Ya he dicho que yo votaría a AES antes que al PP actual. Pero..."Alternativa Española nace con el firme propósito de hacer discurrir su caminar político al servicio de las verdades eternas que surgen del reconocimiento expreso de la Ley de Dios, en la que buscará su inspiración permanente".
Pensar que la política debe seguir "verdades eternas" derivadas de la Ley de Dios es fundamentalismo. Los musulmanes dicen exactamente lo mismo, aunque ellos interpretan la ley de Dios a su modo. Ello obligaría a convertir la discusión política en disputa sobre qué partido interpreta mejor la ley divina. Y a interpretar ciertos hechos políticos contrarios a lo que uno desea como producto de conjuras diabólicas.
La experiencia parece indicar que la religión, sobre todo la cristiana, pone cierto freno a las peores tendencias humanas, y que la expulsión de la religión, en nombre de la razón o de la ciencia, destruye en realidad ese freno. Pero el freno religioso es también muy relativo, según prueban los hechos. La relación entre moral y política es muy complicada y de ningún modo la política procede mecánicamente de la moral ni de los mandamientos: tenemos la mejor prueba en la milenaria historia de los estados cristianos y la del mismo Papado, llenas de hechos contrarios a los Diez Mandamientos, como la de los musulmanes lo está a sus propias concepciones morales generales. En mi opinión, los problemas políticos son concretos y exigen soluciones concretas, y muchas malas soluciones pueden encubrirse con supuestos mandatos divinos.
Los asuntos políticos deben abordarse de modo concreto. Y en concreto, tenemos actualmente un problema crucial, del que dependen muchos otros: cómo revertir la involución antidemocrática y balcanizante que procuran los dos principales partidos del país. ¿Está esto de acuerdo o en desacuerdo con la ley de Dios? En cualquier caso ni AES ni ningún otro partido excepto, y con poca energía, UPyD y Ciudadanos, han denunciado el pisoteo de la Constitución o la colaboración del PSOE con el terrorismo, por poner dos casos sumamente graves. ¿Por qué no denuncian estas cosas o lo hacen desde un punto de vista equívoco? Porque a AES, como a tanta otra gente en todos los partidos, les parece muy bien que la Constitución sea pisoteada, aceptando con ello la delincuencia política, al estilo de Latinoamérica, y sin proponer ninguna alternativa viable... salvo, como siempre, la de ser ellos quienes manden. En nombre de Dios, o de la Razón, siempre de cosas muy importantes.
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**** Parece que, gracias a los desmanes del bipartito, Feijoo podría ganar en Galicia. ¿Qué pasaría? Pues más de lo mismo. Fraga practicó, sin decirlo, una política muy afín a la de los separatistas catalanes, y Feijoo iría todavía más allá: ya habla de crear consulados o cosa parecida en Portugal y en "Uropa", y costosas estupideces por el estilo. Compiten con los separatistas en la misma dirección balcanizante. A los votantes del PP, un tanto bovinos, les parece una mejora fundamental que sean "los suyos" (los que les toman el pelo) quienes ocupen las poltronas. Y para algunos de ellos lo será: quizás les toque algo en la rebatiña.
**** "¿Qué garantías tengo yo de que Cs y UPyD van a hacer lo predican?" Ninguna, como de ningún partido. Pero tiene indicios. Y la garantía de que el PP va en la misma dirección que Zapo.
**** "Hasta ahora UPyD no ha tenido que actuar, tan sólo hablar." Lo mismo que el PP desde que perdió las elecciones (excepto en sus balcanizantes autonomías). Y a los dos se les entiende muy bien.
**** Si se hubiera demostrado en su momento que el 11-m fue obra de la ETA, el PP habría ganado muy de largo. ¿Significa eso que la ETA habría colaborado o estaría a las órdenes del PP? De hecho algo así le criticaban las izquierdas.
**** "Ya son las 13 horas y 35 minutos y todavía no ha sido cesado Bermejo"
Dice Rajoy. Y muchas más horas sin que el Furutista salga en tanga para demostrar que no es machista.
**** Si quieren divertirse con una buena exhibición de pedantería (así son muchos profesores españoles, ignorantes de su ignorancia):
http://www.nodulo.org/ec/2009/n084p10.htm
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Afrancesamiento y orientalizacion
"Con Sancho III y Alfonso VI se habla a veces de "europeización" para definir un cambio profundo en España. Expresión algo absurda, por cuanto los reinos españoles fueron tan europeos como los transpirenaicos, con los que nunca perdieron relación; y estaban fundando, pese a las ingentes dificultades, una cultura propia de raíz en gran medida hispanogótica, extendida desde la liturgia y las leyes hasta la arquitectura y la literatura. Por otra parte la influencia "europea" era en realidad francesa. Pues la Francia del siglo XI, más estabilizada tras el fin de las invasiones y muy vinculada al Papado, se convirtió en el foco cultural más potente de Europa a partir del monasterio borgoñón de Cluny. Este monasterio dependía en muy alto grado de las donaciones de los reinos hispánicos, obtenidas de las parias, de modo que cuando los almorávides cortaron la recepción de esos tributos, Cluny entró en crisis.
Bajo el reinado de Alfonso VI hubo un doble proceso de afrancesamiento y orientalización. Por influjo de Constanza, su esposa borgoñona, y del Papado, el monarca situó en puestos de poder religioso-político a franceses ligados a Cluny, en especial el arzobispo de Toledo, Bernardo de Sauvetat, muy adepto a la reforma de Gregorio VII. El Papado se convirtió en una potencia dentro de España, a la que todos los monarcas se doblegaron de mejor o peor gana; y los papas no dejarían de exhibir la falsificada "donación de Constantino" como título para una continuada intromisión en la política hispana. La presión borgoñona llegó al punto de que san Hugo, abad de Cluny, conspiró para que la sucesión de Alfonso recayese en un noble de Borgoña, fracasando solo porque este falleció antes de tiempo.
La reforma cluniacense penetró en bastantes monasterios, sobre todo de León y reinos pirenaicos, y el rey hizo sustituir la liturgia mozárabe –hispanogoda, en realidad– por el rito romano, y la caligrafía visigótica por la carolingia, ya impuesta de tiempo atrás en los condados orientales. Esas innovaciones provocaron una larga resistencia, de la que es muestra la Garcineida, sátira aguda y de valor literario, quizá de un canónigo toledano. La obra retrata mordazmente al papa Urbano II y a su curia de cardenales panzones y bebedores, obsesionados por la riqueza, y denuncia el tráfico de reliquias realizado por Bernardo. Las reformas mejoraron la administración, la economía y la moral eclesiástica, pero truncaron un desarrollo cultural propio de tres siglos, y vinieron subrayadas, al modo francés, por una mayor rigidez de las relaciones vasalláticas, un acentuado fanatismo en la lucha contra el islam y una expansión de la servidumbre campesina en varias regiones, especialmente cruda en la posterior Cataluña y en Galicia (quizá por ello, entre otras cosas, el monje francés Aymeric Picaud, autor de la Guía del Peregrino, ve a Galicia como la parte de España más semejante a Francia). Tendencias contrapesadas por la necesidad de repoblar la región entre el Duero y el Tajo, que daban mayor libertad a los labriegos; y por el crecimiento de las ciudades, regidas por fueros que les concedían privilegios y limitaban el poder de las oligarquías señoriales.
Simultáneamente se produjo una orientalización. Alfonso se proclamó monarca de las dos religiones, luego incluyó a los judíos, y acuñó monedas en letras árabes. Ello no significaba que muslimes y judíos estuvieran en pie de igualdad con los cristianos o que el poder los representase, sino más bien una protección frente a abusos, ya que judíos y moros ayudaban a llenar las arcas regias. La tolerancia respondía también a la dificultad de repoblar las tierras ganadas, y a la permanencia en ellas de numerosos islámicos. Hasta entonces, estos huían de los cristianos por no aceptar su dominio o por ser expulsados, lo que siguió ocurriendo, pero en menor medida. Contribuyó a la orientalización la afluencia de una masa de arabizados cristianos y judíos fugitivos del rigor almorávide. Los judíos habían disfrutado de una inicial tolerancia en Al Ándalus, por haber cooperado con la invasión islámica, pero poco a poco pasaron a ser relegados incluso por debajo de los mozárabes. Se les odiaba por su habilidad en el manejo del dinero y por prácticas usurarias condenadas por las otras dos religiones. Algunos adquirieron influencia, y en 1066 los musulmanes granadinos, disgustados por la promoción de hebreos a cargos de poder, asesinaron a miles de ellos, que no ostentaban cargo alguno.
La coexistencia en las nuevas tierras conquistadas aumentó la orientalización, con efectos como la expansión del esclavismo en la sociedad cristiana; pero el proceso fue contrarrestado por una aversión mutua todavía más intensa que antes, conforme en Al Ándalus cundía el integrismo almorávide y en España el espíritu papal de cruzada, así como el ejemplo de la mentalidad de exterminio con que acudían caballeros y tropas transpirenaicas.