FABRICIO.- Venga ese ariete, Mauricio, que tendré sumo gusto en hacerlo astillas.
MAURICIO.- Ja, ja, pues nos es chulo el tartaja... Sobre tu argucia de que "no puedes ahorrar la carne o la leche de hoy para consumirla dentro de cinco años, por ejemplo", dice manuelp: "A mí me lo pueden decir, que en 1976, en el campamento militar, comía carne de Uruguay sacada del frigorífico con un sello que ponía fecha de producción 1947".
FABRICIO.- ¿Y eso te parece un argumento, Mauricio? ¿Dónde esta esa poderosa capacidad de raciocinio que todos te concedemos y que te impide echar un polvo? Si dejas de comer carne ahora y la comes treinta años después, supuesto que sobrevivas, lo que haces no es ahorrar en 1947, puesto que la has pagado a tus proveedores, y en cambio en 1976 estás impidiendo que otros proveedores te suministren una carne seguramente en mucho mejor estado. El ahorro lo haces en 1976, y contra tu propio interés.
MAURICIO.- Bueno, eso lo dice seguramente por lo que tú decías de ahorrar el consumo de hoy...
FABRICIO.- Eso lo dice Mises, y muy mal dicho.
MAURICIO.- Dejémonos de detalles escabrosos, y atiende ahora: "Cuando la gente desea iniciar procesos productivos de más dilatado período de producción, tiene forzosamente que comenzar por acumular mediante el ahorro los bienes de consumo precisos para satisfacer durante el período de espera todas aquellas necesidades que considera más importantes que el incremento de bienestar que considera más importantes que el incremento de bienestar que confían en obtener de ese proceso que requiere un mayor consumo de tiempo..."
FABRICIO.- Parece un trabalenguas, pero si mal no lo entiendo quiere decir lo mismo que antes: para dedicarte a empresas de largo alcance tiene que acumular cosas de consumo más urgente, porque si no, antes de concluir la gran empresa puedes morirte de hambre. Por ejemplo, los que preparaban un largo viaje a las islas de las especias tenían que acumular en el barco gran cantidad de víveres. Pero acumular no es lo mismo que ahorrar, yo diría que es lo contrario: tienes que hacer un esfuerzo y un gasto mucho mayores que el consumo habitual, para distribuirlo en un largo período, ¿no te parece? Es concentrar en poco tiempo el gasto que normalmente harías en más tiempo.
SULPICIO.- No juegas limpio, Fabricio, has interrumpido a Mauricio, déjale que siga.
MAURICIO.- Sigo: "La acumulación del capital se inicia al almacenar bienes de consumo destinados a ulterior empleo. Cuando tales excedentes simplemente se acumulan, guardándose para posterior consumo, constituyen tan solo meras riquezas o, más exactamente, reservas para épocas de carestía o situaciones de emergencia, quedan fuera del mundo de la producción. Se integran –en sentido económico, no en sentido físico– en la actividad productiva solo cuando son aprovechados por los trabajadores dedicados a esos procesos que exigen un mayor lapso temporal. Así gastados, físicamente, son riquezas consumidas. Desde un punto de vista económico, sin embargo, no puede decirse que hayan desaparecido. Se han transformado, primero, en los productos intermedios del proceso que exige un período productivo más dilatado y, luego, en los bienes de consumo que son el fruto final del proceso en cuestión" ¡Chúpate esa!
FABRICIO.- En un sentido económico, Mauricio, los bienes de consumo acumulados para posterior uso son bienes de inversión lo mismo que los empleados para construir un galeón. Son inversión en el ser humano y se han transformado en él mismo y su capacidad productiva. Ya te he dicho que, económicamente, el ser humano es como una máquina: su consumo es en último extremo un consumo de energía, es decir, una inversión, ya que esa energía se utiliza para transformaciones diversas. Sin esa inversión básica no funcionaría ninguna otra. Ya sabes el lema de la Hansa: Navigare necesse est, vivere non est necesse. Es un gran lema, pero en el fondo inaplicable. Como dijo Stalin, el hombre es el capital más preciado.
MAURICIO.- ¡Gran economista Stalin, tío!
FELICIO.- ¿Pero vas a desmentir tú, un pobre aun si meritorio pastor, a alguien como Von Mises? ¡Has perdido la chaveta!
FABRICIO.- Ten en cuenta, honrado Felicio, que no somos unos pastores cualesquiera, somos pastores de Porriño, y eso marca una diferencia... Sigo: piensa en Robinson Crusoe. Quizá, movido por el hambre del primer momento, intente cazar pájaros a pedradas. Pero pronto se dará cuenta de que más le vale hacerse con un arco, o bien preparar trampas. Tú puedes decir: el tiempo que dedica a preparar esos bienes de capital tiene que detraerlo del tiempo y esfuerzo que dedique a comer. Pero no es verdad. Pongamos que, tras un largo esfuerzo, mata seis pajarillos a pedradas y se los come. Tiene todavía tiempo para construirse un arco o unas trampas o un arco. No puede pasarse el día comiendo pájaros, por muchos que cace. Con esto de la inversión pasa lo mismo: es preciso consumir la producción, sea como inversión inmediata para satisfacer el hambre sea como bienes de capital para satisfacer las necesidades con menos esfuerzo. Y es lo que realmente ocurre. En la sociedad, lo que hace Robinson él solo, lo hacen gentes muy diversas. Aquí, en nuestro Porriño, por ejemplo, nosotros dedicamos nuestro tiempo y esfuerzo a los animales, para conseguir carne, leche y lana, y otros se dedican a fabricar ordeñadoras mecánicas, medicinas para el ganado y todo eso. Ellos tienen que comprarnos lo nuestro y ellos lo suyo. ¿Dónde está el ahorro? Si nosotros ahorrásemos, ellos nos venderían menos trastos, y si ellos ahorran, nos comprarían menos leche y demás.
SULPICIO.- Pero vamos a ver, majadero, ¿cómo explicas que tanta gente, en lugar de gastar todo lo que gana, deje algo y lo meta en el banco o en una cuenta de ahorros? ¿Qué significa eso?
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En Época
¿Y SI LOS ROJOS HUBIERAN GANADO?
Los futuribles a plazo largo o medio carecen de sentido, porque el tiempo crea factores nuevos que hacen impredecibles los procesos históricos. Pero sí cabe hacer especulaciones razonables a corto plazo, analizando los factores conocidos. Mucha gente me ha preguntado: "¿Qué habría pasado si hubiera ganado la guerra el Frente Popular?". Imposible saberlo; pero a plazo muy corto sí pueden considerarse varias grandes probabilidades.
Conocemos algunas claves del Frente Popular: una de sus políticas principales consistió en erradicar la religión y la cultura cristiana. Sus partidos componentes se libraron, ya antes de la guerra civil, a la destrucción de iglesias, bibliotecas y centros de enseñanza católicos, y prohibieron por ley la enseñanza religiosa. Cuando las izquierdas emprendieron la guerra civil en 1934, ampliaron esa política a la matanza directa de clérigos, asesinando a decenas de ellos. Al imponerse el Frente Popular tras las elecciones no democráticas de febrero del 36, muchas iglesias más fueron pasto de las llamas, y el clero hostigado. Y al reanudarse la guerra civil en julio de 1936, esa política se hizo sistemática: muchos miles de clérigos y católicos fueron asesinados, destruidas iglesias y monasterios, destrozadas las cruces y lápidas de los cementerios, etc. Se pretendía erradicar hasta el recuerdo del catolicismo en España. Está claro que si el FP hubiera ganado la guerra, habría llevado hasta el fin ese designio.
Pero el plan anticristiano era casi el único punto en que estaban de acuerdo los partidos del FP; menos el PNV, y aun este solo a medias, pues no le importaba que la religión fuese arrasada en el resto de España, siempre que se libraran las Vascongadas. Pero, aparte de ese plan, el Frente Popular integraba a fuerzas heterogéneas: tres grupos totalitarios dominantes el stalinista PCE, el marxista radical PSOE y los anarquistas; más, en segundo plano, los republicanos de izquierda, los nacionalistas catalanes de la Esquerra –todos golpistas– y el ultrarracista PNV (formalmente, los anarquistas, los peneuvistas y la Esquerra no estaban en el Frente Popular, pero sí a efectos prácticos). Pues bien, las divergencias generaban un odio tal que ocasionó asesinatos, torturas y persecuciones entre ellos, y hasta dos pequeñas guerras civiles: la de mayo de 1937 y la de marzo de 1939. Si llegaron a ese extremo pese al temor común a los nacionales, es lógico pensar que, de haber ganado la guerra, se habrían enzarzado en una nueva y más amplia guerra civil entre sí. Solo habría podido evitarlo un Partido Comunista que dominase el FP a través del ejército y la policía, de tal modo que aplastase de raíz y desde el principio toda resistencia de sus socios. El dominio comunista había avanzado mucho durante la guerra.
También habría sido muy difícil evitar la disgregación del país. Pues otro rasgo del Frente Popular fueron unas enormes tensiones separatistas. Los separatistas catalanes y vascos intrigaron, a espaldas de sus socios, tanto con los fascistas italianos y los nazis, como con Inglaterra y Francia, a las que ofrecían segregar de España la zona al norte del Ebro, convirtiéndola en una especie de protectorado de aquellas dos potencias. Y los stalinistas y otros amparaban lo que llamaban "derecho de autodeterminación".
Más difícil resulta saber qué pasaría en relación con la guerra mundial, salvo que España sería arrastrada a ella. Hacia el final de la guerra española, Hitler y Stalin empezaron los tratos que les llevarían a pactar. Es fácil saber qué habrían hecho los comunistas españoles, convertidos ya en el partido hegemónico del FP: lo mismo que los comunistas franceses, es decir, colaborar con la invasión nazi. Pero ¿habrían llegado Hitler y Stalin a ese pacto si el Frente Popular hubiera ganado la guerra de España? Vale la pena pensar sobre esto.
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****Para masacrar sin piedad desde el aire a cientos de miles de niños, mujeres y ancianos –pocos soldados perecieron allí– y utilizando medios de extraordinaria crueldad, que convertían en antorchas a las personas, o con bombas de explosión retardada para que hiciesen su efecto durante las tareas de socorro, etc., se necesita una frialdad y una crueldad notables. Franco nunca lo hizo, salvo un breve período en Madrid, causando algo más de 300 muertos en dos semanas, y ordenó explícitamente no hacerlo más, aunque alemanes e italianos le desobedecieron en tres o cuatro ocasiones. Los rojos sí se jactaban de sus bombardeos sobre la población civil, que de todas formas fueron muy poca cosa, en cantidad y en calidad, comparados con los de la guerra mundial. Los fusilamientos de postguerra fueron hechos con acusación y juicio a personas determinadas, no matanzas sin discriminación. Los juicios tenía menos garantías que los actuales, desde luego, pero muchos más que los juicios "populares". Y a pesar de que cayeron muchos inocentes, por el espíritu del momento, fueron fusilados también innumerables asesinos culpables de actos muy sádicos. No, Franco resiste muy bien, en cuanto a crueldad, la comparación con Churchill o Roosevelt, se justifiquen estos como se justifiquen. Son los historiadores de tres al cuarto, tan abundantes hoy, quienes se atreven a describir la crueldad como un rasgo especial de Franco.
Pensamiento zote:
**** Pero si Moa y los moabitas estáis a favor de fusilar a las personas por sus ideas, tened el valor y la decencia intelectual de decirlo y dejaros de hipocresías.