo dura y todo se acaba. ¿Por qué la posguerra mundial, al menos desde principios de los 50, vio la mayor expansión económica de la historia? ¿Por el keynesianismo o a pesar de él? Es lo que os decía: una teoría de la crisis tiene que explicar también la prosperidad precedente. Si no, cojea.
SULPICIO.- ¿Entonces vale tanto lo del Keynes como lo del Mises? ¡Mauricio, saca la cayada y vamos a darle su merecido a este enreda jorobeta y tartaja, que yo le atizaré con el zurrón, que me lo he traído porque no pasé antes por casa! ¡A ver si le hacemos entrar en razones!
PATRICIO.- No te exaltes, Sulpicio, no te exaltes. Eres hombre de certezas y te molestan los problemas, te comprendo bien... Pero yo diría, caros amigos, que deberíamos imitar a Salicio consumiendo, invirtiendo y ahorrando todo a una, no vaya a ser que no nos quede ni una rodaja de chorizo ni una gota de vino, que este Picio es amistoso, pero pesetero como buen poeta.
MAURICIO.- ¡Ah, y otra cosa, Fabricio, no creas que olvido tu aserto, tan ridículo como los demás, de que los conflictos internacionales no los causa el nacionalismo, sino el Derecho. Que me lleve el diablo si he oído en mi vida majadería semejante.
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**** http://www.elmanifiesto.com/_franco_para_antifranquistas_altera.asp
**** Manía muy típica de nuestros progres es sentirse cultos, tolerantes, razonables y de mente abierta porque critican a los castizos, siempre tan cerriles. En realidad los progres han causado las mayores destrucciones culturales, de bibliotecas, obras de arte, etc., que ha padecido España, así como la degradación de la enseñanza. Antaño admiraban beatamente lo francés –pero eso no les hacía más inteligentes, tolerantes, cultos ni franceses– y hoy lo inglés, también sin llegar a tener nada de ingleses o useños: siguen presos de los defectos clásicos hispanos, más uno nuevo: el servilismo. Los castizos encierran y anquilosan la cultura española en cuatro tópicos; los progres tratan de destruirla, sin más. Se complementan, estériles y esterilizantes.
****La cruz de Sant Jordi: http://sebastianurbina.blogspot.com/2009/05/alianza-de-civilizaciones_03.html
****El PSOE acusa a Aznar de actuar de forma "poco respetuosa con el país". "El país" es el PSOE. En cambio el futurista sí es respetuoso, o respetuosa, que diría Sartre.
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En Época:
UN TEMA TABÚ
Fui recientemente a Cáceres, a un pequeño congreso sobre aspectos del franquismo organizado por A. D. Martín Rubio, uno de los mejores, o el mejor, investigador actual sobre las represiones y el terror de los dos bandos durante la guerra civil. Una iniciativa muy conveniente porque, en plena democracia, la cuestión de Franco se ha convertido en tema tabú, como no sea para denigrar al personaje, y a pesar de que la propia democracia viene del autoritario franquismo y no de sus totalitarios enemigos.
Hasta qué punto es tabú el asunto lo revela el siguiente hecho: por mucho que se empeñaron los organizadores, ningún periódico ni radio locales, no digamos la televisión extremeña, publicó la convocatoria del congreso, ni hizo las entrevistas habituales en estos casos. En cambio cualquiera puede ver en esos periódicos planas enteras dedicadas a las insignificantes declaraciones de alguna vedette de lo que sea, o a sucesos de alcance ínfimo, que serán olvidados antes del mismo día; por no hablar de las televisiones y las radios. Estas conductas y preferencias revelan sin duda un envilecimiento de la prensa y un retroceso de la libertad: no solo se ignora nuestro pasado, es que no se quiere saber nada de él por parte de la mayoría abrumadora de los medios, que aplican una verdadera censura. Un indicio más de mala salud social.
Ello vuelve a demostrar que el antifranquismo nunca fue una alternativa democrática al franquismo, sino todo lo contrario, y que sigue sin serlo, porque ahora hay, misteriosamente, muchos más antifranquistas que en tiempos de Franco, el gobierno se identifica con el Frente Popular derrotado por los nacionales... y siempre la cabra tira al monte. En el citado congreso recordé cómo, durante mis tiempos en el PCE, notificábamos a la prensa cualquier pequeño incidente que organizábamos en la universidad, o manifestación relámpago de unas decenas de personas cortando el tráfico, y la prensa lo solía publicar con un espacio desmedido para la importancia del asunto. Ahora, la asfixia en los grandes medios de masas es mucho más completa y eficaz.
Recuerdo lo ocurrido cuando Carlos Dávila me invitó a un programa de televisión para hablar de los mitos de la guerra civil. Contra Dávila lanzaron una campaña intimidatoria de estilo proetarra las mafias sindicales de UGT y CCOO, que en vez de defender a los trabajadores se dedicaban a controlar la línea ideológica del "ente", al estilo comunista. Y aun fueron a las Cortes a exigir medidas contra la ruptura del tabú. No fueron solo las izquierdas, hubo una derecha "progre", que se ha impuesto ahora en el PP y representada entonces intelectualmente por Javier Tusell, que exigió asimismo la censura. Y otra derecha intelectual, en lugar de defender la libertad de expresión e investigación frente a aquellas agresiones, guardó un silencio otorgante. Fueron muy pocos los profesores e intelectuales de esa derecha que osaron decir algo al respecto. Casi la única reacción honrada y clara fue la de Stanley Payne, quien advirtió que tales conductas estaban cerca de la Italia de Mussolini o la Rusia de Stalin, y no correspondían a un país democrático como se suponía a España. Ni él mismo se libró de algunas "críticas" amenazantes de los mandarines antifranquistas.
El tabú completa y protege "esa irritante mentira de los rojos, como la llamaba Marañón, o el "Himalaya de mentiras", de que hablaba Besteiro, que hoy vuelven a levantar quienes adoran puerilmente al Frente Popular, empleando los fondos públicos manejados por un gobierno autoidentificado como "rojo". Nótese, por ejemplo, cómo mi libro Franco para antifranquistas ha sido recibido con un silencio sepulcral en los grandes medios: ¿Lo hacen porque el libro no plantea ningún análisis contrario al habitual, o porque carece de datos y argumentos? No. Lo hacen precisamente por lo contrario. El tabú debe continuar.