Como indiqué en otra ocasión, cuando las publicaciones afectas al PSOE mencionan mi nombre añaden la graciosa coletilla “ex terrorista”. Se trata sin duda de una consigna. Sorprendentemente, no la emplean en plan laudatorio, sino con intención evidente de desacreditarme. No la usan, por ejemplo, con Mario Onaindía o los etarras polis-milis que se integraron en el PSOE. Tampoco en relación con los jefes de su propio partido. ¿Es Zapo, pongamos por caso, ex terrorista? La pregunta parecerá a los bobos habituales una boutade o una provocación, pero tiene tan poco de boutade como preguntarse por la relación de Prieto con el asesinato de Calvo Sotelo: relación obvia y que sin embargo a nadie se le había ocurrido.
El PSOE tiene un extraordinario historial de terrorismo. No solo Pablo Iglesias justificó el atentado contra Maura y su partido colaboró políticamente con el anarquismo pistoleril, sino que practicó por su cuenta las artes del terror, por ejemplo en la intentona revolucionaria del 17, cuando causó numerosos muertos saboteando un tren en Bilbao. Luego, bajo la república, los socialistas perpetraron numerosos atentados en 1933 y 1934, muchos más que los escasos de la Falange; y volvieron a la labor, con mayor saña, tras las elecciones de 1936, cuando se sentían respaldados por el gobierno (lo estaban). La racha culminó con el secuestro y asesinato de Calvo Sotelo por policías y milicianos afectos a Prieto, una auténtica declaración de guerra. A continuación, durante la contienda, el terror socialista tomó la forma de las chekas y el SIM, en alianza con comunistas, anarquistas y otros. Acompañado, siempre, de una prodigiosa corrupción.
Puesto que el PSOE no se opuso prácticamente al franquismo, tampoco cultivó entonces a los atentados, pero Zapo ha subrayado en su último congreso: “Siempre nos hemos reunido bajo las mismas siglas, siempre bajo los mismos valores, siempre con la misma voluntad”. Ciertamente. En la democracia, a poco de llegar de nuevo al gobierno, su partido no tardó en practicar el terrorismo desde el estado (en general, los socialistas han procurado actuar con pocos riesgos, apoyándose en el poder) mientras, por otra parte, insistía en la “solución política”, tan extraordinariamente beneficiosa para la ETA. Y la política de Zapo, a partir de la matanza del 11-M, incluso antes, ha consistido en la colaboración con la ETA (grupo también socialista, no debe olvidarse) para demoler la constitución y la democracia construida a partir del franquismo.
Existe una evidente continuidad en todo ello, como muy bien señaló el jefe del gobierno. Tendemos a considerar terrorista solo a quien aprieta el gatillo, pero no lo es menos el cargo alto y medio del partido que dirige y organiza a los pistoleros. Y también el político que colabora activamente con ellos, ¿o no son organizaciones terroristas Herri Batasuna y quienes la han vuelto a legalizar con otros nombres? En ese sentido podemos contestar a la pregunta del principio: ¿es Zapo ex terrorista? ¿Lo es su gobierno? Pues parece que no.
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¿Cuestión de dinero?
"faq11m dijo el día 4 de Agosto de 2008 a las 10:10:
El motor que necesitamos es el dinero. Así de claro y así de duro. Con dinero podríamos pagar a individuos muy capacitados para que trabajaran con dedicación exclusiva en defensa de unos valores. Sólo con 12 personas a jornada completa con su buen salario y con SS, los resultados serían espectaculares, se lo aseguro.
Una minoría organizada tiene la capacidad de controlar a grandes masas desorganizadas.
Usted quiere montar un movimiento sin dinero, aprovechando los ratos de ocio de los simpatizantes y la pequeña disponibilidad de gente no profesional.
Tal movimiento fracasará. Si dispusiéramos de 600.000 euros anuales la cosa sería muy distinta.
Aunque suene duro, don Pío, consigamos financiación y luego construyamos. Si lo hacemos al revés acabaremos decepcionados y con una úlcera de estómago".
El dinero es necesario, claro, pero si fuera la cuestión decisiva estaríamos en desventaja con quienes tienen más, por lo que fracasaríamos y encima habríamos perdido grandes sumas. Existen organizaciones fuertes y acaudaladas que no siempre tienen éxito, y organizaciones difusas y pobres que influyen en la opinión pública y no siempre se van a pique.
Ciudadanos por la Constitución no fracasó por falta de dinero, sino porque el número de los dispuestos a trabajar resultó escasísimo, y los más activos tendían a dar por "superada" la constitución. La falta de ideas claras, objetivos y métodos nunca es subsanada por la abundancia de medios.
Existe un ambiente social de creciente inquietud y descontento, pero confuso, descoordinado y sin liderazgo político. Los líderes que parecían suscitar alguna esperanza han resultado de mantequilla. Cabe esperar que la situación mejore, y mientras tanto no cerremos los ojos ni la boca.
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Los baloncestistas españoles han hecho un gesto de simpatía hacia los chinos, y la prensa inglesa lo ha interpretado como racismo. Está claro, esos bergantes periodistas creen que los ojos rasgados de los chinos son un signo de inferioridad, al que, hipócritamente, no debe hacerse alusión. El racismo de los ingleses siempre ha sido mucho más fuerte que el de los españoles, y aquí ha vuelto a quedar en evidencia.