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Presente y pasado

El problema es el PP

Recordaba el otro día Stanley Payne el historial negro, realmente negrísimo, del PSOE, sus asaltos armados al poder, su terrorismo y connivencia con el terrorismo, las checas, etc. A lo que habría que añadir una corrupción sin igual en ningún otro partido español del siglo XX, y ya es decir. Pues bien, que Zapo y su cuadrilla estén liquidando la Constitución de forma delictiva, aliándose con los separatistas y en negocios con la ETA, enredándose con las tiranías tercermundistas etc., y que encima pretenda hacer creer que es el centro de la democracia, todos esos desmanes y desvergüenzas son solo lo normal, la estrategia de Monipodio, lo acorde con el historial socialista, vamos, lo que puede esperar cualquiera que conozca realmente la trayectoria de este partido y sus siniestros personajes. Cierto que pocos la conocen realmente, pero no porque no esté escrita, ampliamente escrita, gracias a las riñas entre ellos y al testimonio de numerosos socialistas conocedores del percal, de Besteiro para acá. Si los hechos no son conocidos con amplitud se debe a que, al revés que los comunistas, los fulanos de los "cien años de honradez" nunca han sido desenmascarados a fondo, gracias a que el PP ha preferido "pasar página", "mirar al futuro", ofrecer un "perfil bajo" y seguir las iniciativas sociatas, atenuándolas un poco, para posar de "centrista" y que no le llamen "facha", insulto ante el cual se mete bajo la cama. Uno de los grandes éxitos propagandísticos de Monipodio ha sido definir a ese pobre PP como extrema derecha, obligándole una y otra vez a aceptar lo inaceptable para no pasar por tal.
Que el PSOE actúe así es lo lógico. Lo anormal es que la oposición obre como lo viene haciendo. No dudo de que con ello representa a un sector de la opinión pública absolutamente resuelta a aceptar cualquier cosa si su plato de lentejas queda a salvo. Pero a otro sector de la opinión no lo representa, sino que lo engaña pura y simplemente, haciéndole creer que defiende lo que en realidad no defiende y creando con ello una peligrosa anormalidad democrática. Y en función de una supuesta conveniencia de la unidad de la derecha queda neutralizada, una y otra vez, cualquier oposición real. En fin, ahí tenemos a quienes insistían en que "la prioridad era echar a Zapo", y a ella debía supeditarse cualquier crítica.
Tal vez la sociedad esté tan echada a perder después de tantos años de mentira sistemática sobre su realidad e historia, que solo queden esos grupos patéticos que no se sabe si quieren volver al franquismo o crear un estado teocrático, o más propiamente clerocrático.
Un síntoma esperanzador ha sido la iniciativa ciudadana que estos años ha movilizado a cientos de miles de personas en las calles, iniciativa explotada –con renuencia– por el PP de Rajoy. Movimiento, empero, inorganizado y sin objetivos claros. Habría que trazar un programa de regeneración democrática con unos puntos precisos, con una denuncia precisa de la situación, y desde él tratar de ganar a la opinión pública. Se observa mucha inquietud y mucha gente que da vueltas de acá para allá, deseosa de hacer algo pero dispersa y sin efectividad práctica. Mientras así continúe la situación, Zapo Chikilicuatre y los suyos tendrán la sartén por el mango.
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El PP recuerda a Zapatero que las víctimas fueron "las grandes olvidadas" de su gobierno
Pues no, señores, Zapo no se ha olvidado un momento de las víctimas directas (¿o es que el conjunto de la sociedad no es víctima a su vez de los terroristas y de la connivencia del gobierno con ellos?). Zapo no ha cesado de hostigarlas, dividirlas e intentar silenciarlas. Quien se ha olvidado de esas víctimas, quien solo ocasionalmente las ha defendido y aun así con "bajo perfil", ha sido, ¡precisamente! el PP.

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¿Una sociedad asesina?
Cultura de la vida
Ramón Pí
Conoze.com

La semana pasada ocurrió algo importante en EEUU: la Cámara de Representantes aprobó, por holgada mayoría, la prohibición del llamado aborto por nacimiento parcial, modalidad de aborto de segundo y, sobre todo, de tercer trimestre, que consiste en dilatar el cuello del útero de la madre, manipular al feto para que nazca de pie y, cuando sólo queda la cabeza por salir al exterior, hundirle un punzón en la nuca, e introducir en el agujero una cánula conectada a una aspiradora que le succiona el cerebro. El Senado ya había aprobado la prohibición de esta práctica salvaje, aunque con expresión de su apoyo a la sentencia del Tribunal Supremo en el caso Roe vs. Wade, que en 1973 declaró constitucional cualquier tipo de aborto en cualquier circunstancia.

Ahora se reunirá una comisión para armonizar los términos en que la prohibición del aborto por nacimiento parcial se ha llevado a cabo en cada una de las dos Cámaras. Los patrocinadores de la nueva ley confían en que se suprima esta manifestación senatorial de apoyo a la sentencia de 1973. El presidente Bush ya ha anunciado que, una vez la ley lista, la firmará. Este anuncio tiene sentido, porque en la segunda legislatura de Clinton también Senado y Cámara de Representantes aprobaron la prohibición, pero el presidente dijo que ejercería su prerrogativa de veto si las dos Cámaras no la aprobaban por dos tercios de votos favorables. La Cámara Baja lo logró, pero en el Senado faltaron tres votos para los dos tercios, y Clinton, efectivamente, la vetó.

La cuestión del aborto provocado nunca ha sido pacífica en EEUU. Desde la célebre sentencia mencionada, el debate ha sido siempre, día tras día, vivo, activo, apasionado. Los pro-life y los pro-choice han protagonizado un enfrentamiento permanente. Hace pocos años la tensión alcanzó las cotas más altas cuando se tuvo conocimiento público de que algunos médicos practicaban el aborto por nacimiento parcial. El escándalo fue enorme, y el médico acusado se defendió diciendo que no comprendía por qué tanto ruido si llevaba años haciendo lo mismo y si, al fin y al cabo, no hay diferencia conceptual entre unos abortos y otros. El médico tenía razón, pero el conocimiento de un método tan brutalmente agresivo para la sensibilidad común, en una época en que todo se mueve por estímulos sentimentales, no hizo sino aumentar el escándalo y el espanto colectivo que sacudió a los americanos, que se preguntaban qué clase de sociedad homicida estaban construyendo.

Cuando la ley prohibitiva de esta modalidad de aborto entre en vigor será cuando, de verdad, empiece la batalla por la vida en EE UU. Las organizaciones abortistas saben que, en efecto, no hay diferencia conceptual entre los abortos, y que unas formas más carniceras que otras no son sino cuestiones periféricas, que no van al núcleo de la cuestión. Por eso ya han anunciado toda clase de recursos y de iniciativas legales para neutralizar la nueva ley, con la que Bush quiere "construir una cultura de la vida en América".

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