Lo del domingo fue impresionante. Quienes me agredieron verbalmente y me calumniaron sin ningún tipo de pudor eran personas con más de 35 años y con unas caras de odio que daban miedo. También intentaron agredirme físicamente, cosa que se lo impidió la presencia de mis escoltas.
Yo defendí, como pude, la dignidad de los demócratas y aunque mis escoltas me suplicaron que nos fuéramos les dije que no. Quien pierde el territorio, para los nacionalistas, deja de existir, por eso tenemos que quedarnos. Era mi pueblo, igual que el de ellos y por lo tanto tenía, cuanto menos, el mismo derecho que ellos. De cualquier forma, aunque en aquellos momentos mantuve el tipo y me defendí con energía a la vez que con respeto, cuando estuve en casa me desplomé y lo pasé muy mal.
El problema es que aquí me he quedado sola. Con un PSE, incluso con mis compañeros concejales de nuestro ayuntamiento, que han salido a los medios pidiéndome el acta de concejal y diciendo que no querían sentarse a mi lado en los plenos. Pero también con un PP, del que desde hace un tiempo, no he oído una sola palabra de apoyo ni en lo público ni en lo privado. Pero además, sin un movimiento cívico salvo Ciudadanía Democrática del que formo parte, que haya expresado ni el más mínimo comentario. Esto también lo han observado los nacionalistas y aprovechan el momento para mi acoso y derribo que no es sólo personal sino que lo proyectan hacía el símbolo de lo que significa "Gotzone"...
Hay que lanzar ese grito ciudadano que les diga a nuestros representantes políticos que no pueden tomar las decisiones que quieran con nuestro voto y nuestros impuestos. Que no pueden negociar con quienes, como nos ha demostrado la historia, nos han traicionado reiteradamente. Que no pueden ningunearnos y si lo hacen nos lo pagarán. Que NO, y debemos ayudar a la ciudadanía para que les grite el NO.
Lo que tengo claro en estos momentos, es que los ciudadanos españoles debemos movilizarnos y para ello debemos ayudar a quienes tienen dudas o miedo. Debemos crear las condiciones para que se manifiesten verbalmente cada día más claro y fuerte, saliendo también a la calle para expresar el descontento. Si lográramos esto, nuestros políticos temblarían, pues aunque no lo manifiesten tienen miedo al comportamiento de la ciudadanía. Nuestra gente, en estos momentos, está muy preocupada y en mi caso me lo manifiesta. Cuando acudo a distintos eventos en los pueblos y ciudades de España sus gentes, ya sean socialistas o del partido popular, me muestran su preocupación y me lanzan una pregunta: ¿Qué hacemos? ¿Qué podemos hacer y cómo? La gente no puede más...
No podemos permitir que el PSOE se haya ido al monte con los nacionalismos y los terroristas de ETA, y el PP, salvo en ocasiones muy puntuales, se encuentre desaparecido del combate. Me encuentro muy preocupada por la situación que nos viene y además, en el País Vasco, veo a los constitucionalistas de "a pie" aumentando cada día su miedo. Un miedo consecuencia de la presión del sector nacionalista hacía nosotros. Esto es muy duro... Estamos en un tiempo donde no nos dejan ni quejarnos ¿Esto es "el proceso de paz?, como no sea la de los cementerios... Esperemos "resistiendo" ganar esta batalla.
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Alianza de civilizaciones, un caso práctico: el ilegítimo gobierno de Zapo muestra su solidaridad y sus esperanzas de recuperación para el criminal tirano que oprime a Cuba.