La homosexualidad es evidentemente un defecto que tienen algunas personas (nadie es perfecto, claro, y no entro en si se puede curar o no). El homosexualismo es algo muy distinto: es la ideología que pretende que la homosexualidad vale lo mismo que la sexualidad normal o incluso que es un motivo de orgullo, toma castaña. La homosexualidad es un asunto privado de cada cual, el homosexualismo es un asunto público, un intento de imponer, incluso por ley, una determinada visión de las cosas, y debe ser rebatido en el espacio público, aunque ellos tratan de aplastar la crítica con el dicterio de "homófobo", semejante al de "antisoviético" que usaban con el mismo propósito quienes ya sabemos. El homosexualismo no solo ataca la sexualidad normal, sino que intenta imponer a los mismos homosexuales unas ideas y normas de comportamiento, pretendiendo –usurpando– la representación de todos ellos; no tiene, pues, nada de demócrata. Los homosexuales tienen diversas tendencias políticas, los homosexualistas tratan de arrastrarles tras una tendencia ideológica determinada, generalmente coincidente con la socialista y la feminista (Ver mi ensayo La sociedad homosexual en el libro La democracia ahogada). Los homosexuales tienen diversas tendencias religiosas, los homosexualistas son furibundamente hostiles al cristianismo y a la Iglesia (no así al islam), que, aunque no les guste, son la base de nuestra cultura.
Hace bien AES –no esperen que lo haga el PP rajoyano– en denunciar los ataques y burlas de los homosexualistas contra los símbolos religiosos, presentando a Cristo y los apóstoles como travestis y similares. Sin embargo, ese ataque entraña una confesión. Nadie es más consciente de su tara que los que intentan presentarla como un orgullo, y por eso su ataque consiste en achacar su tara a quienes odian.
Otro ejemplo de esta confesión subconsciente quedó de manifiesto en el ataque del Guacamayo a Tertsch: terroristas, pacifistas y ministros vienen a ser lo mismo para el pretendido burlón, quien siente que castigar a los primeros implica hacerlo con los otros. Cosa que al Guacamayo le parece muy mal.
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**** Qué es la extrema derecha. Obviamente, se trata de un término puramente convencional. Debido a la exitosa propaganda comunista, el fascismo y el nacionalsocialismo suelen considerarse "extrema derecha", pero desde otro punto de vista podrían considerarse igualmente izquierda. El comunismo pasa por ser extrema izquierda, pero a la extrema derecha se la ha solido distinguir por su apego a la jerarquía, la disciplina y la autoridad, y ningún régimen ha sido más disciplinario, jerarquizado y autoritario (en realidad totalitario) que el comunismo. Por lo que se refiere a España, la extrema derecha (dentro de su convencionalidad) se distingue por varios rasgos:
a) Detesta la democracia, pues cree que solo ella, la "extrema derecha", debe mandar, por la gracia de Dios.
b) Su crítica a los desmanes del poder socialista y de su seudooposición rajoyana es a menudo certera, pero enfoca esos desmanes como consecuencia de la democracia, no como corrupción de ella, y su alternativa consiste en una dictadura.
c) Cree que el cristianismo no solo es un reino "de este mundo", sino que es una doctrina política directa y precisa.
d) Cree identificarse con la religiosidad del siglo de oro, pero en realidad lo hace con la agobiante, formalista e intelectualmente estéril religiosidad de la decadencia.
e) Su tradición es más bizantina que romana, no solo por la identificación pretendida entre poder espiritual y poder temporal, sino por su forma de razonar. Fíjense en la discusión propuesta ayer sobre qué hacer, en concreto, ante un gobierno ilegítimo: se iban por las ramas y declaraban que cualquier propuesta práctica es inútil. Puro Bizancio.
f) Su actitud política se resume en: tirarse de los pelos, rasgarse las vestiduras, arañarse la cara, gritar "Señor, Señor, ¿cuándo castigarás tanta iniquidad?", y luego tomarse una de gambas.
g) Cree firmemente que Dios hará por fin el milagro de situarla a ella, a la extrema derecha, en el puente de mando. Pues ello solo puede ocurrir por un milagro, dada su ineptitud práctica y sus pocas ganas de trabajar.
h) Está convencida de que el dinero es la cuestión clave de todo y de todos los éxitos de sus adversarios, por lo que, mientras no consiga convencer a los bancos y a los millonarios de que le financien a ella en lugar de al PSOE o al PP, habrá que tomarse todo con mucha calma.
i) Se enfada mucho cuando se le cantan estas verdades, y se niega en redondo a reflexionar sobre ellas: para qué, si ellos están con Dios y Dios está con ellos...
Por supuesto, a quienes así piensan puede llamárseles extrema derecha o de cualquier otra forma (por ejemplo la derecha divina, por analogía simétrica con la antigua gauche divine), eso es solo un rótulo para distinguir un contenido. El contenido, o parte del contenido básico, es el arriba mencionado, el rótulo es lo de menos.
**** Dice Juan Carlos de Zapo: "Es un hombre muy honesto. Muy recto. Que no divaga [...] Es un ser humano íntegro". Tendremos que creerle, porque el rey es un experto en honestidad, rectitud e integridad. Todos los que le conocen bien lo afirman.
No se puede penetrar hasta el fondo en las razones íntimas del monarca para comprometerse de tal modo con el sujeto que le ha deslegitimado por la ley de memoria histórica y que ha sido y es el mayor colaborador del terrorismo y el separatismo; pero seguramente hay al menos tres o cuatro motivos discernibles: a) el rey cree que Zapo es el caballo ganador; b) cree que la derecha, "por la cuenta que le trae" --como decía Gil-Robles al terminar la guerra mundial-- le apoyará pase lo que pase y haga el rey lo que haga; c) sabe que está en manos del PSOE, no solo porque este conoce muchas actuaciones del rey fácilmente explotables para desprestigiarle, sino que con la ley de memoria histórica ha suspendido sobre su cabeza una espada de Damocles, que puede soltar cuando le convenga (al PSOE). Así que al rey le conviene estar a bien con los amos de la espada.
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Debo decir que, como detective, Bofarull no era excesivamente brillante, si hemos de creer el informe de Moh Ul-sih en El erótico crimen del Ateneo de Madrid, aunque podría tratarse de una versión interesada. De hecho, recordarán ustedes, Bofarull me amenazó con medidas judiciales e incluso otras más contundentes si seguía divulgando las, a su juicio, falacias y sofismas de Moh Ul-sih. No obstante, la libertad de expresión tiene sus derechos, y por mi parte no me opongo a que el señor Bofarull dé su versión de lo sucedido, que publicaría aquí de mil amores. El relato de Moh ya lo expuse hace tiempo, pero ahora repito parte de él, a fin de retomar el hilo de estas apasionantes polémicas:
"Bofarull, deliberadamente, se había sentado en el borde de la mesa para dominar a sus tres invitados, hundidos en los desvencijados butacones y sofá. Genarín y Crevillente, visiblemente nerviosos, sobaban con similar ademán sus respectivas coletitas o se cogían y soltaban los aretes que embellecían sus orejas izquierdas. La expresión de Olegario era de desconfiada expectativa.
–Bien, muy bien... Buenos días otra vez y gracias por haber acudido. Está claro que les interesaba mucho venir, como les indicaba en la nota, en especial a uno de los presentes –miró fijamente a Olegario–. En fin, permítanme una pregunta inicial: ¿alguno o algunos de ustedes han estado en Grecia? ¿En Atenas, concretamente?
Ninguno de los tres creyó oportuno contestar. Bofarull insistió con su mirada sobre Olegario:
–¿Y en Plaka, para ser todavía más concretos? ¿En el celebérrimo barrio de Plaka, al pie de la Acrópolis?.. Bien, ya veo que no dicen nada y, para ser sincero, me lo esperaba. Pues sucede que, como ya ustedes imaginarán, yo soy hombre muy viajado, poseedor de varios idiomas. Hablo el inglés mejor que el castellano y casi tan bien como el catalán; allá, en Cataluña, ustedes perdonarán, seguimos esa línea modernizadora... Pero con esto me distraigo del tema. Viajar es muy provechoso para quien se dedica a profesiones como la mía. Amplía horizontes, créanme, y llega a proporcionar unas pistas increíbles. Hace poco, ayer, para ser exacto, me gusta la exactitut, encontré inesperadamente, al investigar el asunto que ustedes conocen y que les concierne, un estrafalario monigote hecho de papeles y pajas mal retenidos con cola y una red de alambre. ¡Cosa curiosa!, me dije, ¡cosa en verdad curiosa! Porque el repulsivo espantajo –Crevillente se agitó, controlándose de inmediato– me resultaba extrañamente familiar. Sí, ¡muy extraño!, me dije. Mi materia gris entra entonces en acción con eficiencia hija de una larga práctica, así como de dotes naturales sin las cuales bien poca utilidat reportaría aquella, y de pronto me suministró una clave interesante. En efecto, yo había visto ese monigote, u otro idéntico... Mi memoria fotográfica es extraordinaria... Pero ¿dónde?
Hizo una pausa teatral, recreándose en el asombro de sus invitados.
–¿Dónde, pues? ¡En el barrio de Plaka! Decoraba el porche de un establecimiento de no sé qué. ¿Un burdel? Muy probablemente. Un monigote asqueroso, grotesco. Al instante pensé: Plaka... Atenas... ¡Ateneo! ¡Eppur si mueve! Un hilo conductor perfecto.
Crevillente tosió, Genarín se amasó con saña la coleta, Olegario abría ojos como platos.
–¿Y adónde conduce ese hilo? –inquirió el último.
–Enseguida, enseguida, no se precipite. Aunque a ustet, precisamente a ustet, quizá no haga la menor falta que se lo aclare.
–¿Cómo que no? No entiendo ni jota.
–Pues ya entenderá, no se preocupe. Y le ruego que no vuelva a interrumpirme... ¡Las preguntas, al final!
El ruego era muy fundado. Bofarull había empleado media noche en elaborar el discurso con el que acorralaría paso a paso al culpable, ligando indicios, probando hipótesis. Una delicada cadena lógica, cuyo desarrollo exigía la máxima concentración. La interrupción de Olegario le enredaba los eslabones.
–¿Y qué ha querido decir con ese "eppur si mueve"?
–¿Que qué quise decir? –el detective se ruborizó–. Pues lo que sabe todo el mundo. Que lo conseguí, ¿no?
–¡Y yo que le creí por un instante un hombre culto! ¡Qué bien hice en romper tratos con usted! Significa, buen hombre, y para que se entere, "el puro movimiento" ¡Acémila!
–¿Es verdad eso, Crevi? –preguntó Genarín.
–¡Qué va! Ahora no caigo en lo que significa, pero seguro que no es eso.
–¡¡Silencio!! –ladró furioso el detective.
Callaron. Bofarull forzó su memoria. ¿Por dónde seguía el hilo? Lo había perdido por completo.
–Quiere hacerse el listo, ¿eh?, y dejarme por ignorante. Soy un modesto detective, cierto, pero le daré para el pelo, como me llamo Francesc.
No pudo continuar. ¿Cuál era el siguiente paso lógico?.. Pero si no daba con el argumento, al menos sabía quién era el criminal.
–En dos palabras, yo le acuso a ustet, don Olegario de la Dehesa y Gómez, secretario segundo del Ateneo de Madrid, de haber estado en Atenas... –rompió por fin, rabiosamente.
–¿Cómo? ¿De qué me acusa?
–De eso y de más. Usted conoce Plaka y se ha traído de allí el maldito monigote. O, si no, ha fabricado uno imitándolo a la perfección.
–¡Pero, bueno, este tío está majara!
Genarín y Crevillente ponían cara de no dar crédito a sus ojos y oídos.
–He viajado la tira, ya se lo dije, y no me chupo el dedo! En ninguna otra ciudad del mundo, pero es que en ninguna, y conozco cantidat, he visto yo un monigote semejante. Y les puedo asegurar que es algo que no se olvida ni se confunde fácilmente.
–Aunque fuera cierto, no hay delito en importar un monigote, como usted lo llama –insinuó Crevillente con suavidad.
–¡Exacto! Lo que pasa es que este sujeto, con sus interrupciones, me ha cortado el hilo. La cosa es de otra manera, pero va por ahí. En cumplimiento de mi misión, de mis investigaciones, ayer llegué a una maldita casa de putas o algo por el estilo, una casa hispano-japonesa o cosa por el estilo, y allí descubrí el monigote o cosa por el estilo. Es decir, el monigote..."
En fin, estoy seguro de que Bofarull y Bofarull funcionará mejor como profesor de la acreditada universidad Pompeu Fabra.
FELIZ AÑO NUEVO A TODOS LOS LECTORES