La libertad y la responsabilidad fundan el carácter moral del ser humano y lo apartan decisivamente del animal. Son conceptos de ardua definición, y al intentar precisarlos llegamos fácilmente a contradicciones, paradojas o caminos sin salida; pero, con todo, resultan imprescindibles para caracterizar la condición humana.
El contenido esencial de los utopismos consiste en la negación de la libertad y su correlato la responsabilidad. Y se entiende su poderosa seducción: quisiéramos librarnos de ese modo de ser, a menudo tan penoso, pues la libertad lleva aparejada la incertidumbre, la inquietud humana, el malestar en la cultura, que Freud atribuía a otras causas. “La libertad no hace al hombre feliz –acertó a decir Azaña–, solamente lo hace hombre”.Quisiéramos, por tanto, encontrar el modo de que nuestra conducta estuviese guiada por el instinto, como la de los animales, conducta certera o en todo caso ajena a la moral, según elogiaba Walt Whitman: los animales “no sudan ni gimen por su condición, no yacen despiertos en la oscuridad ni lloran sus pecados". Por ello son más felices.
Perdido en gran medida el instinto, queda un recurso: una organización, un Estado todopoderoso y omnisapiente, que indique a cada cual qué hacer y cómo hacerlo. Pero, ¿es concebible tal sabiduría en una organización social y la voluntaria sumisión a la misma? Sí, si esa organización posee la varita mágica, es decir, la ciencia, en rigor un instrumento superior a la varita mágica. La ciencia busca, y en gran medida encuentra, el saber seguro y no opinable, el episteme, descartando la doxa. ¿Será posible conocer del mismo modo, con la misma seguridad, la condición humana, de modo que ideas tan difusas o engañosas como la libertad, y tan penosas como la responsabilidad, queden borradas? Las interpretaciones de pretensión científica han abundado, unas basadas en la sociología (el individuo es simplemente un producto del medio social), la economía (la conducta del hombre se explica a partir de sus intereses “materiales”), las psico-sexuales o conductistas a lo Skinner, etc. La penúltima varita mágica es el estudio del cerebro, de “las bases biológicas de la conducta humana”, lo cual suena más científico porque abandona el terreno dudoso de las ciencias sociales para inscribirse en el más prestigioso de las naturales.
Ciertamente el conocimiento del cerebro tendrá amplias y contradictorias aplicaciones. Una de ellas, como en los casos anteriores, el intento de liquidar la libertad en nombre de la felicidad, o si se prefiere, de la "adecuación biológica", científicamente determinada. Por fortuna, no será la única aplicación.
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Esta semana culminaremos la primera fase de la campaña sobre la memoria histórica. Hemos conseguido numerosas firmas, muchas de ellas de personalidades prestigiosas de la universidad, el ensayismo, etc. Sin embargo, por haber empezado esta tarea tarde, la cantidad recaudada hasta ahora es muy pequeña para el objetivo buscado: 3.200 euros, cuando se necesitan en torno a 20.000.
Por lo tanto hacemos un llamamiento para alcanzar entre todos la suma precisada y, simultáneamente, multiplicar en esta semana la difusión del manifiesto en el entorno familiar, de amistades y profesional de cada uno. Porque defender la verdad sobre el pasado es defender la libertad del presente.
CUENTA PARA RECAUDAR FONDOS A FIN DE INSERTAR EN LA PRENSA EL MANIFIESTO: BANCO DE SANTANDER, PLAZA DE CASCORRO 23, MADRID 28005, A NOMBRE DE MOSAND 2007 ES: 0049 5104 15 2516056920.
IMPORTANTE: AL HACER EL INGRESO INDICAR QUE ES PARA "MANIFIESTO VERDAD HISTÓRICA".
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Aznar: "Zapatero volverá a negociar con ETA si gana las elecciones"
¿Negociar? Más bien hacer negocios a costa de la democracia. ¿Por qué no le dan el nombre correcto, es decir, colaborar políticamente con los asesinos?
La colaboración del gobierno con los terroristas no es un error ingenuo, como intenta hacer creer a los ciudadanos el Futurista Solemne, un error que el gobierno corregirá si se le presta ayuda y se le abren los ojos. Es una estrategia de gran alcance, en la cual se conseguiría liquidar la herencia de la Transición, es decir, la Constitución y la democracia, objetivo en el que coinciden la ETA y el partido de la corrupción y el entierro de Montesquieu.
Y la colaboración de hecho del Futurista con el gobierno tampoco es un error dictado por complejos. Es la misma estrategia que ya le ha llevado a imitar los estatutos disgregadores del gobierno o a apoyar "unitariamente" la inexistente política antiterrorista del gobierno, engañando una vez más a sus votantes y a sus bases. La ingenuidad o los complejos están por completo al margen de estas maniobras repugnantes.
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Carrillo presenta con Gallardón un libro sobre Fraga, tras difamar al PP
Fraga, el hombre que luchaba contra el franquismo desde dentro. Gallardón, el hombre de centro, muy justamente al lado del héroe de Paracuellos, otro hombre de centro. Tres hombres.