PATRICIO. Pero dejemos, ¡oh Mauricio! Esas disquisiciones sobre sexo y razón, que ya resultan enojosas y tiempo habrá de volver sobre ellas, si los dioses nos lo permiten.
FELICIO.- No te falta razón, amigo Patricio. Tanto más cuanto que quería hablaros de un descubrimiento científico que he hecho hace poco… Pero no sé si hacerlo, tan deprimente resulta para el sentimiento acientífico que generalmente nos domina…
MAURICIO.- Somos todos hombres curtidos y bregados, buen Felicio, lo sabes bien, desde que, estando todos en la cárcel por motivos variopintos que no hace falta explicarte, decidimos que, según saliéramos, recompondríamos un círculo de amistad y enjundiosos y elevados diálogos, dedicándonos al pastoreo en este feraz y por todos motivos privilegiadísimo pueblo de Porriño. Puedes hablar, pues, sin temor.
FELICIO.- Bien, muchachos, vosotros veréis…He llegado a la conclusión, no muy estimulante, de que el hombre no es, hablando científicamente y en fin de cuentas, otra cosa que un amasijo de átomos. El hombre, e incluso la mujer.
PATRICIO.- ¡Caramba Felicio! Es una conclusión por así decir de gran densidad. Pero un poco antigua, y no quiero con mi observación quitarte el menor mérito. Incluso la Biblia lo dice a su modo: barro somos. O polvo, en fin.
FELICIO.- No te llevaré la contraria, ¡oh Patricio!, sin duda aciertas, como casi siempre. Pero reflexiona sobre las consecuencias de tal hecho, en las que pocas veces, si alguna, suele repararse. Consecuencias que nos presentan la historia, la moral, la vida en suma, de modo harto diferente de aquel al que estamos habituados. ¿Qué es la vida, qué es la persona sino una continua composición y descomposición de átomos? En último extremo un ser humano no difiere de un pedrusco, y me atrevo a aventurar que Stalin fue muy consciente de ello. Mató a mucha gente, se le acusa, pero ¿qué hizo, en suma, sino acelerar un proceso de todas formas ineludible, que también acabaría con él? Científicamente, la cosa no tiene mayor alcance.
MAURICIO.- Pero, Felicio, estoy seguro de que casi nadie siente ganas de que le aceleren el proceso, como elegantemente has denominado la cosa. A ti mismo, ¿acaso te gustaría que un Stalin, o simplemente un hampón, pretendiera desordenar de cualquier manera tus átomos? Apuesto a que protestarías, e incluso tomarías medidas más enérgicas, como huir.
FELICIO.- Apuesta ganada de antemano, amigo mío, lo confieso. Pero que lo confiese abiertamente no impide que me percate de que mi actitud en ese extremo resulta ajena a la ciencia. Es más, debes admitir que ni siquiera es una actitud racional, tú que tanto presumes de rendir un culto a la diosa Razón tan extremado que no piensas echar un polvo mientras no aclares racionalmente no sé qué… ¿Somos acaso dueños de los átomos que nos componen? Reconoce que no, que ellos se comportan como les da la gana. Sin pedirnos permiso nos han compuesto, y sin la menor preocupación por nuestros sentimientos nos descompondrán un día, quieran las musas que tarde en llegar. Así pues, en definitiva, difiere mucho el que un hombre se muera o lo maten de que una piedra se rompa en pedazos?
APARICIO.- ¡Ah, eso me recuerda a la canción de nuestro gran amigo Jallidakis, séale la tierra leve! I petra: “La piedra es la muerte, la piedra es mi vida…” (http://www.youtube.com/watch?v=mTCGMPa_uv8)
SIMPLICIO.- Así mirado, la verdad es que da mucho que pensar. Yo siempre estoy por la ciencia, siempre me pareció mucho más progresista...
FELICIO.- Observad, además, que no solo a los átomos les da por descomponernos cuando lo consideran oportuno, sin por eso descomponerse ellos, pues son casi eternos y ni sufren ni padecen. Es que antes, incluso, otros muchos factores acaban con nuestra salud. No solo lo que llamamos un asesino, o un accidente… Incluso algo tan miserable como un virus, o una bacteria, puede ocasionarnos la muerte, en medio de horrendos y prolongados dolores. De ahí yo deduzco que nuestras leyes deben progresar y aceptar los hechos, en otras palabras, legalizar lo que, con término emocional y acientífico llamamos asesinato: se condena al asesino, pero ¿acaso se condena a un virus o a un cáncer? Y sin embargo, ¿no resulta mucho más digna la acción mortífera de un hermano nuestro, de un semejante, que la de una despreciable peste, un microbio cualquiera? Aparte de que el microbio acaba contigo porque sí, por las buenas, sin ninguna intención particular, mientras que el asesino opera a un nivel mucho más elevado, con intenciones humanas, con proyecto, con una ilusión o ideal, por quedarse con tu dinero, pongamos por caso. Eso está a un nivel intelectual y moral muy superior al de un virus o… o al de unos elefantes en estampida que te aplastaran bajo sus pesadas patas. Creo que junto a la ciencia debe prevalecer esta diferenciación moral, y la ley debe adaptarse, tal como lo ha hecho ya en relación con el aborto. O somos científicos o volvemos al mundo de la magia y la superstición.
PATRICIO.- Yo creo, Felicio, que, siendo solo media mañana, ya has empinado el codo en demasía…
FELICIO.- ¿Crees? No me extraña. Incapaz de rebatirme con hechos y razones de peso, has de refugiarte en la creencia, en la fe…
MAURICIO.- Una cosa me preocupa, Felicio: ¿por qué a los átomos les da por formar cuerpos en lugar de mantenerse dispersos por ahí, o en una acumulación gigantesca e informe? ¿Por qué no se sueltan de nuestros cuerpos para desperdigarse y mezclarse con el aire y la tierra, pongamos por caso? ¿Por qué, en definitiva, les ha dado por separarse del resto y unirse disciplinadamente entre sí, repartirse tareas, como si dijéramos, para formarnos? ¿Tienes respuesta a eso?
****Más de Manos Jallidakis: http://findesemana.libertaddigital.com/primer-cementerio-de-atenas-1276237521.html
****Zarrías exige al PP que pida disculpas a Rubalcaba ¿Quién es más golfo, el tal Zarrías o Ruba, el portavoz de la corrupción y del GAL, el colaborador con banda armada hasta el grado de chivato... En un país normal, todo su gobierno estaría en la cárcel. Barrionuevo, al lado de estos, era un político ejemplar. Pero entre politicastros se defienden: ahí está el futurista, sus cabareteras y cabareteros, protegiéndolos.
****El sindicato del crimen se vuelca contra Aznar en El País. Teme su vuelta a la política.
****Parece que lo de Stonehenge ha sido una enorme falsificación. Vivir para ver.