Un fruto característico de estos decenios de reeducación feminista ha sido una variedad de fenómenos sociales resumibles en la pérdida de respeto del hombre hacia la mujer. Ello constituye uno de los temas cruciales, si no el crucial, del Informe Hite: “El trato indiferente que el hombre da a la mujer en las relaciones entre solteros parece que se está volviendo cada vez más hostil y antagónico. La bárbara descortesía de muchos hombres (…) parece que representa un inmenso incremento sobre los últimos años. En ocasiones la grosería constituye una flagrante exhibición de poder y desprecio masculinos. (…) En el mundo de las relaciones fluctuantes, sin compromiso, son comportamientos tipo el que el hombre se vaya inmediatamente después de copular, que no llame o que lo haga cuando le dé la gana (…) (p, 322)
“Las relaciones de muchas mujeres son desgraciadas, incluso degradantes, aun cuando ninguna quiera confesarlo, y muchos hombres tratan a la mujer con condescendencia, de una manera tan casual que en cualquier momento podrían dejar a una mujer y declararse a otra” (p. 331)
“Las mujeres han de vivir con hombres que se han acostumbrado a las imágenes del hombre Marlboro, el solitario idealizado (…) que no quieren comprometerse y que creen en la libertad, la libertad en sus relaciones con las mujeres” (. 329)
Y así sucesivamente. De creer a otra feminista y abanderada de la “revolución sexual”, Germaine Greer, para los británicos “las mujeres son de alguna forma escupideras andantes”, en lo que se aproximan a los useños que, según Kathy Archer, “tratan a las mujeres como retretes”; en cuanto a Australia, allí “el culto a la masculinidad es tan fuerte, tan implacable” que el interés por las mujeres no existe, siendo la australiana “una sociedad homosexual”.
Hite propone dos explicaciones al deterioro de la actitud masculina: “Muchos hombres parecen haber dado un salto mental desde la actitud de los años 50 en que las mujeres que no representaban el papel de madre/María eran chicas malas , a la actitud de la post revolución sexual de que, como hoy la mayoría de las mujeres tienen tratos sexuales antes del matrimonio y además trabajan fuera de casa, la mayoría de las mujeres son chicas malas que se merecen ser tratadas sin miramientos o como a uno le dé la gana”. Explicación algo caricaturesca que para Hite no contradice esta otra: “La masculinidad ha sufrido un enorme cambio desde la II Guerra Mundial, se ha endurecido. ¿Es posible que el psique masculino colectivo (sic, en la traducción, muy mala en general) en América se sienta, de algún modo, incómodo con la guerra al haber aprendido que está bien matar, y combatir su culpabilidad glorificándola? (p. 339)
A los feministas no se les pasa por la cabeza que su ideología tenga que ver con tales fenómenos. O con el simétrico de la chabacanería en la conducta femenina, también en
alza impetuosa en las últimas décadas, entendiendo por chabacanería una mezcla de exhibicionismo sexual e imitación de los modelos, el modo de hablar y de sentir de los hombres –y en particular de los hombres más brutos--. Pero no solo tales tendencias se muestran acentuadamente en el ámbito anglosajón, donde más martilleante ha sido la propaganda feminista, sino entre la juventud de muchos otros países, la cual ha sido sometida a una tenaz “educación” y reeducación sexual desde la escuela.
Hite, Greer y otras exageran sin tasa, pero traslucen la inversión de valores de estos tiempos, plasmada en la masificación de actitudes y gustos antaño marginales, vinculados al “macarra” y a la “puta”, “sexo, drogas y rocanrol”, mínimo esfuerzo de autocontención, proyección de la culpa personal sobre “la sociedad”, etc. Un mensaje ideológico bien determinable.
-----------------------------------------
****Zapo puede aguantar hasta 2012. Es un cretino, cierto, pero un cretino iluminado, con malas artes y con una oposición a su nivel. Rajoy nunca ganará las elecciones, en todo caso puede perderlas Zapo. Y también puede que no. A no olvidar, asimismo: la profunda degradación moral y política de la mayoría de los españoles, después de tantos años sometidos a la "cultura" de la trola, el choriceo y el puterío.
****El PP exige a Pumpido que dé la cara por sus mentiras Será para acariciársela, porque las mentiras del PP no son menores. La chusma política se entiende.