¿Cómo se llegó a lo que se ha llegado en las Vascongadas? En gran parte por el silencio cómplice o acobardado de quienes debían oponerse, empezando por los gobiernos sucesivos. Esa actitud duró demasiados años, el terreno perdido es muy grande y recuperarlo requiere de los demócratas un gran esfuerzo y una habilidad que no siempre les acompaña.
El éxito del “modelo abertzale”, anima cada vez más a esa “izquierda volátil” que sirve al gobierno para hacer el trabajo sucio, aparte del que le hacen otras terminales y la manipulación de los medios de masas. Manifestaciones de ello son, entre tantos, el chantaje permanente para silenciar a Jiménez Losantos o a Alcaraz, a César Vidal y últimamente a mí. La sociedad debe ser consciente de que no se juegan ahí intereses personales, sino las libertades de todos, corroídas tenaz y sistemáticamente por los enterradores de Montesquieu, por los glorificadores de la checa, los disgregadores de España y los dinamitadores de la monarquía constitucional.
Es sintomático de la degradación de la política, de la involución democrática bajo el gobierno actual, que se amenace a una persona no ya por sus opiniones sino por decir la verdad, que a falta de poder rebatirle se le intente meter en la cárcel o se incite a su asesinato, como ha ocurrido varias veces en mi caso, que se lancen campañas de corte chequista contra ella y se intente utilizar la ley, manipulándola, contra la justicia y la libertad, que el ciudadano apenas pueda confiar en una judicatura politizada. Tales hechos definen a esas mafias empeñadas en romper con la historia real y enlazar con las convulsiones del Frente Popular, del cual se declaran herederas, muy justamente.
Los liberticidas esperan que sus fechorías pasen en silencio y que las víctimas más directas se sientan desasistidas y así “escarmienten” los demás. Cuando quienes tienen el deber de oponerse obedecen a las mafias y callan, no permanecen equidistantes o centristas, se convierten en cómplices del desmán.
Por lo que me toca directamente, expreso mi más profundo agradecimiento a las muchas personas que me han testimoniado su solidaridad y que están levantando su voz y haciéndose oír en protesta por estos atropellos de los totalitarios.
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YA ESTÁ LA CUENTA PARA RECAUDAR FONDOS A FIN DE INSERTAR EN LA PRENSA EL MANIFIESTO. LA CUENTA, EN EL BANCO DE SANTANDER, ES: 0049 5104 15 2516056920 Como veis, es otra que la puesta ayer por error (lo recaudado en ella se pasa a la nueva).
IMPORTANTE: AL HACER EL INGRESO INDICAR QUE ES PARA "MANIFIESTO VERDAD HISTÓRICA".
Si además de firmar el Manifiesto (cerca de 5,000 firmas ya), colaboras económicamente (necesitamos en torno a 20.000 euros), lo copias y difundes en tu entorno, también si lo discutes o formas algún círculo para darle mayor difusión, estarás haciendo algo muy importante: expresarte y ejercitar tu libertad, único modo de defenderla. Los liberticidas cuentan con tu pasividad. No les hagas el juego.
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QUIEN AGUANTA GANA
Repetía Camilo José Cela que en España quien aguanta gana. Como casi todo lo suyo, la frase es triste y más aún porque a menudo es cierta. Es el caso de las víctimas del terrorismo. La del sábado pasado fue su séptima gran manifestación, y eso exige una perseverancia admirable. Nuestra sociedad consumista reclama noticias y eventos novedosos, de usar y tirar, por lo que mantener un clamor ciudadano constante es muy complicado.
El PSOE ha objetado que no había motivos esta vez para otra manifestación. José Blanco la llamó insensata y absurda. Uno querría más respeto para Ortega Lara y la familia de Miguel Ángel Blanco y para todas las víctimas, pero con independencia del talante de cada cual, el caso es que motivos hay. El Gobierno se niega a revocar la resolución del Congreso a favor de la negociación, con lo cual deja al Estado en esa posición humillante de la mano flácida y tendida hacia quien no te la quiere estrechar. Tampoco muestra el Fiscal General fervientes deseos de ilegalizar al PCTV y a ANV, brazos políticos de ETA.
La manifestación puso en evidencia el doble fracaso de Zapatero. El presidente se empeñó en un proceso de paz según el método de ponerse en medio, entre las víctimas y los asesinos. Como era de esperar, con los asesinos fracasó pronto, en la T-4 de Barajas. Y ha fracasado con las víctimas, que no se han sentido nunca amparadas por él. Con frecuencia la equidistancia es el punto que más dista de la equidad, sobre todo si se pretende entre inocentes y culpables.
El sábado también se puso de manifiesto cierto doble juego del PP. Tienen razón los socialistas al denunciarlo. Las apariencias (tan importantes en política) indican que la oposición no ha estado como una piña con las víctimas. Esos problemas de agenda de Rajoy y Gallardón fueron mezquinos. Rosa Díez, por ejemplo, no los tuvo y fue.
Pero más importante que las posturas malabares de algunos políticos es el nítido aviso que se daba a ETA. A estas alturas la banda tiene que haberse percatado de que por mucho que cualquier Gobierno esté dispuesto a sentarse con ellos, hay un movimiento cívico que, con una perseverancia imparable, defenderá el Estado de Derecho, el cumplimiento íntegro de las condenas y la memoria y la dignidad.
Por último, moralmente sabíamos que el que sufre un mal es más fuerte que quien lo perpetra, aunque a veces no se vea claro. Las siete manifestaciones convocadas por la AVT han venido a demostrarlo. Contra la hostilidad de demasiados y la tibieza de algunos, frente al aburrimiento, a pesar del frío o del calor, pidiendo justicia y firmeza, jamás venganza, las víctimas lo aguantan todo. Por eso ganarán. Lo merecen.
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Iniciativas.
El otro día me acerqué a las obras de enterramiento de la M-30 por debajo del Palacio Real y frente a la Casa de Campo. Da la impresión de que quedará un paisaje urbano espléndido. Es cierto que el Ayuntamiento quedará endeudado para mucho tiempo, pero creo que habrá valido la pena, aparte de que la inversión en belleza urbana es muy rentable. A Pericles le hicieron duras críticas por sus dispendios en hermosear la ciudad, y lo cierto es que Atenas sigue viviendo hoy de aquellas inversiones: muy pocos visitarían hoy esa ciudad y dejarían en ella sus divisas para conocer su poco agraciada parte moderna. Si no fuera por su política nefasta, votaría a Gallardón.